La Fura dels Baus se atreve con una ¨®pera de ciencia ficci¨®n
Carlus Padrissa estrena en Linz 'Terra Nova' inspirada en el g¨¦nero fant¨¢stico
Cuentan que la elipsis m¨¢s brillante de la historia del cine fue rodada por Stanley Kubrick. Qued¨® impregnada en los planos de 2001, una odisea del espacio. Un gorila lanza al cielo un hueso que acaba convirti¨¦ndose en una nave espacial. Girando sobre s¨ª mismo, dibuja sobre el aire un infinito salto mortal que nos traslada de la edad de piedra hacia el siglo XXI, con As¨ª habl¨® Zaratustra, de Richard Strauss, de fondo.
La historia de la Fura dels Baus tiene que ver con aquello. Sus or¨ªgenes fueron marcados por los elementos m¨¢s primitivos: agua, fuego, movimiento¡ El presente se encuentra atravesado por el amor a un g¨¦nero como la ¨®pera contempor¨¢nea, con aromas de ciencia ficci¨®n, donde no faltan naves espaciales.
Por eso, uno de sus fundadores, Carlus Padrissa dijo s¨ª a la nueva obra del alem¨¢n Moritz Eggert, Terra Nova, que se estrena el jueves en Linz (Austria). ¡°Est¨¢ claro que empezamos con los instintos, como el hom¨ªnido al levantar un hueso y al golpear al suelo descubre un nuevo poder. Nosotros, en cierto modo, hicimos lo mismo, golpeamos y destruimos la cuarta pared, la que separa la vida de los personajes ficticios, con el espectador¡±, asegura Padrissa.
Aquello les dio la llave para crear un concepto distinto: ¡°Un teatro furero¡±, afirma. ¡°Es decir, muy f¨ªsico donde el p¨²blico es invitado a moverse por el medio del escenario e interactuar con los elementos. En esta fusi¨®n se produce una especie de catarsis¡±. Es algo con lo que Eggert se siente en sinton¨ªa. En Terra Nova ha intentado crear un mundo de frustraciones, opresi¨®n, destrucci¨®n del medio ambiente, deseos de libertad y paseos por la luna con destino incierto. Pero hay algo que tambi¨¦n los une: la pasi¨®n por la pel¨ªcula de Kubrick. No s¨®lo en cuanto a im¨¢genes, sino por la original utilizaci¨®n que el maestro hizo de la m¨²sica.
¡°Existen varias alusiones en mi ¨®pera a la pel¨ªcula. Por ejemplo en una parodia de El Danubio azul. Son peque?os gui?os¡±, afirma el m¨²sico. Tampoco Eggert lo ve como un artefacto de ciencia ficci¨®n, sino simplemente como una ¨®pera. ¡°Cierto, se desarrolla en el espacio. Hay planetas extra?os y alien¨ªgenas, pero el tema se centra en nosotros. Despu¨¦s de milenios, la especie humana sigue siendo la mayor desconocida para s¨ª misma y no entra en nuestra cabeza que no logremos hacer las paces y encontrar equilibrio con nuestro propio medio¡±.
Se trata del s¨¦ptimo proyecto que la Fura aborda con un compositor vivo. ¡°Por desgracia, los autores, raramente reciben el encargo de componer ¨®peras. No entiendo que en nuestra sociedad multimedia, donde los creadores practican todas las disciplinas art¨ªsticas, los nuevos t¨ªtulos no sean m¨¢s abundantes. Ser¨ªa lo natural. La ¨®pera est¨¢ s¨®lo un paso delante de las performances. Con Moritz Eggert hemos conectado muy bien, ha superado el miedo esc¨¦nico del comienzo¡±.
Tambi¨¦n ellos han llegado a marcar estilo propio dentro de un campo que, en principio, les resultaba extra?o: ¡°Algunos nos vieron como elefante que entra en una cacharrer¨ªa. Nos gustan los nuevos retos: jam¨¢s me imagin¨¦ que pudiera realizar un espect¨¢culo de 15 horas de duraci¨®n como fue la tetralog¨ªa de El anillo del nibelungo, de Wagner. La m¨²sica fue nuestro hilo conductor desde el principio. Cuando los actores ejecutaban sus acciones, el p¨²blico realizaba movimientos corales. Wagner hab¨ªa anotado en su partitura que las valquirias volaran por el espacio. Hasta que llegamos nosotros todo el mundo las hac¨ªa andar por el suelo. ?Por qu¨¦ no?, nos dijimos: ?A volar!¡±.
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