La tribu urbana de M¨¦xico que desapareci¨® con el narcoterror
Una exposici¨®n en la Ciudad de M¨¦xico resucita uno de los movimientos callejeros m¨¢s originales de todo el pa¨ªs: los 'cholombianos'
La mayor¨ªa no hab¨ªa visto Colombia m¨¢s que en fotograf¨ªa. Solo la hab¨ªan escuchado. Un grupo de j¨®venes de los barrios m¨¢s marginados de Monterrey (norte de M¨¦xico) se mov¨ªa al son de la cumbia que llegaba de aquel pa¨ªs lejano al borde del estallido de la guerra contra las drogas. La calma que acompa?¨® el comienzo de siglo en la zona provoc¨® el nacimiento de una tribu urbana muy peculiar, inspirada en la m¨²sica colombiana y en la est¨¦tica de los cholos, chicanos de Los ?ngeles. La b¨²squeda de una identidad social en una de las urbes m¨¢s industrializadas del pa¨ªs desemboc¨® en una est¨¦tica nunca vista que dur¨® s¨®lo una d¨¦cada. El narcoterror acab¨® tambi¨¦n con ellos.
El Museo de la Ciudad de M¨¦xico acoge una exposici¨®n interactiva que cuenta la historia de este grupo con sus prendas originales, sus fotograf¨ªas y su m¨²sica. Estar¨¢ abierta hasta el 28 de agosto.
Los cholombianos eran una especie de hiphopero estadounidense y guerrero azteca. Se distingu¨ªan f¨¢cilmente por sus patillas largas, como plastificadas a la cara; nucas rapadas; gorras que parec¨ªan levitar sobre el tup¨¦ y camisas extragrandes con v¨ªrgenes de Guadalupe del tama?o de una mano y la Santa Muerte estampadas. Sobre el cuello, enormes escapularios. Ellas divid¨ªan el flequillo en cuatro mechones que dejaban caer sobre la frente como estalactitas.
Eran, de lejos, la gente m¨¢s interesante en una ciudad tremendamente conservadora como Monterrey Amanda Watkins, dise?adora de moda y autora del libro Cholombianos
"Eran, de lejos, la gente m¨¢s interesante en una ciudad tremendamente conservadora como Monterrey", se?al¨® la dise?adora de moda brit¨¢nica, Amanda Watkins, que aterriz¨® en Monterrey en 2007 para dar clases de moda se qued¨® pasmada con estos chicos humildes que acababan de crear un estilo y una moda ¨²nicas. Y no ten¨ªan ni idea. Despu¨¦s de cinco a?os sigui¨¦ndolos, public¨® un libro y ha llevado la exposici¨®n de los cholombianos a uno de los barrios m¨¢s hipster de Londres: Soreditch.
La banda sonora del movimiento urbano era la cumbia. En los barrios donde viv¨ªan ellos se bailaba y se cantaba desde los a?os 60. La ciudad norte?a de Monterrey fue entonces tambi¨¦n una zona de paso hacia Estados Unidos para grupos de colombianos que llegaban con sus cintas de m¨²sica y con sus pegadizas canciones. All¨ª surgieron, bajo la influencia de este mestizaje, los m¨¢ximos exponentes de la cumbia mexicana, como Celso Pi?a. Y estos chicos, a quienes tambi¨¦n los han acu?ado como punks tropicalizados, tomaron de sus ra¨ªces la esencia para crear "un movimiento completamente original y bastardo", cuenta D¨¦borah Holtz, directora de la editorial Tricle, responsable de la exposici¨®n.
Su cumbia, sin embargo, no ten¨ªa nada que ver con la del pa¨ªs sudamericano. Lo que ellos bailaban en las calles eran cumbias rebajadas, ya reconocidas como parte de la m¨²sica t¨ªpica de la zona. Cuentan que esta versi¨®n naci¨® por accidente. El m¨²sico Gabriel Due?ez, encargado del sonidero ¡ªfiesta popular con m¨²sica mezclada, anterior a los dj¡ª un d¨ªa tuvo un problema con la casetera: se le derriti¨® el motor por el calor. Entonces, la cumbia comenz¨® a sonar m¨¢s lento y fue un ¨¦xito. Despu¨¦s de aquello, los encargados de poner las canciones se las ingeniaban para trucar las cintas y as¨ª ralentizar las originales.
Alrededor de esa m¨²sica crearon un estilo propio. "Los cholombianos siempre fueron los raritos, mientras todos vest¨ªan de Zara, ellos se creaban sus prendas", cuenta Holtz. Y a?ade: "Cuando todo se comenz¨® a poner muy violento, lo mejor era pasar desapercibido, todo era sospechoso. La lucha contra el narcotr¨¢fico provoc¨® una represi¨®n hacia estos chicos, se cortaron las patillas e intentaron parecerse a los dem¨¢s".
Hoy no queda ning¨²n cholombiano por las calles de Monterrey. Pero en los barrios que pueblan los cerros que la rodean se sigue escuchando cumbia.
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