Juanjo Mena debuta al frente de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn
El director vasco se estrena en un podio por el que han pasado s¨®lo ocho espa?oles, con Falla, Debussy y Ginastera en el programa
Dentro de dos d¨ªas, la carrera de Juanjo Mena (Vitoria, 1965) andar¨¢ varios pelda?os m¨¢s arriba. El jueves debuta con la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, un podio al que solo ocho directores espa?oles se han subido hasta la fecha. Pero la cita le llega en plena madurez, como premio a una intensa y paciente carrera de fondo. ¡°Con 50 a?os y suficientemente escarmentado como para abordar el compromiso¡±, asegura el maestro.
Lo afirma en plenitud y antes de plantarse delante de una formaci¨®n que el brit¨¢nico Simon Rattle, ya de salida, ha transformado profundamente. Durante su efervescente y carism¨¢tica etapa como maestro titular, el brit¨¢nico ha trasladado a la orquesta de sus esencias alemanas y su eje europeo hacia una sofisticada frescura global.
Pero la leyenda de otros tiempos a¨²n pesa. En el caso de Mena, mucho. ¡°Cuando era chaval, la Filarm¨®nica de Berl¨ªn respond¨ªa a un nombre: Karajan¡±. Le impresionaba su porte, su severidad, el aura que desprend¨ªa aquella figura portentosa pero de estatura peque?a, confiesa el director vasco. ¡°Avanzaron los a?os y llega Claudio Abbado. Otra personalidad arrolladora. Con la edad, ya empiezas a reparar en el sonido. En el equilibrio, en la ductilidad, en la majestuosidad y en el ADN que llevaba toda la formaci¨®n a cuestas¡±.
Adem¨¢s, para Mena, hoy, la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, aparte de todo esto, representa tambi¨¦n vanguardia: ¡°En el buen uso de las nuevas tecnolog¨ªas, por ejemplo. As¨ª que hablamos de una orquesta que ha sabido armonizar como nadie la tradici¨®n y la modernidad. El pasado y un presente en permanente cambio. Ah¨ª radica la f¨®rmula de su ¨¦xito¡±.
Un ¨¦xito que en el futuro, ¨¦l espera compartir: ¡°Mi deseo es que esta colaboraci¨®n tenga continuidad en el tiempo. Sin embargo, s¨¦ que para conseguir el objetivo, un concierto bueno no es suficiente. Har¨¢ falta algo m¨¢s¡±. As¨ª que tampoco afronta el reto demasiado relajado. ¡°Resulta evidente que est¨¢ prohibido fallar en Berl¨ªn. Por tanto, en las horas previas al concierto, toca lo que toca. Trabajar, estudiar y ser capaz de plantear una propuesta art¨ªstica que seduzca a los m¨²sicos y me ayude a crecer a m¨ª al tiempo¡±. No espera hitos fuera de lo com¨²n, sino una natural compenetraci¨®n. ¡°Trabajar bien, que todo el mundo se muestre receptivo. Y que la m¨²sica fluya¡±.
La Filarm¨®nica de Berl¨ªn se ha impuesto en todo el mundo como sin¨®nimo de prestigio, excelencia, versatilidad, en su opini¨®n. ¡°Una marca conocida incluso en territorios profanos. Mi modesta contribuci¨®n debiera servir para poner en valor todas esas virtudes y a?adir, si es posible, detalles que conforman mi personalidad como m¨²sico¡±.
A eso va a contribuir un programa que domina plenamente, compuesto por la Iberia de Debussy ¡ªperteneciente a la serie Images¡ª, El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla y el Concierto para arpa, de Ginastera. ¡°Es impresionante descubrir la intensa relaci¨®n, influencia y comunicaci¨®n entre Falla y Debussy. Se percibe un intercambio de ideas, colores, texturas e impresiones que hacen de este programa una unidad de belleza en la que destaca la riqueza orquestal e inventiva del andaluz junto a la genialidad maestra del franc¨¦s. Sin haber pisado casi nuestro territorio (salvo unas breves horas) fue capaz de describir a la perfecci¨®n, con una orquestaci¨®n sublime, una jornada festiva en nuestro pa¨ªs¡±, a?ade Mena.
A esta fiesta latina se une Ginastera (en el centenario de su nacimiento). Lo hace con una obra tambi¨¦n muy colorista y rica con elementos entresacados del folclore argentino: ¡°As¨ª construye, desde mi punto de vista, el mejor concierto para arpa de la historia¡±.
Es el aporte de un m¨²sico formado, entre otros, con Sergiu Celibidache a una formaci¨®n que no han dirigido m¨¢s que ocho batutas espa?olas. La primera fue la de Joan Lamote de Grignon, en 1913, seguido de figuras como Ata¨²lfo Argenta, Frh¨¹beck de Burgos, Crist¨®bal Halffter, Jes¨²s L¨®pez Cobos, Antoni Ros-Marb¨¤, Pl¨¢cido Domingo o, m¨¢s recientemente, Pablo Heras-Casado.
Las carreras internacionales de varios colegas suyos ¡ªcomo la suya al frente de la Filarm¨®nica de la BBC¡ª se van consolidando a nivel global. Aunque Mena desea apartar el foco de un contexto sin duda alentador: ¡°Prefiero hablar no de brechas, sino de una sucesi¨®n de casos que nos permite consolidar una narrativa com¨²n, con muchos protagonistas. El legado recibido es muy importante y vamos a ver si nosotros somos capaces de poner nuestro conocimiento y nuestra experiencia al alcance de las generaciones futuras o al servicio de una sociedad con una pulsaci¨®n muy particular¡±.
Todav¨ªa es pronto, a su juicio, para tratar de una consolidada escuela de direcci¨®n hisp¨¢nica con figuras nacidas a partir de mediados de los cincuenta, en la que destacan ¨¦l, Josep Pons, Pablo Heras-Casado o Gustavo Gimeno. ¡°Me dan mucha pereza los clich¨¦s y los grandes titulares que pretenden buscar rupturas entre generaciones de directores o entre diferentes escuelas. Nadie piensa en esto cuando nos enfrentamos a una partitura o cuando subimos al podio de una orquesta. Lo importante es convencer a esos se?ores que tienes delante, en la certeza de que vas a exhibir todas tus miserias y que de su ponderaci¨®n va a depender que vuelvas o no¡±.
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