El orgullo de las ruinas modernas
Paseo por los edificios abandonados de la capital alemana bajo la mirada del arquitecto espa?ol Pablo Arboleda
Los ¨²ltimos cien a?os de la historia de Berl¨ªn pueden resumirse a trav¨¦s de sus aeropuertos. El BER, bautizado con el nombre del canciller Willy Brandt y dise?ado para centralizar con una moderna infraestructura los vuelos de la capital alemana, ofrece una imagen reveladora del presente. Este megaproyecto arrastra p¨¦rdidas milmillonarias, retrasos sin fin y una imagen desastrosa. El pen¨²ltimo episodio del sainete lleg¨® hace unos meses, cuando su portavoz solt¨® en una entrevista perlas como: ¡°Nadie que no est¨¦ bajo tratamiento m¨¦dico puede dar garant¨ªas por este proyecto¡±. Su destituci¨®n tard¨® pocas horas en llegar.
Belleza oculta
Los seguidores de la exploraci¨®n urbana, una subcultura popularizada en la d¨¦cada pasada, irrumpen en f¨¢bricas, instalaciones militares u otros lugares abandonados en busca de la particular belleza de las ruinas.
En el aeropuerto de Sch?nefeld el l¨ªder de la Alemania socialista, Erich Honecker, abraz¨® con una gran sonrisa al cubano Fidel Castro; y el de Tempelhof se convirti¨® sin quererlo en un s¨ªmbolo de la guerra fr¨ªa al servir como soluci¨®n al bloqueo de 1948. Todos estos son episodios conocidos. Pero hay otros que permanecen ocultos.
Sch?nwalde, por ejemplo. Construido en 1933 por los nazis, las fuerzas sovi¨¦ticas lo abandonar¨ªan 60 a?os m¨¢s tarde. Perdido en un lugar inh¨®spito al norte de la ciudad, el irland¨¦s Ciar¨¢n Fahey fotografi¨® hace unos meses sus ventanas desvencijadas, pasillos decr¨¦pitos y aura rom¨¢ntica.
El blog Abandoned Berlin recoge las im¨¢genes que Fahey captura en sus incursiones por lugares que hace tiempo que dejaron de interesar a la mayor¨ªa. El culto a la decadencia de estos edificios define a los fan¨¢ticos de lo que denominan ¡°exploraci¨®n urbana¡±. A este club pertenece Pablo Arboleda, un arquitecto espa?ol que fue a Alemania a estudiar y se qued¨® enamorado de las f¨¢bricas, v¨ªas de trenes y otros espacios desiertos que encontr¨® en la capital. Influido por el blog de Fahey, Arboleda estudi¨® el fen¨®meno en su trabajo de m¨¢ster, que ahora ha publicado la revista brit¨¢nica International Journal of Heritage Studies.
¡°Mi objetivo era darle la vuelta al concepto de patrimonio hist¨®rico inmutable. No quer¨ªa hablar de los tesoros de los centros hist¨®ricos, sino ofrecer una idea alternativa, en la que el estado transitorio se convierte en lo esencial. Y explorar el componente art¨ªstico de las ruinas¡±, asegura el joven arquitecto. Para ello, se col¨® durante cuatro meses en unos 20 edificios v¨ªctimas del deterioro del paso del tiempo; y los fotografi¨® con una c¨¢mara anal¨®gica montada por ¨¦l mismo. El resultado es una serie de im¨¢genes de est¨¦tica similar, t¨¦cnica imperfecta y extra?a belleza.
Algunos de los espacios fotografiados son ya viejos conocidos de los que disfrutan rastreando lugares que han perdido la gloria de ¨¦pocas pasadas. Como Teufelsberg, un antiguo centro de escuchas que los servicios secretos estadounidenses tuvieron operativo desde los a?os sesenta hasta despu¨¦s de la ca¨ªda del Muro. Este lugar que parece sacado de una fantas¨ªa retrofuturista o de la pel¨ªcula Tron se ha convertido en un centro tur¨ªstico alternativo con visitas guiadas diarias. ¡°Lo que m¨¢s me llam¨® la atenci¨®n era dar con instalaciones inmensas abandonadas en el centro de la ciudad, como una antigua f¨¢brica a solo unos pasos de Alexanderplatz¡±, a?ade Arboleda.
Fahey, irland¨¦s que trabaja en Berl¨ªn desde 2008 como periodista deportivo, cre¨® Abandoned Berlin como una forma de aunar su pasi¨®n por la fotograf¨ªa y por colarse en sitios prohibidos. Hace un par de a?os, The Guardian lo nombr¨® uno de los mejores blogs del mundo. Su creador disfruta descubriendo espacios poco conocidos como Hohenlychen, sanatorio en el que a finales del XIX se trataba la tuberculosis, durante la I Guerra Mundial sirvi¨® como hospital de campa?a y que los nazis usaron durante los ¨²ltimos a?os de la II Guerra para cometer todo tipo de atrocidades con prisioneros que serv¨ªan de cobayas para sus experimentos.
Con sus fotos, Fahey quiere ir tras las huellas que el el tr¨¢gico siglo XX dej¨® en Berl¨ªn. "Ya sea en el sanatorio de Hohenlychen o en las f¨¢bricas que se vieron obligadas a cerrar tras la desintegraci¨®n de la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Alemania", explica desde una cafeter¨ªa del centro de la ciudad, donde esas marcas a¨²n son palpables.
Pol¨¦mica exploraci¨®n urbana
Arboleda se ocupa en su art¨ªculo de la pol¨¦mica que divide a los seguidores de la exploraci¨®n urbana: ?deben estas ruinas permanecer ocultas, accesibles solo para los que se arriesguen a entrar en territorios en teor¨ªa prohibidos? ?O son de agradecer iniciativas como el blog de Fahey, que contribuyen a divulgar estos monumentos a la decadencia? ¡°Se ha creado una subcultura herm¨¦tica; gente que desarrolla una sensaci¨®n de pertenencia con los edificios abandonados. Que no se conozcan estos lugares es una forma de protegerlos. Me parece una digna manera de morir para estos lugares que se vayan degradando con el tiempo¡±, responde el arquitecto espa?ol.
A Fahey le desagrada el aura de misticismo que rodea a algunos de los autodenominados ¡°exploradores urbanos¡±. ¡°No quiero glorificar lo que hacemos. No somos Col¨®n descubriendo un nuevo mundo. Al fin y al cabo, todo lo que hacemos es saltar una valla y husmear lo que hay detr¨¢s¡±.
Babelia
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