El incierto futuro de un ¡°espa?ol global¡±
?Qu¨¦ es una lengua global? ?Es realmente el ingl¨¦s una lengua global? ?Puede ser considerado el espa?ol una lengua global?
En 1993, Umberto Eco publicaba La b¨²squeda de la lengua perfecta, en la que recorr¨ªa las motivaciones que hab¨ªan llevado a los europeos a perseguir desde la Edad Media una lengua ¨²nica y universal, destinada a cubrir las necesidades consideradas en cada ¨¦poca como imperiosas o relevantes. Siendo as¨ª que el inter¨¦s por las lenguas internacionales no es asunto del ¨²ltimo siglo, sino que viene de lejos y con algunos rasgos no tan ajenos al presente, cabe una m¨ªnima reflexi¨®n sobre el concepto de "lengua global" en relaci¨®n con las lenguas inglesa y espa?ola. ?Qu¨¦ es una lengua global? ?Es realmente el ingl¨¦s una lengua global? ?Puede ser considerado el espa?ol una lengua global?
Para no provocar intriga alguna, me apresuro a explicitar mi premisa mayor, que no es otra que la siguiente: en la historia de la humanidad nunca ha existido una lengua global y resultar¨¢ dif¨ªcil que llegue a haberla. Esto supone afirmar que el ingl¨¦s no es una lengua global y, por supuesto, que tampoco lo es el espa?ol. En las caracterizaciones propuestas en diferentes medios, a menudo se comentan rasgos como los siguientes para aplicar a una lengua el adjetivo de "global": disponer de una gran comunidad nativa; servir de veh¨ªculo de comunicaci¨®n a realidades etnoculturales diferentes; utilizarse para la comunicaci¨®n internacional en el ¨¢mbito del comercio y las finanzas; servir para las relaciones internacionales; ser utilizada en medios de comunicaci¨®n de gran alcance; manejarse para la comunicaci¨®n cient¨ªfica y tecnol¨®gica. Ahora bien, estas caracter¨ªsticas, presentadas como propias de una "lengua global", tambi¨¦n pueden identificarse en muchas de las lenguas llamadas internacionales, como el franc¨¦s, el ruso o el espa?ol.
Las lenguas globales deber¨ªan caracterizarse con referencia al proceso gen¨¦rico de la globalizaci¨®n. Thomas Eriksen distingui¨® una serie de factores con capacidad de proyectarse sobre las lenguas. Seg¨²n esos criterios, una lengua global no estar¨ªa necesariamente anclada a un territorio; ser¨ªa objeto de una estandarizaci¨®n derivada de acuerdos internacionales; facilitar¨ªa la conexi¨®n de m¨²ltiples agentes por canales y medios diversos; se ver¨ªa implicada en desplazamientos humanos debidos a migraciones, placer o negocios; experimentar¨ªa mezclas en su forma y en sus usos; resultar¨ªa m¨¢s vulnerable a procesos de cambios externos; y admitir¨ªa tambi¨¦n su interpretaci¨®n como instrumento de identidad local o regional. Todos esos factores de globalizaci¨®n, aunque en distinto grado, se manifiestan en el espa?ol, como lo hacen en ingl¨¦s. ?Por qu¨¦ negar, por tanto, la existencia de las lenguas globales?
Las razones pueden tomarse de diferentes ¨¢mbitos del conocimiento: la historia, la biolog¨ªa, la sociolog¨ªa, la psicolog¨ªa, la socioling¨¹¨ªstica. La historia de la humanidad nos dice que nunca ha existido una lengua global: no lo fue el sumerio, ni el arameo, ni el s¨¢nscrito, ni el griego, ni el lat¨ªn. De todas ellas, pudieran ser el griego y sobre todo el lat¨ªn las que m¨¢s cumplidamente reunir¨ªan las cualidades antes expuestas, pero proponerlas como lenguas globales propiamente dichas ser¨ªa, como m¨ªnimo, pecar de eurocentrismo. El peso de la historia se ve reforzado por otro hecho que aparentemente nada tiene que ver con ella, pero que no la contradice: la esencia variada y variable de la naturaleza humana. La sociobiolog¨ªa, propuesta por Edward Wilson en los a?os setenta ¡ªmuy discutida, aunque de largo recorrido¡ª vendr¨ªa a sustentar la idea de que la diversidad se halla en la esencia misma del ser y del comportamiento humanos, y que puede explicarse en t¨¦rminos gen¨¦ticos y darwinianos. La adaptaci¨®n a entornos concretos, incluidos sus elementos socioculturales, condiciona la evoluci¨®n de la humanidad en general y de sus manifestaciones en particular, entre las que las lenguas no son las de menor importancia. Podr¨ªa decirse que existe una tendencia innata en el ser humano a la diversidad que lo lleva a favorecer o preferir la variedad, las soluciones alternativas, a la uniformidad, preferencia que viene condicionada por cada entorno espec¨ªfico y que entronca directamente con otros conceptos fundamentales, como el de identidad e idiosincrasia. En lo que se refiere al mundo contempor¨¢neo, la sociolog¨ªa del lenguaje, por su parte, viene constatando un hecho que frena la consolidaci¨®n de una sola lengua global. Y es que la experiencia social demuestra que las imposiciones idiom¨¢ticas no funcionan en el largo plazo, salvo que concurran factores no impositivos que completen el desplazamiento de los grupos ling¨¹¨ªsticos d¨¦biles por parte de otros m¨¢s fuertes.
La consideraci¨®n del espa?ol como lengua global, aun prescindiendo de la argumentaci¨®n interdisciplinar contraria ya presentada, encontrar¨ªa otros obst¨¢culos dif¨ªciles de salvar. En primer lugar, se trata de una lengua cuasi-ausente en todo un hemisferio, el oriental, aunque all¨ª tambi¨¦n se est¨¦n dando procesos de crecimiento del espa?ol. En segundo lugar, se trata de una lengua asociada m¨¢s a la cultura que a los negocios, lo que dificulta su expansi¨®n como lengua franca. Esto tiene que ver con la realidad econ¨®mica y comercial de las comunidades hispanohablantes y no tanto con su lengua, pero esta tambi¨¦n sufre las consecuencias. El car¨¢cter decisivo que el espa?ol tiene para las relaciones comerciales e inversiones en Iberoam¨¦rica no lo ser¨ªa tanto si el nivel de desarrollo econ¨®mico, tecnol¨®gico e institucional de todas las naciones que la integran fuera m¨¢s elevado y continuo.
Ahora bien, donde no es posible hablar de lenguas globales, s¨ª puede hacerse de lenguas nodales, por servir de conexi¨®n en nodos o puntos de encuentro y contacto para el cumplimiento de determinadas tareas. Desde este punto de vista, el espa?ol es ya una lengua nodal de las m¨¢s importantes del mundo, por el crecimiento de su utilidad potencial para el comercio, el turismo, la cultura, la tecnolog¨ªa o las relaciones internacionales. Aqu¨ª el ingl¨¦s mostrar¨ªa una naturaleza nodal m¨¢s desarrollada que el espa?ol, pero el resultado no ser¨¢, en ninguno de los casos, una lengua global.
Resulta, adem¨¢s, que la imposibilidad de la existencia de las lenguas globales, se est¨¢ viendo apuntalada por otros hechos, desconocidos hace tan solo unas d¨¦cadas, que contribuyen a disminuir la importancia de tal tipo de lenguas. Por un lado, la difusi¨®n de una ideolog¨ªa del multiling¨¹ismo est¨¢ favoreciendo el conocimiento y uso de varias lenguas por parte de los ciudadanos, m¨¢s que el empleo franco de una sola de ellas. Esta ideolog¨ªa est¨¢ instalada en el seno de organismos de gran repercusi¨®n mundial, como la Uni¨®n Europea o el sistema de las Naciones Unidas. Claro que los m¨¢s pragm¨¢ticos, entre esc¨¦pticos y realistas, no dudan en advertir que las legislaciones que protegen el multiling¨¹ismo terminan casi siempre del mismo modo: haciendo un uso exclusivo del ingl¨¦s. Avram de Swaan ha venido sosteniendo desde hace a?os que cuantas m¨¢s lenguas oficiales haya en Europa, m¨¢s ingl¨¦s se hablar¨¢. Tal vez sea as¨ª, pero para una elite privilegiada y muy bien formada de profesionales y gente acomodada, no as¨ª para el com¨²n de la humanidad.
Finalmente, hay un factor que solo se ha barajado en los ¨²ltimos a?os y que puede resultar fundamental para la din¨¢mica comunicativa internacional: la tecnolog¨ªa. Jonathan Pool ha hablado de una "globalizaci¨®n panlingual" para referirse a la sobrevenida de un nuevo mundo de ingenier¨ªa ling¨¹¨ªstica que har¨¢ posible una realidad impensable hace pocos a?os: la comprensi¨®n mutua a partir del uso de lenguas diferentes. Esto no es una utop¨ªa; es una realidad ya puesta en pr¨¢ctica a trav¨¦s del sistema de traducci¨®n de Skype, por ejemplo. La ingenier¨ªa de la traducci¨®n est¨¢ ofreciendo ahora soluciones comunicativas que har¨¢n menos necesario el uso de una lengua auxiliar internacional. Y este es un motivo m¨¢s por el que la lengua espa?ola debe estar habilitada para todas las innovaciones tecnol¨®gicas que hayan de producirse, haciendo posible que, por ejemplo, todos los protocolos, aplicaciones y recursos t¨¦cnicos desplegados para la comunicaci¨®n automatizada, la transmisi¨®n de informaci¨®n y las redes sociales acepten las peculiaridades del espa?ol. Si Umberto Eco afirm¨® hace a?os que la lengua de Europa es la traducci¨®n, bien podr¨ªamos ampliar su pensamiento y afirmar que el multiling¨¹ismo ha de ser la verdadera lengua global; eso s¨ª, estrechamente ligado a la traducci¨®n, sea humana, sea autom¨¢tica.
Francisco Moreno Fern¨¢ndez es director del Instituto Cervantes en la Universidad de Harvard, catedr¨¢tico de Lengua Espa?ola y soci¨®logo.
Babelia
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