Mia Couto: ¡°La palabra y el silencio tienen el mismo peso¡±
El escritor mozambique?o se cre¨ªa un ni?o ¡°retardado¡± porque no hablaba. Hoy usa la escritura como terapia
Leer a Mia Couto es escuchar una m¨²sica acompasada y grata, sin altisonancias ni estridencias que interrumpan una cadencia llena de vigor. Puedes viajar de la Jerusal¨¦n imaginaria que invent¨® en la novela de igual nombre, un lugar donde est¨¢ prohibido amar, rezar, leer o so?ar, al poblado de Tizangara en El ¨²ltimo vuelo del flamenco, donde un pene es el ¨²nico rastro de un casco azul que estall¨® por los aires; o a un rinc¨®n de Mozambique donde los leones atacan a las personas en La confesi¨®n de la leona, la ¨²ltima novela que llega a Espa?a. Puedes viajar por esos poblados, acompa?ar a los muertos que siguen presentes entre los vivos, llorar por las mujeres violadas y respirar el aire polvoriento de los caminos, pero es imposible imaginar de qu¨¦ podr¨ªa escribir ¨¦l sino de ?frica.
PREGUNTA. ?De qu¨¦ escribir¨ªa si fuera un escritor europeo?
RESPUESTA. No me lo imagino, supongo que escribir¨ªa de mi infancia. Tuve una infancia muy feliz y eso es una condena porque podr¨ªa seguir metido en ella.
¡°Mozambique es un pa¨ªs especial en el contexto de ?frica porque los blancos participaron en la lucha de liberaci¨®n nacional¡±
Mia Couto naci¨® en Beira (Mozambique) en 1955 de padres portugueses, y aunque la familia intent¨® regresar cuando ¨¦l era adolescente, jam¨¢s se habituaron a ese Oporto que ¨¦l vivi¨® como un lugar donde ¡°no sab¨ªa respirar, me faltaba luz, me faltaba mundo, y la sensaci¨®n de infinito de ?frica¡±. ¡°Mis padres quedaron suspendidos entre un Portugal que hab¨ªa cambiado y un Mozambique que despu¨¦s de la independencia ya no les esperaba¡±. Al fin regresaron a Mozambique, donde murieron. Couto recibe a Babelia en Barcelona, donde le sorprende el ruido, la incapacidad de mantener silencio cuando est¨¢s en grupo. ¡°El silencio aqu¨ª es una cosa que incomoda. Si estamos en una mesa juntos y se hace el silencio, alguien tiene que decir algo porque siente un vac¨ªo. En ?frica no. All¨ª siempre se aprecia el silencio¡±. El autor define precisamente su literatura como un lugar donde ¡°la palabra y el silencio tienen el mismo peso¡±. ¡°Yo soy un poeta que cuenta historias, la poes¨ªa para m¨ª no es un g¨¦nero literario sino una manera de ver el mundo¡±. Uno de sus personajes es un ¡°afinador de silencios¡±, una alegor¨ªa para un ni?o callado que sufre si debe pronunciarse. ¡°Ese era yo. Yo era muy callado, era un poco retardado, en sentido cari?oso, no ten¨ªa mucha madera para vivir, no estaba cualificado¡±, dice riendo.
P. ?Y c¨®mo empez¨® el afinador de silencios a pronunciar sonidos?
R. Mi padre era poeta y mi madre contaba historias. Se dieron cuenta de que simplemente estaba mirando el mundo de otra manera, estaba retrasando el inicio de la madurez, que es una cierta muerte.
Despu¨¦s de eso Couto ya nunca se call¨®. En La confesi¨®n de la leona, un poblado sufre varias bajas por ataques de la fiera hasta que llega un cazador. El juego de culpables es tan m¨¢gico que hay momentos en que no se sabe si el responsable del mal es hombre o animal o todo a la vez.
P. ?Hay que tener m¨¢s miedo a los hombres o a los leones?
R. Hay que tener miedo de nuestros miedos, este libro habla de una amenaza que viene de dentro, la bestia es met¨¢fora de algo que est¨¢ devorando aquel mundo rural, sobre todo a la mujer. Las mujeres mueren m¨¢s. Est¨¢n m¨¢s expuestas.
P. Pero da la sensaci¨®n de que el le¨®n est¨¢ dentro del hombre tambi¨¦n.
R. Cierto, y no es ficci¨®n. En esos lugares se ve as¨ª: no hay un l¨ªmite claro entre la identidad animal y humana como nosotros lo entendemos. Un hombre se puede convertir en animal de noche y regresar de d¨ªa.
P. ?En sentido figurado o real?
R. No hay diferencia entre lo figurado y lo real en esos lugares. La construcci¨®n del sentido humano comienza en todo el mundo con las f¨¢bulas, historias de animales, y no solo en ?frica.
"Este libro habla de una amenaza que viene de dentro, la bestia es met¨¢fora de algo que est¨¢ devorando aquel mundo rural"
No solo los animales, tambi¨¦n la naturaleza adquiere en sus libros una dimensi¨®n humana. ?l cuenta que en ninguna de las lenguas ind¨ªgenas de Mozambique hay una palabra para naturaleza, porque no hay separaci¨®n entre sociedad, cultura y la naturaleza, y que cuando a un traductor oficial le toc¨® interpretar ¡°ministro de Cultura¡± ante el presidente, dijo ¡°ministro de las bromas¡±. ¡°Yo tambi¨¦n como bi¨®logo tengo que usar la palabra naturaleza en mis proyectos y no encuentro equivalente. Para m¨ª es fant¨¢stico porque soy ecologista y creo en la visi¨®n ecol¨®gica para salvar el mundo¡±.
P. ?Y ese sentido de la naturaleza tiene que ver con lo sobrenatural?
R. En Mozambique todo es sobrenatural, tengo colegas bi¨®logos mucho m¨¢s competentes que yo a los que si dijera que durante la noche he sido un leopardo no les parecer¨ªa nada extraordinario. All¨ª se cree en los antepasados como dioses. Cuando muera me convertir¨¦ en un dios.
P. ?Por eso la muerte tiene en sus novelas m¨¢s presencia a veces que la vida?
R. Mi padre muri¨® hace tres a?os y mi madre hace dos, y esa era una prueba que pens¨¦ que nunca podr¨ªa superar. Esa visi¨®n africana religiosa me ayud¨® much¨ªsimo a resolver este asunto de la muerte porque los muertos nunca mueren, a trav¨¦s de la evocaci¨®n interior siguen vivos.
P. ?Qu¨¦ representa ser blanco en Mozambique?
R. Hay momentos en que ni me acuerdo de que tengo raza. Mozambique es un pa¨ªs muy especial en el contexto de ?frica porque los blancos participaron en la lucha de liberaci¨®n nacional y no hay problemas de propiedad de la tierra de una minor¨ªa como en Sud¨¢frica, Zimbabue o Kenia porque toda fue nacionalizada. Cuando estoy en el campo no hay palabra para decir ¡°blanco¡± como definici¨®n del color. Si llego a una aldea dicen ¡°balungo¡±, que significa m¨¢s ¡°extra?o¡± que propiamente un color.
P. ?Tiene peligro de desaparici¨®n esa cultura de lo sobrenatural?
R. Yo pensaba que era un peligro inminente, pero esa cosmovisi¨®n es muy persistente. Mozambique ha vivido crisis profundas como la guerra, la independencia o el paso del socialismo al capitalismo salvaje, y esa inseguridad ha hecho a las personas m¨¢s pr¨®ximas al n¨²cleo de su alma.
"La escritura nos permite utilizar el lenguaje del sue?o con el mismo valor que otra lengua m¨¢s racional, conversar con esos yos que est¨¢n dentro de nosotros"
P. ?Tambi¨¦n en las zonas urbanas?
R. S¨ª. La ruralidad ha tomado el control de la ciudad. El sentido del espacio p¨²blico y privado es el mismo que en las zonas rurales, las personas no caminan por el paseo sino por la calle.
P. Como bi¨®logo, ?cree que algo est¨¢ en peligro por los hallazgos geol¨®gicos?
R. Mozambique est¨¢ entre dos peligros: que ocurra algo y que no ocurra nada. Todos los recursos han sido saqueados y ahora al menos se necesitan informes medioambientales para aprobar proyectos. Ese es mi trabajo.
P. Uno de sus personajes, Mar¨ªa del Mar, dice que la escritura le da miedo, ¡°miedo a ser otra y luego no caber en m¨ª¡±. ?Teme no caber m¨¢s en usted?
R. Me ha pasado, claro. Nunca he regresado a m¨ª. La escritura nos permite utilizar el lenguaje del sue?o con el mismo valor que otra lengua m¨¢s racional, conversar con esos yos que est¨¢n dentro de nosotros. Cuando empec¨¦ a escribir hablaba con mujeres para dar credibilidad a mis personajes femeninos, y luego descubr¨ª que lo principal era asumir mi propia condici¨®n femenina interior. Dentro somos muchos.
Couto no super¨® ver a una persona devorada por un le¨®n y resolvi¨® escribirlo. La confesi¨®n de la leona ¡°fue mi salvaci¨®n, el hecho era tan insoportable que lo ten¨ªa que convertir en ficci¨®n¡±. Para el afinador de silencios escribir es sobre todo una terapia.
La confesi¨®n de la leona. Mia Couto. Traducci¨®n de Rosa Mart¨ªnez Alfaro. Alfaguara. Madrid, 2016. 216 p¨¢ginas. 17,90 euros.
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