Flirteos de grandilocuencia

-Hemos cambiado a Truman Capote por Bukowski.

-Un cambio digno de Vicente del Bosque.

-Necesit¨¢bamos a alguien en la punta de ataque.

Con di¨¢logos as¨ª es dif¨ªcil no retorcerse en la butaca. Son un hombre de 40 a?os y una mujer de 30. Flirtean. Y todo con frases de este corte, o peores. Tambi¨¦n alguna mejor, no seamos cenizos. Pero la mezcla de cotidianidad y pretensi¨®n de Nuestros amantes, cuarto largometraje de Miguel ?ngel Lamata, tiene un impacto en la mente del cr¨ªtico: no se ve a una pareja mir¨¢ndose a los ojos y soltando perlas sobre literatura, cine, f¨²tbol y vida; se ve a un guionista en su casa intentando ser brillante; se ve el engranaje, el andamio tambaleante. Por eso, cuando llega la secuencia en la que el personaje del escritor que interpreta Fele Mart¨ªnez apunta las frases que le gustan procedentes de la vida real, sobre todo las m¨¢s grandilocuentes, para meterlas luego en sus pel¨ªculas, no es dif¨ªcil imaginar a Lamata haciendo lo mismo.

Con la base de encuentros y desencuentros de las comedias locas americanas cl¨¢sicas, aunque pasada por una cierta modernidad del tipo 500 d¨ªas juntos, el director de Isi & Disi (2006) y Tensi¨®n sexual no resuelta (2010) no intenta ser veros¨ªmil, y eso est¨¢ bien. Tampoco tiene miedo al precipicio, y eso tambi¨¦n est¨¢ bien. Pero la mayor¨ªa de los di¨¢logos, que podr¨ªan ser atrevidos, solo resultan sonrojantes. Como que digan "lo siguiente" una decena de veces para que luego uno de los personajes ponga a parir a los que lo dicen. Como mezclar a Paulo Coelho con las manic pixie dream girls. O a Bukowsky con Del Bosque.