El Torta y el duende
Setenta artistas del cante, el toque y el baile rinden homenaje en Jerez a Juan Moneo Lara, El Torta, uno de los ¨²ltimos representantes del flamenco m¨¢s pasional
Juan Moneo Lara, El Torta como cantaor, pasa por ser uno de los ¨²ltimos representantes de un flamenco pasional que, en su caso, fue adem¨¢s reflejo de sus frecuentes paseos por el lado m¨¢s salvaje de la vida. Cre¨® en torno a ¨¦l un fervor de tales dimensiones como para generar los t¨¦rminos ¡°tortismo¡± o ¡°tortista¡±, que define el fen¨®meno o nombran a su legi¨®n de fieles. Su garganta, de metal poderoso y enduendado eco, unida a su personalidad creadora, configur¨® a un artista que, a la vez, era heredero de una dinast¨ªa y personificaba el cante recibido por v¨ªa familiar y por transmisi¨®n oral, un fen¨®meno cada vez menos frecuente por la desaparici¨®n paulatina de los ¨²ltimos eslabones de la cadena. Dicho sea sin caer, ni por un momento, en el recurrente y agorero anuncio de la muerte de este arte.
El Torta nos dej¨® el ¨²ltimo d¨ªa de 2013 con 63 a?os, y el pr¨®ximo 17 de junio recibir¨¢ un multitudinario homenaje en Jerez de la Frontera, su ciudad natal, en un acto en el que participar¨¢n 70 artistas del cante, el toque y el baile.
Era heredero de una dinast¨ªa y encarnaba el cante recibido por v¨ªa familiar y oral, algo cada vez m¨¢s infrecuente
Casi dos a?os despu¨¦s de la desaparici¨®n de El Torta, el d¨ªa de Navidad de 2015, fallecer¨ªa Manuel de los Santos Pastor, Agujetas, otro representante principal de la memoria oral, con una forma de cantar tildada en ocasiones de salvaje, por su car¨¢cter primitivo y mantenedor de formas ancestrales.
Si remontamos el tiempo, en a?os recientes y tan solo en Jerez se han ido yendo otros soberbios artistas igualmente herederos de dinast¨ªas de fuste: el guitarrista Manuel Moreno Junquera, Mora¨ªto Chico (2011), y Fernando Fern¨¢ndez Pantoja, Fernando Terremoto (2010). Y ocurre que con cada despedida, con ese paisaje de ausencias, surge la inevitable sensaci¨®n de que se va extinguiendo una forma de entender este arte como experiencia vital traspasada entre familias generaci¨®n tras generaci¨®n.
En artistas como los citados, a su fuerte atavismo se un¨ªa una marcada personalidad creadora, cualidad de unos pocos elegidos que, con su sello y su acento, han contribuido a hacer m¨¢s grande y rico el soberbio edificio del cante flamenco. En alg¨²n caso, no en todos, se ha podido tratar tambi¨¦n de lo que se denomina ¡°artistas de momentos¡±, geniales pero tambi¨¦n imprevisibles, en parte por su car¨¢cter ind¨®mito y, a veces, an¨¢rquico.
Por ese camino quiz¨¢ nos acerquemos al debate entre lo apol¨ªneo y lo dionisiaco (un cantaor como El Torta encarnar¨ªa muy bien lo segundo), pero m¨¢s all¨¢ de ello nos encontramos en cualquier caso ante artistas muy especiales, que pueden remitir lo mismo a los ¡°son¨ªos negros¡± que mentaba Manuel Torre, que al ¡°duende¡± sobre el que Lorca teoriz¨® recurriendo a Goethe, quien lo defin¨ªa como el ¡°poder misterioso que todos sienten y ning¨²n fil¨®sofo explica¡±.
Duende, pellizco, chispa¡ T¨¦rminos tan recurridos para explicar lo que tiene dif¨ªcil explicaci¨®n. Con ellos entramos adem¨¢s en el terreno de las emociones, que, aunque forman parte de la condici¨®n universal del ser humano, est¨¢n igualmente sujetas a las experiencias particulares y vivencias de cada cual. Terreno resbaladizo, pero inevitable, pues habr¨¢ artistas que emocionen a unos y a otros no. Como confesaba en una ocasi¨®n un cantaor vivo de bien ganado prestigio, ¡°yo, con Fulanito, me puedo escuchar la discograf¨ªa entera que me tomo una caja de t¨®nicas; pero con dos cantes de Menganito me puedo beber media botella de whisky¡±.
El cante, la manifestaci¨®n m¨¢s reacia a evolucionar dentro de las m¨²sicas de tradici¨®n oral, seg¨²n la etnomusicolog¨ªa, es disciplina exigente que, adem¨¢s de conocimiento, ritmo o afinaci¨®n, demanda capacidad de transmisi¨®n y facultades para emocionar, y eso es algo que no est¨¢ al alcance de cualquiera.
Hay nuevas formas de aprendizaje, en cursos y academias, en parte por la internacionalizaci¨®n del arte flamenco
Muy erosionado por los cambios en las formas de vida, el fen¨®meno de la transmisi¨®n oral a¨²n pervive en muchas familias de pueblos y barrios de la Baja Andaluc¨ªa, y no le faltan buenos representantes en el panorama actual del cante. Hay artistas consagrados y j¨®venes con grand¨ªsima proyecci¨®n. Quedan algunos de los denominados ¡°de momentos¡±, pero los m¨¢s son de una irreprochable profesionalidad. Para lo bueno y para lo malo, pues habr¨¢ quien reclamar¨¢ m¨¢s seriedad a los primeros y no faltar¨¢ quien piense que con los segundos tan solo se puede acceder a la epidermis del flamenco.
Frente al declive de las viejas formas de aprendizaje, el auge de las nuevas en modo de cursos y de academias, debido en parte a la extensi¨®n e internacionalizaci¨®n del arte flamenco. Una internacionalizaci¨®n que ya no consiste solo en la exportaci¨®n, sino en que su interpretaci¨®n corra a cargo de artistas no nativos. No hace mucho, una fundaci¨®n con sede en Sevilla dedicada a la ense?anza del flamenco anunciaba su ciclo de recitales de primavera con la participaci¨®n de 30 artistas provenientes de ?una decena de nacionalidades! Tradicionalmente, la denominada legi¨®n extranjera se ha dedicado al toque y al baile, pero ha llegado el momento de escuchar el cante en voces for¨¢neas ¡ªla japonesa Yoku Imaeda se ha podido escuchar en bares y tabancos de Jerez cantando martinetes y fandangos con sorprendente solvencia¡ª. Cabe buscar el duende o rasgarse las vestiduras. De cada cual depende.
Juan Moneo, ¡®El Torta¡¯, recibir¨¢ un multitudinario homenaje en su ciudad natal con la participaci¨®n de casi 70 artistas del cante, del toque y del baile (plaza de toros de Jerez de la Frontera, viernes 17 de junio, a las diez de la noche).
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