Terry Gilliam, una vida para hacer re¨ªr
El Monty Python publica un libro de memorias, ¡®Gilliamismos¡¯, que recorre su pasi¨®n por ¡°hacer cosas¡± y sus ansias de libertad
Para ser alguien que siempre dijo que no le gustaba tener un trabajo, a sus 75 a?os Terry Gilliam (Minneapolis, 1940) no ha parado ni un segundo. El aludido estalla en carcajadas por tel¨¦fono. ¡°Es que me gusta trabajar, aunque a mi aire. En mi caso ha dado sentido a mi vida. Tambi¨¦n se debe a una confusi¨®n: yo llamo trabajar a hacer cosas: espect¨¢culos, dibujos, pel¨ªculas... En definitiva hacer re¨ªr a la gente¡±. El (pen)¨²ltimo producto de su desaforada producci¨®n es el libro Gilliamismos (memorias prep¨®stumas) (Malpaso ediciones), una recopilaci¨®n de su vida y su obra que avanza a trompicones en 300 apretadas p¨¢ginas con fotograf¨ªas y dibujos, todo un material abigarrado, pantagru¨¦lico, exacerbado, que juguetea con lo que es interesante o no para el lector. El ¨²nico Monty Python que naci¨® en Estados Unidos ¡ªactualmente es ciudadano brit¨¢nico, decisi¨®n que tom¨® para preservar su herencia¡ª es capaz de confesar las miserias de un grupo que elev¨® al reino de los cielos art¨ªsticos el humor absurdo para birlar a continuaci¨®n otras an¨¦cdotas m¨¢s banales... o que incluso no entra en materia montypythoniana hasta el cap¨ªtulo 8, p¨¢gina 132. Como excusa, suelta en el pr¨®logo: ¡°Al ponerse en marcha la grabadora empec¨¦ a parlotear sin descanso, y hemos acabado [...]en una especie de persecuci¨®n automovil¨ªstica de mi vida hecha a todo trapo¡±. Puede que como ¨¦l mismo escribe al inicio, ¡°al no poder discernir entre sue?o y realidad se me ha dispensado de la desilusi¨®n que supone despertarse por haber ca¨ªdo de la cama y comprobar de ese modo tan brusco que mis recurrentes sue?os no han ocurrido de verdad¡±. Ah¨ª queda eso.
Porque en Gilliam todo se entremezcla. Y todo cambia en su torbellino. Hace dos a?os, cuando charl¨® en el Festival de Cine de Gij¨®n con otro gran animador como Bill Plympton para EL PA?S, aseguraba: ¡°La animaci¨®n es parte del coraz¨®n de mi arte¡±. ¡°Va, eso era entonces. yo cambio mucho [vuelve a re¨ªr, algo que realiza casi a cada frase]. Llevo a?os sin hacer animaci¨®n. Amo ese mundo, y ese cine. Aunque hoy en d¨ªa, esas pel¨ªculas de superh¨¦roes de DC C¨®mics y de Marvel tienen m¨¢s animaci¨®n que realidad. Muy raro, ?no? En Hollywood triunfa la falsa realidad. Lo ¨²nico que puedo decir es que la animaci¨®n es peligrosa¡±. Y retorno a la risa.
Cabalgando contra los molinos
"Hacer mi versi¨®n de Don Quijote es una obligaci¨®n m¨¦dica. Es un tumor cerebral que tengo que extirpar como sea", cuenta Terry Gilliam sobre un proyecto que arrastra desde hace dos d¨¦cadas y que le pondr¨¢ otra vez detr¨¢s de las c¨¢maras a mediados de septiembre en Espa?a. "Don Quijote es peligros¨ªsimo para cualquier adaptador porque acabas convertido en el personaje. Y vives en un mundo que no es el tuyo. Se ha vuelto en algo obsesivo, enfermizo y es lo m¨¢s que voy a contar".
Miente, porque a continuaci¨®n explica que hoy en d¨ªa "las pel¨ªculas pueden desempe?ar el mismo efecto en la gente" que los libros en aquel hidalgo de La Mancha. "Eso es fascinante. El cine da un alivio a la vida de los espectadores". El hombre que mat¨® a Don Quijote ser¨¢ producido por el portugu¨¦s Paulo Branco, que ha reunido los 16 millones de euros, y Gerardo Herrero. Adam Driver suplir¨¢ a Johnny Depp y Michael Palin a Jean Rochefort, quienes dieron vida a los protagonistas durante seis d¨ªas de octubre de 2.000, en el primer intento frustrado de filmar el proyecto. ?Le deseo mucha suerte o mucha mierda (en ingl¨¦s, break a leg)? "D¨ªgame 'break my neck' (que se rompa mi cuello)".
Si algo vertebra Gilliamismos es la lucha del c¨®mico por mantener su libertad art¨ªstica. Se fue de Estados Unidos muy harto a finales de los sesenta. ¡°Estaba furioso con lo que me rodeaba y me parec¨ªa que me quedaba poco para pasar a otras acciones. De ilustrador hubiera pasado a terrorista, a poner bombas¡±, asegura. Solo algo le ha atado en corto, y no para de mencionarlo en Gilliamismos: los libros. ¡°Son muy peligrosos, porque te dan ideas, un motor muy poderoso. Cuando creces, gracias a ellos descubres mundos y quieres vivir aventuras. Y ese ha sido uno de mis problemas en la vida¡±.
La realidad le ha golpeado con seca contundencia a lo largo de su carrera. El libro no contiene muchos lloros ni se solaza en los lamentos. Y eso que ha batallado contra los Weinstein ¡ªque le torpedearon el rodaje de El secreto de los hermanos Grimm¡ª, se le han ido cayendo proyectos. Es terror¨ªfica su descripci¨®n de las reuniones con ejecutivos de Hollywood. ¡°Absolutamente deprimente. Para esos encuentros se cre¨® la expresi¨®n kafkiano, como triunfo del mundo burocr¨¢tico sobre el resto de los mortales¡±.
?Por esa huida solo El rey pescador y parte de El hombre que mat¨® a Don Quijote de entre toda su filmograf¨ªa se desarrollan en la actualidad? ¡°Haciendo el libro me di cuenta de ese detalle¡±. En esas p¨¢ginas recuerda su reveladora visita adolescente a Stoney Point, en Los ?ngeles, un lugar donde se rodaron much¨ªsimos de los primeros westerns del cine. ¡°Efectivamente, el lugar me pareci¨® mucho m¨¢s dram¨¢tico en pantalla, luego reflexion¨¦ y entend¨ª que solo cuando tu imaginaci¨®n arranca las cosas se ponen interesantes¡±.
Un hombre con suerte
M¨¢s all¨¢ de su primer viaje por Espa?a, donde le confundieron con El Cordob¨¦s, su relaci¨®n con un esquizofr¨¦nico Robert de Niro para que participara en Brazil o el infructuoso intento de contratar a Marlon Brando para Las aventuras del bar¨®n Munchausen, en Gilliamismos el c¨®mico defiende el poder de la educaci¨®n: en su caso sus profesores le empujaron a llevar hasta el l¨ªmite su imaginaci¨®n. ¡°En realidad, como todo en mi vida, fue cuesti¨®n de suerte. Siempre me he considerado un afortunado. En mis estudios pude mezclar drama, arte, econ¨®micas, ciencias pol¨ªticas, filosof¨ªa...¡±.
Hoy en d¨ªa no ocurre lo mismo, cree. Y as¨ª se remonta al efecto que tuvo en ¨¦l jugar al videojuego Grand Theft Auto que le impuls¨® a no montar en un tiempo en un coche. ¡°Lo que ocurre en pantalla afecta a la gente. La violencia afecta a la gente. F¨ªjate en c¨®mo j¨®venes brit¨¢nicos se van a Siria a unirse al ISIS pensando que la vida es como un videojuego¡±.
El futuro que imagin¨® en Brazil, Doce monos o Teorema Zero ya est¨¢ aqu¨ª. ?Le asusta? ?Es su gran momento como visionario? ¡°Ni idea. Pero no voy a tirar fuegos artificiales por ello¡±.
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