Denunciar el desastre, celebrar la belleza
Andr¨¦s S¨¢nchez Robayna publica un amplia antolog¨ªa de sus obra con varios in¨¦ditos
¡°Todo poema es una eleg¨ªa". Cuando Andr¨¦s S¨¢nchez Robayna (Las Palmas, 1952) reuni¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada todos sus libros de versos en el volumen En el cuerpo del mundo (Galaxia Gutenberg) y a?adi¨® una po¨¦tica en la que se deslizaba esa frase no pod¨ªa imaginar que la siguiente compilaci¨®n de sus versos pondr¨ªa a prueba tan rotunda idea. Sin embargo, la salida de imprenta de Al c¨²mulo de octubre. Antolog¨ªa po¨¦tica 1970-2015 (Visor) coincidi¨® con la muerte de su mujer. ?Un hecho as¨ª pone a prueba lo que un poeta piensa de la poes¨ªa? ¡°Es duro y el sentimiento de irrealidad es enorme¡±, explica Robayna por tel¨¦fono desde Tenerife, ¡°pero sigo estando de acuerdo con esa idea: nos estamos despidiendo continuamente. La poes¨ªa es un consuelo porque es un gran m¨¦todo de conocimiento del mundo: permite aceptar ciertas realidades sin racionalizarlas, empezando por la m¨¢s severa, la muerte, que es algo que la raz¨®n no explica¡±.
La antolog¨ªa lleva un prefacio del poeta franc¨¦s Yves Bonnefoy, todo un cl¨¢sico vivo, que se abre con una pregunta: ¡°?qu¨¦ esperamos hoy de los que escriben?¡±. La respuesta podr¨ªa resumirse en dos frases: denunciar el desastre, celebrar la belleza. ¡°Hoy m¨¢s que nunca hay que reivindicar la poes¨ªa. Si los pol¨ªticos y los economistas fueran conscientes de que no solo somos seres racionales sino que tenemos una dimensi¨®n sensible, nuestra experiencia del mundo ser¨ªa m¨¢s completa¡±.
Al c¨²mulo de octubre resume 45 a?os de escritura que parten de la b¨²squeda de la pureza y desembocan en una meditaci¨®n contaminada por las huellas del tiempo. Los in¨¦ditos de la antolog¨ªa, fragmentos de un largo poema en construcci¨®n, transitan el camino abierto en 2002 por El libro, tras la duna (Pre-Textos), que funciona como gozne en la obra de Robayna. ¡°All¨ª toqu¨¦ temas que antes no hab¨ªa abordado, como el mal o la historia. Alguien dijo que la poes¨ªa da al hombre lo que la historia le niega, es decir, esperanza. Si nos atenemos a la historia, no cabe esperar mucho del g¨¦nero humano¡±.
Robayna explica que antes intentaba ¡°destilar la palabra¡±; ahora busca ¡°una palabra en el mundo. He ido de Mallarm¨¦ a Wordsworth y no al rev¨¦s, que ser¨ªa la secuencia hist¨®rica normal¡±. O sea, del simbolismo al romanticismo: ¡°A los 20 a?os me obsesionaba la pureza del lenguaje, cuestionar el sentido de las palabras. Ahora busco una palabra no que est¨¦ m¨¢s all¨¢ del lenguaje sino que hable, que trate de decir qu¨¦ significa aquello que determina nuestra vida: el amor, la muerte, la experiencia del tiempo¡±.
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