?De qu¨¦ sirve la foto de un ni?o muerto?
Una exposici¨®n niega que el fotoperiodismo ayude a que los pol¨ªticos europeos tomen medidas ante la oleada de migrantes
No hay d¨ªa que no veamos en televisi¨®n, Internet o peri¨®dicos de papel las im¨¢genes de los refugiados que han huido de las guerras de Oriente Pr¨®ximo para buscar una vida mejor en Europa: cad¨¢veres flotando en la orilla, n¨¢ufragos, familias enteras en campos de internamiento rodeados de alambradas¡ y por encima de todas, una ic¨®nica, la del peque?o Aylan Kurdi, boca abajo, sin vida, en una playa turca. Solo el a?o pasado llegaron un mill¨®n de personas y este a?o ya son 250.000. Con la UE criticada por su inoperancia y una Comisi¨®n que ha propuesto repartir 160.000 refugiados que ya est¨¢n en territorio comunitario ¡ªy reasentar a otros 54.000 desde Turqu¨ªa¡ª?en una poblaci¨®n de 500 millones, ?sirve de algo el trabajo de los fotorreporteros? Adem¨¢s de ¡°para amargar el verm¨²¡±, como dice el fotorreportero Manu Brabo, ?son capaces esas fotos de concienciar y ayudar a paliar esta situaci¨®n? Los comisarios de la exposici¨®n ?A las puertas del para¨ªso!, en el Centro Conde Duque, de Madrid, los franceses Fran?ois Cheval y Audrey Hoareau, muestran una propuesta ¡°contraria al fotoperiodismo, porque este ya no es eficaz¡±. ?Ni la foto de Aylan? ¡°Estamos hartos de ver fotos de ni?os muertos. No sirven para cambiar las cosas. Queremos algo que invite, de verdad, a la reflexi¨®n¡±.
A este planteamiento responde Samuel Aranda, premio Ortega y Gasset de fotograf¨ªa por su imagen, precisamente, de una refugiada abrazada a su beb¨¦ entre las aguas de la isla de Lesbos. ¡°Cada cierto tiempo se plantea este debate, creando unas etiquetas absurdas. No entiendo esa obsesi¨®n por el fotoperiodista, quiz¨¢s es que ellos [por los comisarios] no lo pudieron ser y les queda esa espina¡±. Aranda, ganador tambi¨¦n de un World Press Photo, afirma que con su trabajo s¨ª se pueden cambiar ¡°peque?as cosas, o grandes¡±, y pone como ejemplo una foto suya de The New York Times de una ni?a retorci¨¦ndose de dolor por el ¨¦bola en Sierra Leona. ¡°Esa imagen provoc¨® que Estados Unidos enviase medicamentos que esperaban en el pa¨ªs desde hace meses¡±.
La exposici¨®n del Conde Duque, dentro del festival PHotoEspa?a, puede visitarse hasta el 4 de septiembre y ha seleccionado piezas de seis autores de Francia, Suiza, B¨¦lgica y Espa?a con el objetivo de que ¡°aporten un testimonio comprometido, por encima de la habitual relaci¨®n entre fot¨®grafo y migrante del fotoperiodismo¡±. Ese paso m¨¢s all¨¢ est¨¢ en que en algunos de los trabajos ¡°han participado los emigrantes¡±. Un ejemplo son las fotos de Annick Sterkendries, que ha estado en puertos como Calais o Lampedusa para retratar a los grupos que esperaban embarcar. En las instant¨¢neas de esta fot¨®grafa hay siempre un emigrante con la cabeza tapada por una m¨¢scara de papel de un p¨¢jaro. Ella explic¨® en la presentaci¨®n, el jueves 2 de junio, que ¡°es una met¨¢fora sobre c¨®mo estas personas buscan, al igual que las aves migratorias, regiones m¨¢s acogedoras¡±.
Los comisarios afirman que lo importante de estas exposiciones es que ayuden ¡°a tomar una posici¨®n pol¨ªtica, y eso se hace desde la raz¨®n, mientras que el fotoperiodismo relata la actualidad desde la emoci¨®n de lo cotidiano, y eso no consigue modificar nada. Hay que tomar distancia y ser racional para actuar¡±, asegura Cheval, director del museo Nic¨¦phore-Ni¨¦pce, especializado en fotograf¨ªa, en la ciudad francesa de Chalon-sur-Sa?ne. En la l¨ªnea de no ser expl¨ªcitos, ?A las puertas del para¨ªso! expone piezas de Mathieu Pernot de personas que duermen en sacos o mantas en un parque de Par¨ªs bautizado como el peque?o Kabul, pero a los que no se ve. Son bultos bajo los que se intuye que hay seres humanos.
¡°Si no fuera por las fotos de los reporteros, todos esos dramas se olvidar¨ªan al d¨ªa siguiente¡±, se?ala el fotohistoriador Publio L¨®pez Mond¨¦jar. ¡°Claro que sus im¨¢genes no van a cambiar las cosas porque los pol¨ªticos de Bruselas est¨¢n alejados de la sociedad, pero mucho menos lo har¨¢n las fotos art¨ªsticas¡±, a?ade. ¡°La sociedad s¨ª se conmueve con fotos como las de Samuel Aranda, y la opini¨®n de estos comisarios me parece una chuler¨ªa, y pretenciosa¡±.
El fot¨®grafo de EL PA?S Bernardo P¨¦rez, con una largu¨ªsima trayectoria cubriendo conflictos, entre ellos el de esta oleada migratoria, se muestra de acuerdo con Aranda e igualmente contrariado. ¡°Esta discusi¨®n es interesada, la de la fotograf¨ªa como arte, pero no est¨¢ demostrado de ninguna forma que esas exposiciones tengan m¨¢s impacto que una fotogaler¨ªa en una web¡±. Y a?ade: ¡°Parece que hay quien quiere liquidar el fotoperiodismo, pero no lo van a conseguir. Es un ataque gratuito¡±.
Como colof¨®n a este debate, hay otra exposici¨®n, Caminos de exilio, en el parque de El Retiro, precisamente con im¨¢genes de cinco fotorreporteros que han estado meses siguiendo el viaje de los exiliados: el griego Yorgos Moutafis, la siria Sima Diab, los franceses Olivier Jobard y Pierre Marsaut y el espa?ol Manu Brabo. Tampoco se muestran cad¨¢veres, y en la rueda de prensa contaron c¨®mo, en ocasiones, dejaron la c¨¢mara para ayudar a las personas que luchaban por llegar a la orilla. Jobard y Marsaut minimizaron el impacto que sus im¨¢genes han tenido en la actitud de los pol¨ªticos. ¡°La mediatizaci¨®n de la crisis provoc¨® una reacci¨®n de empat¨ªa y compasi¨®n que apenas dur¨® un mes, pero ese exceso de conmoci¨®n acab¨® teniendo un efecto contrario: los gobiernos, sobre todo los del Este de Europa, muy conservadores, reaccionaron blindando sus fronteras".?
Babelia
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