Una pir¨¢mide impecable
Bajo la direcci¨®n de Serota, la Tate se ha convertido en una instituci¨®n que marca el paso en el arte contempor¨¢neo
Cuando Nicholas Serota fue nombrado director de la que entonces se llamaba simplemente Tate Gallery, en 1988, las colecciones de arte moderno y contempor¨¢neo del museo sufr¨ªan a¨²n las carencias provocadas por las exc¨¦ntricas pol¨ªticas de un director que, antes de la Segunda Guerra Mundial, hab¨ªa rechazado obras de Matisse y Henry Moore, se hab¨ªa negado a exponer a Picasso y Dal¨ª y hab¨ªa declarado que Brancusi no era un artista. Sus sucesores hab¨ªan sido mucho mejores, pero, en comparaci¨®n con las colecciones del MOMA de Nueva York o el Pompidou de Par¨ªs, los fondos de la Tate ten¨ªan tanto hueco que segu¨ªa siendo dif¨ªcil narrar la historia del arte moderno en Londres.
Las galer¨ªas nuevas tienen una variedad de tama?os y de condiciones de luz que las convierte en una experiencia m¨¢s c¨®moda que sus predecesoras
Bajo la direcci¨®n de Serota, la Tate se ha convertido en una instituci¨®n que marca el paso en el arte contempor¨¢neo con sus ideas, su capacidad de reformular el arte desde perspectivas que van m¨¢s all¨¢ de las puramente europeas y norteamericanas y, sobre todo, su manera de redefinir la experiencia de visitar un museo. Serota convoc¨® recientemente una cena en honor de Jacques Herzog y Pierre de Meuron para conmemorar el 20? aniversario de su designaci¨®n como arquitectos encargados de remodelar el edificio de la Tate Modern. De pie sobre el suelo de roble sin tratar que caracteriza los interiores del museo, con el tel¨®n de fondo de un Londres dentro de una burbuja, que ha tra¨ªdo el perfil urbano de Shangh¨¢i a Europa, Herzog se pregunt¨® en voz alta si su socio y ¨¦l hab¨ªan cambiado tanto como la ciudad.
Hoy, Herzog & de Meuron es un estudio m¨¢s grande, con 500 empleados y obras en todo el mundo. Sin embargo, mantiene su compromiso de comenzar cada proyecto partiendo de los principios b¨¢sicos, lo cual hace que su arquitectura sea emocionante e imprevisible. Han vuelto a la Tate y han construido una ampliaci¨®n que es una forma de completar lo que empezaron, pero tambi¨¦n el inicio de algo nuevo. Su reutilizaci¨®n de los dep¨®sitos de combustible subterr¨¢neos y el hormig¨®n bruto de la rampa en espiral que ven al entrar los visitantes muestran una audacia que hace que la elegancia del MOMA ?resulte t¨ªmida y remota.
Serota y los consejeros del museo no escogieron a Herzog y de Meuron por su fama internacional: en 1995 no la ten¨ªan. Ni tampoco porque quisieran construir algo parecido a una langosta muerta de 14 pisos o un meteorito estrellado junto al T¨¢mesis y frente a la catedral de San Pablo. Los escogieron por la inteligencia de su arquitectura y su profunda comprensi¨®n de los artistas, desde que eran estudiantes y conocieron a Joseph Beuys. El rasgo que defini¨® a la Tate Modern fue la idea de convertir la sala de turbinas en uno de los grandes espacios art¨ªsticos mundiales. Pero el ¨¦xito de ese espacio tuvo un precio, que fue el de limitar la presencia de otras galer¨ªas m¨¢s convencionales. El nuevo proyecto es, en parte, una respuesta a ese problema y a la masificaci¨®n causada por la popularidad del primer edificio: las nuevas ampliaciones a?aden un 60% m¨¢s de espacio al museo. Pero el proyecto, adem¨¢s, est¨¢ relacionado con la construcci¨®n de una ciudad y la representaci¨®n simb¨®lica de la cultura.
Cuando se inaugur¨®, la Tate estaba pr¨¢cticamente sola en la zona, un edificio orientado hacia el r¨ªo y que daba la espalda al barrio de Southwark. La ampliaci¨®n, una mezcla de fragmentos de la central el¨¦ctrica reciclados, cuyo espacio m¨¢s nuevo e impresionante es el que forman los tres inmensos dep¨®sitos subterr¨¢neos de combustible, empieza en una nueva entrada sur, pasa junto a las galer¨ªas, llega hasta el otro lado de la sala de turbinas, pasa junto a las galer¨ªas norte y contin¨²a hasta el r¨ªo. Es el cardo que se cruza con el decumanus, que es la sala de turbinas. Los visitantes lo recorrer¨¢n como si estuvieran explorando parte de una ciudad, m¨¢s que un edificio. A medida que avancen y que suban de una planta a otra, encontrar¨¢n caf¨¦s, tiendas, espacios esc¨¦nicos, estudios, aulas y galer¨ªas, ¨¢reas de descanso y explanadas para mezclarse con la muchedumbre.
El hormig¨®n bruto de la rampa en espiral que ven al entrar los visitantes muestran una audacia que hace que la elegancia del MOMA ?resulte t¨ªmida y remota
En la actualidad, la Tate est¨¢ rodeada de edificios de oficinas acristalados y bloques de viviendas exuberantes. Para evitar que esos reci¨¦n llegados aplasten visualmente el museo, Herzog y de Meuron han resaltado su peculiaridad con una estructura fundamentalmente de ladrillo y han aumentado sus dimensiones para que destaque entre todos los rascacielos. El museo original ten¨ªa dos elementos, una larga pared rectangular de ladrillo y la enorme chimenea que se alzaba detr¨¢s de ella. A ellos se une ahora un tercer componente, una pir¨¢mide retorcida, cubierta de una piel de ladrillo. La pir¨¢mide tiene una base de cuatro plantas, conectada a la sala de turbinas, que contiene las principales galer¨ªas nuevas, y otros siete pisos m¨¢s por encima, con la pir¨¢mide ya independiente del edificio original, hasta culminar en un mirador abierto que promete ser para Londres lo que las escaleras mec¨¢nicas exteriores del Pompidou son para Par¨ªs.
Las galer¨ªas nuevas tienen una variedad de tama?os y de condiciones de luz que las convierte en una experiencia m¨¢s c¨®moda que sus predecesoras. Est¨¢n rodeadas de generosos espacios por los que circular, todo dentro del velo de ladrillo, que tiene adem¨¢s unos huecos espectaculares que permiten a los visitantes ver d¨®nde est¨¢n cuando suben o bajan por el edificio.
Es una obra extraordinaria desde todos los puntos de vista, como arquitectura, como creaci¨®n de un espacio, como instituci¨®n capaz de hacer que florezca el arte y atraer a todo tipo de p¨²blicos. Y, sobre todo, es una reafirmaci¨®n llena de optimismo sobre las posibilidades de la arquitectura.
Deyan Sudjic es director del Design Museum de Londres y autor de ensayos como La arquitectura del poder (Ariel) y B de Bauhaus (Turner).
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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