Colocones
Otros encontramos nuestro refugio o nuestra droga tumbados en un sof¨¢ o en el insustituible sill¨®n de orejas viendo series de televisi¨®n
Cada uno se coloca con lo que quiere o con lo que puede. Y por supuesto, todo mi respeto hacia quienes consumen sin desmayo mientras danzan merengue con esa sustancia denominada ¡°A favor¡± (creo que antes se llamaba algo a¨²n m¨¢s surrealista como ¡°Espa?a en serio¡±), o hacen todo tipo de ejercicios f¨ªsicos, incluido el espiritual Tai-Chi, augurando algo tan poco cursi como ¡°La sonrisa de un pa¨ªs¡± o lemas muy originales como ¡°Un s¨ª por el cambio¡±; o tambi¨¦n a un fulano que trepa por una monta?a y corona tan l¨ªrico momento con el lema ¡°Para que Espa?a vuelva a ser grande¡±. ?Y cu¨¢ndo lo fue? Bueno, con Franco. Para ¨¦l no solo era grande, sino tambi¨¦n una y libre. Qu¨¦ terror la grandeza.
Otros, sin embargo, encontramos nuestro refugio o nuestra droga tumbados en un sof¨¢ o en el insustituible sill¨®n de orejas viendo series de televisi¨®n. La inmensa mayor¨ªa de los militantes en esta nueva adicci¨®n pillan su opi¨¢ceo en el momento que llega al mercado, sigui¨¦ndolas en la tele, o grab¨¢ndolas, o en plataformas digitales o ejerciendo de bucaneros. Y alg¨²n tarado como yo, sin paciencia ni conocimientos para acceder a lo f¨¢cil, solo disfrutamos de ellas cuando aparecen en su infame venta. Y como los refugiados en Casablanca esperamos y esperamos a que, con infinito tiempo de retraso desde su estreno, lleguen a las tiendas los formatos en DVD o en Blue-Ray de las series que amamos.
Y pagamos precios escandalosos por lo que casi todo dios consume gratis. Y los aut¨¦nticos piratas a veces no se molestan ni en colocar subt¨ªtulos entendibles en castellano, sino macarr¨®nicas variantes del espa?ol. Y a pesar de la espera, del precio o del caos que rodea al producto, sus efectos opi¨¢ceos son inmediatos. Veo en dos tirones la segunda temporada de la magn¨ªfica, torturada y sombr¨ªa The Knick. Antes de que llegue el baj¨®n me voy a inyectar la segunda temporada de Fargo. Y el mundo exterior no existe.
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