Mi generaci¨®n, la tuya y la suya
Los suecos Refused se revelan como la propuesta m¨¢s estimulante del Azkena, junto los legendarios The Who, los renacidos 091 y unos incombustibles Radio Birdman
¡°Estoy muy contento de comprobar que no soy, ni remotamente, el t¨ªo m¨¢s viejo que toca en este festival¡±. Lo dice Dennis Lyxz¨¦n, vocalista de Refused, a mitad del mejor concierto que se escuch¨® en la segunda y ¨²ltima jornada del Azkena Rock Festival 2016. Un par de horas antes, The Who cantaban My Generation, un himno que viajaba cincuenta a?os en el tiempo y se manten¨ªa vigente en 2016 para todas y cada una de las generaciones que se dieron cita en Vitoria para ver a la legendaria banda.
Dos conciertos memorables, por motivos diferentes, que representaban a sendas generaciones tambi¨¦n muy diferentes. Y es que el Azkena ayer fue un crisol de quintas que iban desde los a?os 60 y 70 de The Who, a los ¨²ltimos 70 de Radio Birdman, los 80 de 091 y los 90 de Refused, una banda que clausur¨® la d¨¦cada con el definitivo The Shape Of Punk To Come, influyente cat¨¢logo de ira y sofisticaci¨®n hardcore que, desde cierto punto de vista, no queda tan lejos de las obras maestras de Townsend.
La mayor¨ªa del repertorio de Refused en Vitoria sali¨® de ese ¨¢lbum, en un concierto apabullante y sin fisuras que fue creciendo a medida que desgranaban temas como Rather Be Dead, The Deadly Rhythm, Coup D¡¯Etat o Refused Are Fucking Dead, que vino precedida de una explicaci¨®n y agradecimiento a sus seguidores por la negativa de la banda a reunirse y tocar durante m¨¢s de una d¨¦cada. La verdad es que, vi¨¦ndoles en directo, uno no querr¨ªa imaginarse un mundo sin estos t¨ªos pateando escenarios (en directo, por cierto, se les une el guitarrista de The Soundtrack Of Our Lives, Mattias B?rjed).
Tras Summerholidays vs. Punkroutine, Lyxz¨¦n apunt¨® lo vergonzosa que era la escasa presencia de mujeres en el cartel de este y otros festivales y areng¨® a los hombres de la audiencia a responsabilizarse del compromiso y lucha por un mundo igualitario, un discurso bastante in¨¦dito y refrescante ¡ªa a?os luz de la t¨ªpica ch¨¢chara est¨¢ndar de escenario¡ª que condujo al monumental New Noise y un Tannh?user / Deriv¨¨ que sentenci¨® el aplastante triunfo de los suecos. A falta de un representante generacional del siglo XXI, Refused se elevaron como el concierto m¨¢s s¨®lido del d¨ªa ¡ªy del festival¡ª.
Antes que ellos, y desde una ¨®ptica inevitablemente nacional, tambi¨¦n triunfaron clamorosamente 091, cuyo sonado regreso ten¨ªa un destino natural en un festival como el Azkena. Desde el inicio del concierto con El baile de la desesperaci¨®n y Este es nuestro tiempo, los granadinos mantuvieron un perfil alt¨ªsimo, con actitud, sonido y, lo m¨¢s importante, un cancionero envidiable. Con temas como Nada es real, Esta noche o La calle del viento el concierto alcanz¨® algunos de sus puntos ¨¢lgidos, como con ?Qu¨¦ fue del siglo XX?, Otros como yo, Sigue estando Dios de nuestro lado o el cierre con La torre de la vela y La vida qu¨¦ mala es, en un concierto que demostr¨® que la leyenda de 091 tiene m¨¢s fundamento que el meramente generacional y que, m¨¢s de treinta a?os despu¨¦s de su debut, la banda podr¨ªa estar en el mejor momento de su carrera.
Imelda May, una de esas escasas presencias femeninas en el cartel reclamadas por el l¨ªder de Refused, regresaba al Azkena tras su recordada actuaci¨®n en 2010. En estos seis a?os han pasado muchas cosas en la carrera de la irlandesa, que ha ido limando las aristas de su m¨²sica hasta convertirla en algo precioso y perfecto, pero ins¨ªpido y artificial. Todo en el concierto de May estaba sustentado en suavizar y licuar sus influencias, poni¨¦ndolas al servicio de su voz sin asumir el menor riesgo ni pretender hacer otra cosa que lo que hace: una interpretaci¨®n perfecta y amable, cuidadosamente dise?ada y apta para todos los p¨²blicos. May es una vocalista extraordinaria, y es evidente que sabe lo que tiene que hacer para lucirse y aprovechar al m¨¢ximo sus trucos m¨¢s impresionantes, pero no parece encaminada a convertirse en la artista que promet¨ªa ser hace unos a?os.
Antes que ella, y volviendo a la improvisada escala generacional del festival, los australianos Radio Birdman dieron una lecci¨®n de garage y punk primigenio en un concierto vibrante. Resulta incre¨ªble la forma en la que se encuentran Rob Younger y Deniz Tek cuarenta a?os despu¨¦s de su seminal ¨¢lbum Radios Appear, y en directo no dejan duda de que, cuando hay sustancia, un grupo puede seguir teniendo un directo como el suyo, mientras el cuerpo aguante.
Y luego est¨¢n los Who, una banda tan importante en la historia del rock que resulta imposible presenciar un concierto suyo sin suspender cualquier clase de suspicacia. Pete Townsend y Roger Daltrey son dos septuagenarios ¡ªcon todo lo que eso conlleva¡ª que se defienden de forma m¨¢s que digna en el escenario, manteniendo viva la esencia de una banda que, tras la muerte de Keith Moon y John Enwistle, podr¨ªamos haber considerado desahuciada. Pero las canciones est¨¢n ah¨ª, y aunque Daltrey ha perdido gran parte de la voz, Townsend y ¨¦l mantienen el tipo bastante mejor que algunos de sus contempor¨¢neos en activo, sin olvidar que los reemplazos de Moon y Enwistle son bastante imponentes: el inefable hijo de Ringo Starr y exOasis Zak Starkey y uno de los mejores bajistas del mundo, Pino Palladino, respectivamente.
Su repertorio en Vitoria fue el mismo que en su concierto en Madrid dos d¨ªas antes, una retrospectiva exhaustiva de su discograf¨ªa desde Can¡¯t Explain hasta You Better You Bet, pasando por cl¨¢sicos como Who Are You, The Kids Are Alright, Baba O¡¯Riley, Won¡¯t Get Fooled Again y selecciones de Tommy y Quadrophenia. Con un repertorio como ese, y con Townshend sobre el escenario, aporreando furioso la guitarra como si nuestra generaci¨®n fuera tambi¨¦n la suya, no hay muchos peros que ponerle al concierto de The Who en el Azkena. Los que hubiera, en todo caso, ser¨ªan irrelevantes.
Babelia
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