Angela Davis, la revoluci¨®n negra
Publicada 'Una historia de la conciencia', un ensayo de la activista que coincide en las librer¨ªas con nueva edici¨®n de su 'Autobiograf¨ªa', a cargo de Capit¨¢n Swing
Es tiempo de activismo, de reformatear el mundo para hacerlo m¨¢s sostenible y m¨¢s justo; tiempo de cristalizar el esp¨ªritu de todos los hombres y mujeres que creyeron en el bien com¨²n, dej¨¢ndose a menudo la piel en el intento. Y aunque la revoluci¨®n vaya casi siempre unida al impulso de la juventud, los veteranos y las veteranas que desbrozaron el camino tienen mucho que ense?ar, porque no se puede avanzar si no se mira al pasado por el retrovisor. Una de ellas es Angela Davis (Birmingham, Alabama, 1944), crecida ¡°bajo lo que podr¨ªamos llamar los vestigios visibles de la esclavitud, la inferioridad forzosa de los negros: sistema educativo aparte, barrios aparte, instituciones culturales aparte¡¡±.
La cita pertenece a uno de sus ensayos, reunidos en Una historia de la conciencia, que acaba de publicar Ediciones del Oriente y del Mediterr¨¢neo ¡ªdentro de la colecci¨®n Biblioteca Afro Americana Madrid (BAAM)¡ª y coincide en las librer¨ªas con una nueva edici¨®n de su Autobiograf¨ªa a cargo de Capit¨¢n Swing, que abre un pr¨®logo de Arnaldo Otegui. La excusa para la publicaci¨®n de estos dos libros es el 50 aniversario del nacimiento de los Black Panthers, cuyo primera tarea fue formar patrullas ciudadanas destinadas a evitar la brutalidad policial contra la comunidad afroamericana, brutalidad que a¨²n persiste, a tenor de algunas grabaciones recientes. Angela Davis milit¨® en dicha organizaci¨®n, del mismo modo que lo hizo en el Partido Comunista, y ambas cosas le salieron muy caras. ¡°Quienes no hemos nacido negros o mujeres dif¨ªcilmente podremos llegar a comprender en toda su dimensi¨®n la discriminaci¨®n que estas han sufrido¡±, escribe Otegui. Sin entrar a valorar si era la persona adecuada para firmar este pr¨®logo ¡ªla organizaci¨®n terrorista ETA y los Blank Panthers no son ni de lejos lo mismo¡ª, hay que decir que sus palabras son acertadas.
Heredera de Rosa Parks, Martin Luther King y Malcolm X, Angela Davis dijo no a la segregaci¨®n racial, a la opresi¨®n y al patriarcado. Su historia sali¨® a la luz cuando en septiembre de 1969 fue despedida del departamento de filosof¨ªa de la UCLA (Universidad de California en Los ?ngeles), donde ense?aba Pensamiento Europeo ¡ªtras haberse formado entre otros con Marcuse, Adorno y Habermas¡ª, por pertenecer al Partido Comunista; una evidente demostraci¨®n de que la caza de brujas del macarthismo a¨²n coleaba. Al a?o siguiente se hallaba encarcelada acusada de asesinato, secuestro y conspiraci¨®n.
El proceso kafkiano de ser perseguida por el FBI, ocultar su pelo afro tras una peluca lisa y acabar entre rejas es el que cuenta en su Autobiograf¨ªa, editada en su d¨ªa por la hoy Premio Nobel Toni Morrison. Su encarcelamiento levant¨® una verdadera oleada de protestas a nivel internacional y contribuy¨® a su liberaci¨®n tras un largo per¨ªodo probando las agrias mieles del sistema carcelario. Y hasta John Lennon y Yoko Ono le dedicaron una canci¨®n titulada ¡°Angela¡±, donde la llaman hermana. Convertida en una celebridad del black power y en una abolicionista convencida, sigui¨® luchando. ¡°Sab¨ªa que mi libertad tendr¨ªa sentido solo si la empleaba en conseguir la liberaci¨®n de aquellos cuya situaci¨®n yo hab¨ªa compartido¡±, confiesa en su Autobiograf¨ªa.
Aunque Davis destaca sobre todo por haber vinculado g¨¦nero, raza y clase: ¡°Las alternativas que no aborden el racismo, la supremac¨ªa masculina, la homofobia, los prejuicios de clase y dem¨¢s estructuras de dominaci¨®n no conducir¨¢n, en ¨²ltimo t¨¦rmino, a la descarcelaci¨®n¡±. Justamente en 2005 vino aqu¨ª a presentar la edici¨®n espa?ola de una de sus obras clave, Mujer, raza y clase, aprovechando para dirigir un seminario en el MACBA. Despu¨¦s, ya setentona, hace unos meses regres¨® para pedir la liberaci¨®n de Otegui a las puertas de la c¨¢rcel donde este estaba preso.
?ngela Davis no ceja en su batalla y la suya es una vida entregada a la lucha por la igualdad y la libertad, desde la convicci¨®n que en el proceso de luchar en comunidad se alcanza ¡°a vislumbrar nuevas posibilidades que de otro modo nunca habr¨ªan surgido ante nosotros¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.