Cine paname?o al son de Rub¨¦n Blades

Sentado en un hotel de la capital paname?a, Ricardo Aguilar recuerda un viaje de trabajo que su madre hizo a Puerto Rico en los a?os ochenta. La mujer pregunt¨® a su hijo qu¨¦ regalo quer¨ªa del extranjero. El entonces adolescente no lo pens¨® m¨¢s de un segundo. ¡°El disco de Rub¨¦n Blades (lo pronuncia Bleids), son dos ¨¢lbumes. Es lo ¨²nico que quiero que usted me traiga¡±, le respondi¨®. Su madre regres¨® a Panam¨¢ con Maestra vida en las manos. Aguilar trae al presente las noches de aquellos a?os formativos donde las horas se hac¨ªan l¨ªquidas con las historias sonoras que el gigante de la salsa le cantaba al o¨ªdo.

Con el tiempo, los personajes de una de las pocas ¨®peras-salsas que existen fueron creciendo en Ricardo. La carga fue aumentando hasta que un d¨ªa este estudiante de mercadotecnia y publicidad decidi¨® deshacerse de la historia de la ¨²nica forma que conoc¨ªa: cont¨¢ndola. Ide¨® una serie de televisi¨®n de 30 cap¨ªtulos basada en el mundo de Blades, que hab¨ªa desarrollado su particular Macondo donde un barrio sin nombre pod¨ªa estar en cualquier pa¨ªs de Am¨¦rica Latina. Movi¨® sus escasas influencias para contarle la idea al cantante, que por ese entonces era ministro de Turismo de Manuel Torrijos. Blades les dijo que solo pod¨ªa darles 15 minutos y los cit¨® una semana despu¨¦s en casa de un amigo en com¨²n.

¡°Cuando llegamos nos pasaron a una sala que ten¨ªa unos gran daneses gigantescos. No nos atrev¨ªamos a movernos ni a respirar¡±, cuenta Aguilar, que acudi¨® a la cita con su guionista de cabecera y codirector, el cubano Manolito Rodr¨ªguez. Blades lleg¨® una hora tarde y les record¨® que ten¨ªa poco tiempo porque deb¨ªa preparar una reuni¨®n de gabinete. Los creativos comenzaron su pitch y encandilaron al m¨²sico. Los 15 minutos se convirtieron en 60. ¡°Despu¨¦s nos invit¨® a casa de su padre, en el barrio de Marbella¡±, dice Aguilar. Ah¨ª Blades abri¨® una botella de vino, se quit¨® los zapatos, tom¨® un tres en las manos y la m¨²sica comenz¨® a hablar. Les puso las maquetas de lo que despu¨¦s se convertir¨ªa en Cantares del subdesarrollo. A las dos de la ma?ana las visitas se despidieron recordando al anfitri¨®n que deb¨ªa de ver al presidente en unas horas m¨¢s.

Pero la televisi¨®n paname?a no sinti¨® el mismo entusiasmo que el padre de Pedro Navajas. La serie fracas¨®, pero prepar¨® el terreno para Salsipuedes, la ¨®pera prima de Aguilar y Rodr¨ªguez, que fue estrenada en abril en el marco del Festival Internacional de cine de Panam¨¢ (IFF). La cinta est¨¢ estructurada de la misma forma que Maestra vida y cuenta la historia de tres generaciones de una familia.

Quisimos que el paname?o se sintiera identificado contando una historia que generara orgullo? Ricardo Aguilar, codirector de 'Salsipuedes'

Los paname?os se entusiasmaron con el relato de la vida de Andr¨¦s Pimienta, un joven educado por su abuelo, que es obligado a dejar Panam¨¢ para irse a Washington. A?os despu¨¦s, vuelve a Centroam¨¦rica para despedir al viejo tras su muerte. Lo que cree que es una breve escala se convierte en una estancia m¨¢s larga en su pa¨ªs natal, donde debe enfrentar a su padre, un boxeador tentado por el crimen que se fug¨® de prisi¨®n.

¡°Quisimos que el paname?o se sintiera identificado contando una historia que pudiera generar orgullo en quien la viera, esa fue la meta que nos pusimos¡±, explica Aguilar. La cinta gan¨® en el certamen el premio a la mejor pel¨ªcula de Am¨¦rica Central y el Caribe. Pero lo m¨¢s valioso de esta modesta cinta de 850.000 d¨®lares es que contin¨²a el impulso creativo de un peque?o grupo de cineastas locales que comenzaron a contar historias diferentes hace algunos a?os. Destacan la comedia negra Chance, de 2009, e Historias del canal, que forma un largo con cinco cortometrajes ambientados en varias d¨¦cadas. El cine local comienza a hacerse visible. La quinta edici¨®n del IFF tuvo seis cintas paname?as, dos largometrajes de ficci¨®n y dos documentales. En los festivales anteriores no se superaba el par de estrenos.

Salsipuedes conect¨® con el p¨²blico por la misma raz¨®n por la que gustan las canciones de Blades sobre personajes comunes y barrios populares. ¡°Queda algo de optimismo en la historia, donde uno le tiene que meter car¨¢cter a la vida para afrontarla¡±, dice el director de la cinta. O, en otras palabras, lo que Rub¨¦n ya cantaba en los albores de los a?os ochenta: ¡°Maestra vida, camarada, te da y te quita y te quita y te da¡±.