El regreso de Marten y Oopjen, el matrimonio de moda del Siglo de Oro
El Rijksmuseum holand¨¦s y el Louvre expondr¨¢n sendos retratos de Rembrandt despu¨¦s de pagar a medias 160 millones de euros. Los lienzos pertenec¨ªan a la rama francesa de la familia de banqueros Rothschild
Amor y ambici¨®n son dos sustantivos en apariencia opuestos. En su mejor acepci¨®n, el primero denota entrega rec¨ªproca. El otro alienta la superaci¨®n y el esfuerzo, pero tambi¨¦n la deriva hacia el af¨¢n de poder, riqueza o fama. Ambos est¨¢n, sin embargo, unidos en sus extremos por un nombre igualmente arrebatador: pasi¨®n. En el mejor momento de sus vidas, Marten y Oopjen Soolmans, un joven matrimonio de nuevos ricos de ?msterdam, encargaron en 1634 un retrato suyo a Rembrandt para presentarse en sociedad. Faltos de t¨ªtulos nobiliarios, pidieron sendos lienzos de cuerpo entero, como la aristocracia. Quer¨ªan anunciar que eran la nueva clase alta, pero el pintor hizo algo mucho m¨¢s valioso: les asegur¨® la posteridad con dos cuadros que han vuelto a casa. En manos de la rama gala de la familia de banqueros Rothschild desde 1878, ambos pa¨ªses han acordado repartirse la titularidad. Por la cifra r¨¦cord de 160 millones de euros -cada pa¨ªs abonar¨¢ 80 millones- ser¨¢n expuestos por turnos en el Rijksmuseum y en el Louvre parisino. El pacto ha evitado un esc¨¢ndalo en Francia, que no declar¨® las obras tesoro nacional, permitiendo as¨ª su venta al extranjero. En Holanda, pagar la mitad ha suavizado un trato pol¨¦mico en ¨¦poca de ajustes.
Con sus paredes grises, techos dorados y vidrieras en la parte de atr¨¢s, la sala de honor del Rijksmuseum es una gozosa avenida dedicada a los maestros del Siglo de Oro, en especial Rembrandt y Vermeer. Presidiendo el conjunto, La ronda de noche, la ¡°hermana mayor¡± de Marten y Oopjen, pintada apenas ocho a?os despu¨¦s. En su entusiasmo, el museo holand¨¦s ha querido acercar tanto al p¨²blico a las nuevas estrellas de la casa que las ha comparado con el cantante estadounidense Kanye West, y Kim Kardashian, su flamante esposa. Visto as¨ª, la calidad de los ropajes del siglo XVII, y su hechura, pueden equivaler al trasiego de marcas del actual matrimonio de moda. Tambi¨¦n es verdad que el negro, emblema de humildad para los calvinistas, simbolizaba a su vez elegancia y poder. Los holandeses optaron por la seda, y no lino o bien lana, m¨¢s modestos. Este tipo de obras cumpl¨ªa adem¨¢s unos requisitos en funci¨®n de la importancia de los clientes. Solo los reyes, nobles, y altos oficiales del Ej¨¦rcito los ped¨ªan de cuerpo entero. Justo lo que quer¨ªan los Soolmans, que eligieron lienzos de 208x132 cent¨ªmetros y optaron por un artista prestigioso, y caro, como Rembrandt.
¡°El pintor ten¨ªa 28 a?os y sus modelos 21 [¨¦l] y 23 [ella]. Estaban reci¨¦n casados y esperaban su primer hijo. J¨®venes y ricos, las ambiciones del tr¨ªo se cruzaron. Rembrandt llevaba apenas tres a?os pintando retratos y se luci¨® con las luces, las sombras y el movimiento. Son unos cuadros para el mundo. Para la historia, y no para una colecci¨®n particular¡±, ha dicho este viernes Taco Dibbits, nuevo director del Rijksmuseum. Vestidos a la ¨²ltima moda de Francia, Oopjen lleva un collar de perlas de cuatro vueltas, un anillo diamantes y un abanico de plumas de avestruz. Con cuello de encaje y enormes escarapelas en los zapatos, Marten se?ala con un guante hacia su mujer, plantada en el cuadro de al lado. El gesto indicaba que estaban casados. ¡°En 1878, el Gobierno de la ¨¦poca hizo todo lo posible por retener estos cuadros, pero acabaron en Francia. Despu¨¦s de que Holanda redescubriera a sus maestros pintores en el siglo XIX, y despu¨¦s de nuestra historia com¨²n (Napole¨®n nombr¨® a su hermano, Luis, rey de Holanda entre 1806 y 1810) y de los sentimiento derivados de dos guerras mundiales, estoy encantada de que podamos compartirlos¡±, ha asegura Jet Bussemaker, ministra holandesa de Cultura.
Procedente de Amberes, la familia Soolmans, protestante, hab¨ªa huido cuando las tropas espa?olas tomaron la ciudad en 1585. T¨¦cnicamente, eran unos refugiados, aunque muy ricos por su negocio de az¨²car. Oopjen Coppit era hija de un poderoso comerciante de p¨®lvora y grano, que le dio una dote de 35.000 florines (unos 890.000 euros al cambio actual). Rembrandt figuraba como un especialista en obras religiosas y mitol¨®gicas, pero los retratos se pagaban muy bien. Por estos recibi¨® 500 florines, el sueldo de un a?o de un trabajador cualificado. Desgraciadamente, el momento de esplendor de sus modelos dur¨® poco. Marten falleci¨® a los 28 a?os, y la pareja perdi¨® a dos de sus tres hijos en la infancia. Ella se cas¨®, enviud¨® de nuevo y muri¨® a los 78 a?os. Los descendientes de su segundo marido vendieron los retratos, que acabaron en el dormitorio del bar¨®n Gustave de Rothschild. Una vez restaurados en Holanda, pasar¨¢n cinco a?os en el Rijksmuseum, y luego otros cinco en el Louvre. Despu¨¦s viajar¨¢n cada ocho a?os. Siempre juntos. El trato impide separar a Marten y Oopjen.
Babelia
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