Felipe Ben¨ªtez Reyes rescata al personaje del ¡°p¨ªcaro¡±
La novela ¡®El azar y viceversa¡¯ retrata la sociedad espa?ola del ¨²ltimo medio siglo
¡°Mi palacio est¨¢ en el aire / Y no tengo otro camino / Que el que va a ninguna parte¡±.
Estos versos musicales en la voz de El ni?o de Elche aparecidos en El azar y viceversa resumen el regreso a la novela espa?ola del buscavidas, el p¨ªcaro, el marrullero. Se llama Antonio Jes¨²s Escribano Rangel, y lo hace envuelto en un aire melanc¨®lico, descolocado de su lugar en el mundo y con la sensaci¨®n perenne de fraude, de que la familia, la sociedad, el pa¨ªs y la vida lo han enga?ado.
Confrontaci¨®n sincera con los lectores
En esa b¨²squeda continua, la voz de este p¨ªcaro del siglo XXI muestra un mercado de espejismos. Un bazar que queda claro desde la primera p¨¢gina de la novela cuando la voz sincera de Antonio Jes¨²s Escribano confronta a los lectores al decir que ¡°todos llevamos una triple vida, sustentada en tres pilares: lo que queremos ser, lo que quisi¨¦ramos ser y lo que en verdad somos¡±. A partir de ah¨ª su vida, la vida de muchos, deambular¨¢ por el laberinto del baile de m¨¢scaras para poder sobrevivir.
?l mismo cuenta su historia, que abarca desde el franquismo, pasando por la Transici¨®n, hasta llegar al presente, en un fluir de episodios que trascienden la an¨¦cdota, el humor y la iron¨ªa para desenmascarar a la sociedad espa?ola por sus mecanismos de hipocres¨ªa social, laboral y pol¨ªtica. Con ese buscavidas, Felipe Ben¨ªtez Reyes (Rota, C¨¢diz, 1960) ha vuelto a la novela despu¨¦s de 10 a?os. Un retrato de medio siglo que ha titulado El azar y viceversa (Destino) en cuyas p¨¢ginas est¨¢n presentes dos temas esenciales, dos b¨²squedas clave en cualquier individuo y que se complementan: la identidad y sus desfiguraciones y la felicidad y sus laberintos. Las trampas de ambos al servicio de sus amos.
¡°La vida de cualquiera es m¨¢s simple de lo que pensamos. La vida es larga, compleja, pero simple. Tendemos a reducir los elementos como mecanismo de supervivencia¡±, reflexiona Ben¨ªtez Reyes. Y para escenificarlo de manera superlativa y cr¨ªtica ha creado ¡°un personaje r¨¦mora, alguien cuya vida se desmorona continuamente y debe recomponerse como sea, con realidades o falsedades¡±.
El azar y viceversa recuerda el juego peligroso a que puede estar sometida la identidad. ¡°Mi personaje renuncia a su personalidad; incluso llega a cambiar de nombre y surge un cinismo menesteroso que en la realidad eligen muchas personas. Nunca hay definici¨®n de su ser de cara a la realidad¡±, revela Ben¨ªtez Reyes.
El protagonista se enfrenta a una vida llena de sinvivires a lo largo de cuatro d¨¦cadas y varias de sus situaciones parecen sacadas de una comedia. Mientras tanto su creador, como hijo de esa generaci¨®n, dice que le gustaba la idea de creaci¨®n colectiva. Ahora reconoce que ¡°con el paso del tiempo aparece una necesidad de entenderse m¨¢s con uno mismo, sin necesidad de espejos¡±.
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