Egotrip Cristiano

En la sosa, fr¨ªa y as¨¦ptica retransmisi¨®n de la final de la Eurocopa, si algo se impuso a un partido de atl¨¦ticos titanes fue el teatrillo de Cristiano Ronaldo. No va la primera l¨ªnea por los comentaristas de Tele 5, bien liderados durante todo el campeonato por Manu Carre?o. Sino por la realizaci¨®n de la imagen a cargo de la televisi¨®n francesa. Acostumbrados a ver el f¨²tbol como se?ores tras la revoluci¨®n que impuso en Espa?a Canal +, contemplar una final hilvanada por profesionales vetustos anclados en los setenta, amuerma.

No hubiese estado nada mal que la Francia de, por supuesto Griezmann, pero sobre todo de Sissoko, Pogba, Matuidi, Umtiti, Evra, Sagna, se alzara con el trofeo¡­ M¨¢s que nada para darle en los morros a la inmunda Marine Le Pen y a aquellos que suspiran por un pa¨ªs sin matices ni colores, cerrado a cal y canto. Si alg¨²n efecto positivo tuvo en su d¨ªa la escuadra de Zidane fue atemperar la xenofobia a base de triunfos mestizos con su selecci¨®n. El tremendo gol de Eder desactiv¨® un poco el efecto de la sana medicina que debe poner en valor una naci¨®n hoy descendiente y deudora de ?frica.

Aunque si algo qued¨® para la historia fue el triunfo de Portugal. Sin Cristiano. Esa man¨ªa que tiene la vedette madridista de hacer creer al personal que sin ¨¦l no hay vida, no responde m¨¢s que a un constante y caprichoso egotrip. Su salida del campo, como si se acabara el mundo, result¨® pat¨¦tica. Pero sus compa?eros se bastaron para darle una lecci¨®n: nadie es imprescindible. Mucho menos si se cree Dios. Apareci¨® de nuevo en la pr¨®rroga. Para suplantar a un Costa Santos que con su brillante esquema t¨¢ctico qued¨® eclipsado por los aspavientos del divo en la banda. Menuda cruz. Insoportable.