Virginie Despentes: ¡°Francia est¨¢ en ca¨ªda libre¡±
Revolucion¨® las letras de su pa¨ªs con 'F¨®llame'. Ahora publica 'Vernon Subutex', una trilog¨ªa que habla del miedo colectivo a que la crisis nos afecte
"Pasados los 40, todo el mundo parece una ciudad bombardeada¡±, reflexiona Vernon Subutex. Sobre las ruinas de este hombre de clase media que frisa la cincuentena y ha perdido, en este orden, su tienda de discos, su subsidio y su casa, ha construido Virginie Despentes (Nancy, 1969) la trilog¨ªa ¡ªacaba de editarse el primer volumen en castellano¡ª que la ocupa desde 2013. ¡°Esta crisis nos ha ense?ado que nos puede pasar a nosotros y, sobre todo, que nos puede pasar a cualquier edad. Solo despu¨¦s de publicar la novela me he dado cuenta de que esto se ha convertido en un miedo colectivo que todos compartimos de manera racional o irracional¡±. Tras dos libros de ensayo, Teor¨ªa King Kong (Melusina, 2007) y Apocalypse b¨¦b¨¦ (2010), Despentes ¡ªque carga con la etiqueta de enfant terrible de las letras francesas desde su debut en la narrativa con F¨®llame¡ª se plante¨® Vernon Subutex (Literatura Random House) como una novela corta. Pero, unos meses de escritura despu¨¦s, se encontr¨® con m¨¢s de 1.000 p¨¢ginas que la cr¨ªtica de su pa¨ªs ha saludado como una ambiciosa radiograf¨ªa de la sociedad francesa actual. ¡°Esta primera parte es un retrato de personajes deprimidos porque as¨ª es como yo veo Francia: creo que ahora empe?zamos a despertar, pero nos est¨¢ costando entrar en el presente, dejar atr¨¢s el siglo XX y entrar en el XXI. Se han destruido empleos, empresas, las universidades no son lo que eran¡ Es una ca¨ªda libre y nos sentimos mal. Hemos perdido nuestra identidad. Atravesamos un episodio de nostalgia colectiva porque el siglo pasado fue el ¨²ltimo en el que Francia mol¨® como pa¨ªs¡±.
¡°Lo que m¨¢s me desconcierta del ascenso de la extrema derecha es la fascinaci¨®n que ejerce sobre los privilegiados¡±
Despentes escribi¨® parte de la trilog¨ªa en Barcelona, donde vivi¨® durante tres a?os. ¡°Eran los a?os duros de la crisis y, obviamente, se han filtrado en la trilog¨ªa. Nunca se me olvidar¨¢: en una de mis primeras visitas a Madrid me cruc¨¦ con una peque?a manifestaci¨®n antidesahucios en la que todos ten¨ªan m¨¢s de 70 a?os. Me impact¨® mucho. En la generaci¨®n de mis padres, si hab¨ªas trabajado toda tu vida, a los 60 pod¨ªas considerarte a salvo¡±, relata. ¡°Sin embargo, a m¨ª en esa ¨¦poca me vino muy bien salir de Francia porque el pa¨ªs estaba sumido en un clima de depresi¨®n colectiva. Incluso los m¨¢s privilegiados hab¨ªan entrado en una espiral de no esperar nada, de no desear nada. En Espa?a se afrontaba la realidad con otra actitud, m¨¢s positiva. En cambio en Francia no hab¨ªa optimismo para nadie¡±.
Quiz¨¢s tan solo para Vernon Subutex. Todo se desmorona, pero ¨¦l finge no enterarse de nada. Adem¨¢s, se consuela, conserva muchos y buenos amigos. ¡°Yo trabaj¨¦ en una tienda de discos y all¨ª se congregaban perfiles muy distintos. Por primera vez me interesaba explorar en la ficci¨®n qu¨¦ hab¨ªa sido de todas esas personas a las que en los ochenta hab¨ªa unido la pasi¨®n por la m¨²sica y a la que la vida hab¨ªa llevado por caminos muy distintos, inimaginables cuando eran j¨®venes y pertenec¨ªan a la escena underground¡±. A todos les va mejor que a Subutex, pero a ninguno le va demasiado bien. Y lo que poseen, subraya la autora en la novela, no suele ser fruto del esfuerzo. ¡°Es lo que veo a mi alrededor. Solo en contadas ocasiones la riqueza procede del trabajo. En Francia, los que tienen dinero lo tienen de patrimonio. No he conseguido reunir ejemplos de lo contrario. Y conozco a mucha gente¡±. Tampoco ha conseguido comprender ¡°el deseo de sangre¡± que, en su opini¨®n, ciega a los poderosos. ¡°Lo que m¨¢s me desconcierta del ascenso de la extrema derecha en mi pa¨ªs es la fascinaci¨®n que ejerce sobre los privilegiados. No soy capaz de entender esa rabia, esa frustraci¨®n, ese odio hacia los m¨¢s d¨¦biles¡±.
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