¡°Cada experiencia es como la lengua de la vida. O de la muerte¡±
Guillermo Arriaga es un escritor, productor y director de cine conocido principalmente por los guiones de pel¨ªculas como Amores perros, 21 gramos o Babel
?De qu¨¦ est¨¢ hecha su alma? De mis padres, de mi abuela, que viv¨ªa con nosotros. Mi padre quiso ser ingeniero pero fue autodidacta que le¨ªa a Kafka y a Heidegger. Nos inculcaron amor por los libros, por la naturaleza. Me ense?aron que mi lugar no era M¨¦xico sino el mundo, y ah¨ª ten¨ªa que viajar.
?C¨®mo fue esa infancia? Soy el tercero de cuatro hijos; Carlos tuvo polio, luego lo atropellaron y por ese accidente necesit¨® atenci¨®n continua. Mi hermano peque?o naci¨® muy enfermo. Yo aprend¨ª a ser independiente, a resolver mi vida sin consuelo de nadie.
Y se dedic¨® a buscar met¨¢foras¡ Era muy t¨ªmido y ten¨ªa d¨¦ficit de atenci¨®n. Y me di cuenta de que s¨®lo pod¨ªa expresarme contando historias, sucesos. ?Y cuando a¨²n era ni?o so?aba con ganar el Nobel, el Oscar y el Festival de Cannes!
?Qu¨¦ sue?o conserva? Todos. Vivo en un sue?o, una vida plena y feliz.
?Y c¨®mo afecta la realidad exterior a su sue?o? No he tenido situaciones dr¨¢sticas o graves. Mis padres me dijeron que el mundo acabar¨ªa d¨¢ndome lo que yo pidiera. Y me duele la realidad de M¨¦xico, claro. La pobreza, la impunidad, la corrupci¨®n¡;,la injusta distribuci¨®n de la riqueza me parece atroz.
?El arte le ha servido para explicar el mundo adulto? El arte no da respuestas sino preguntas. Y siempre he escrito a partir de mi propia realidad. Por la caza he viajado mucho; he conocido amigos m¨ªos campesinos analfabetos. Por uno de ellos, Melquiades, escrib¨ª Los tres entierros de Melquiades; ¨¦l no ha muerto. Vive en el norte de EE UU; es un refugiado. Se habla de refugiados como si s¨®lo fueran los que vienen de la guerra, pero hay guerras econ¨®micas, como la del Tratado de Libre Comercio. Produjo una cat¨¢strofe y los campesinos ya no tuvieron con qu¨¦ sobrevivir.
?Y qu¨¦ visiones hay detr¨¢s de Amores perros?Son historias personales. Mi padre fue a casa de un amigo para traerse un perro de su camada. Pensamos que ser¨ªa rubio, con ojos azules, y era uno negro, feo. Mat¨® a otro, se sinti¨® atacado. Los vecinos empezaron a llevarse al perro para hacer peleas. De ah¨ª viene. Un coche en el iba yo cay¨® al abismo,. Era ni?o, iba dormido. Tuve amnesia, quise recuperar lo que pas¨®. En Amores perros recuper¨¦ esas sensaciones.
Son historias de soledad. Ten¨ªa rabia por la injusticia y por la miseria, cre¨ªa en el marxismo y que era posible cambiar el mundo por las armas. Me decepcion¨¦, y se lo contagi¨¦ al Chivo, el personaje de la tercera historia de Amores perros. Lo conoc¨ª. Hab¨ªa sido un m¨²sico muy famoso. Su hija, drogadicta, desapareci¨®; la vida dej¨® de tener sentido para ¨¦l y se fue al abismo.
Cuando se escribe se indaga en la propia vida¡ Escribo de lo que me ha afectado. Siempre he querido que quien vea o lea mi trabajo piense que este hombre tuvo calle y monte¡ El accidente me dej¨® heridas, cicatrices, hierros. Cada experiencia es como la lengua de la vida, o de la muerte, que te da un lametazo.
?Y c¨®mo le afectan las cicatrices de su propio pa¨ªs? Hay una bondad innata en la gente. ?Qu¨¦ es lo que provoca esa corrupci¨®n, esos asesinatos, esas cat¨¢strofes? A?os de discriminaci¨®n racial. La conquista no s¨®lo derrot¨® una vez. Y cuando un pol¨ªtico mexicano llega al poder lo que quiere es volver a saquear. ?Y oigo a amigos que le dicen a otros: ¡°?Eres muy pendejo! ?No robaste lo suficiente!¡± Lo que me asombra es que sea gente que no viene de abajo, sino que estudi¨® en Harvard, la que saquea el pa¨ªs¡
?Y el narco? Lo entiendo m¨¢s: son psic¨®patas, tienen una mentalidad empresarial sin salida propicia, salen de la desesperaci¨®n y le dan poco valor a la vida.
Es cazador. En Espa?a ya no se mira tan bien la caza¡ Somos una especie cazadora y estamos sentados en un trono de sangre. Los ataques provienen de las clases urbanas, que s¨®lo han visto la naturaleza por computadora. Yo cazo con arco y con flecha, y me como lo que cazo. Respeto la naturaleza, tambi¨¦n soy naturaleza.
Babelia
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