M¨¦xico: en el pa¨ªs con menos d¨ªas libres
As¨ª se viven las vacaciones en M¨¦xico, el pa¨ªs de la OCDE donde m¨¢s horas se trabaja
Para algunos ni?os de escasos recursos el verano significa el t¨¦rmino de un ciclo escolar y para otros es el comienzo de las vacaciones. En M¨¦xico son dos cosas distintas: en el primer caso es motivo de fiesta para el egresado, ya que la familia ahorr¨® durante meses para hacer la celebraci¨®n: comida, bebida, m¨²sica, padrinos, regalos y orgullo. Los hijos, con estudios concluidos, ser¨¢n mejores que nosotros, y eso es digno de festejo porque hay un futuro, aunque lejano, que se ve como promesa de un mundo mejor. Y hay que escalarlo a?o a a?o para continuar con el ritual. En el segundo caso, el dinero ahorrado sirve para uno o varios d¨ªas de recreaci¨®n, seg¨²n las posibilidades, en alg¨²n balneario, un parque tem¨¢tico o el mar si se vive tierra adentro. Antes, en el caso de la zona metropolitana, el Gobierno citadino montaba algunas playas artificiales en distintos espacios p¨²blicos ¡ªen las fechas festivas de invierno a¨²n se congela una parte del z¨®calo de la ciudad para convertirla en una pista de hielo¡ª. Luego de ello, el verano no se diferencia de otras estaciones para los adultos, porque su trabajo contin¨²a, pero s¨ª para los hijos: hay que inventarse el tiempo libre fuera de la rutina de la escuela, ya sea en la casa de alg¨²n pariente que los cuide, o bien en el amplio sal¨®n de fiestas que es la calle.
Para los habitantes de la Ciudad de M¨¦xico, las temporadas de vacaciones aminoran el tr¨¢nsito vehicular y permiten por lo tanto una calidad de aire menos t¨®xica. Eso propicia que cada vez m¨¢s los capitalinos aprovechen esas fechas para hacer turismo en su propia ciudad. En museos, centros culturales, teatros y librer¨ªas se programan actividades para los ni?os, muchas de ellas gratuitas, desde escuchar a un cuentacuentos hasta fabricar un t¨ªtere. Son m¨¢s de dos meses feriados al a?o para los ni?os en el pa¨ªs de la OCDE cuyos padres laboran un mayor n¨²mero de horas anuales: 2.246, frente a las 1.371 de Alemania [y las 1.691 de Espa?a]. A la vez, M¨¦xico es una de las naciones que menos vacaciones obligatorias da a los trabajadores.
Para quienes tienen m¨¢s recursos, el verano ¡ªas¨ª como la Semana Santa y de Pascua, el fin de a?o y los puentes¡ª es el momento esperado por los hijos para viajar a una playa, a otro pa¨ªs o a la casa de campo. Trajes de ba?o, bloqueador solar, comida gourmet combinada con chatarra, paseos en lancha o en paraca¨ªdas, tours, hoteles todo incluido. Estos dos mundos de vacacionistas apenas se tocan, como si su tiempo transcurriera en dimensiones distintas. Aunque eventualmente el destino los une: me toc¨® vivir un fin de semana largo en septiembre de 2013 bajo el castigo de un hurac¨¢n, de nombre Manuel, en una de las m¨¢s antiguas y conocidas playas mexicanas: Acapulco. El meteoro lo hizo con tal violencia que oblig¨® a cerrar las carreteras y el aeropuerto durante algunos d¨ªas. Quien no contara con efectivo, el mundo se le ven¨ªa encima porque los cajeros autom¨¢ticos dejaron de funcionar. Los que ten¨ªan cubierta su estad¨ªa en un hotel, deb¨ªan pagar noches extras. Los supermercados agotaron pronto sus existencias. Era triste ver a familias enteras, a¨²n en traje de ba?o, resguard¨¢ndose de la persistente lluvia. Cuando por fin se pudo abrir la pista de aterrizaje, varios aviones comerciales y oficiales hicieron un puente a¨¦reo para regresar a los turistas. Y all¨ª no hab¨ªa distingo. Entraban a las aeronaves todos juntos formando una muy larga fila.
Francisco Hinojosa es escritor y editor mexicano.
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