Tarde redonda de El Juli, que sali¨® a hombros junto a Perera y Roca Rey
Los tres diestros triunfaron ante toros de Garcigrande, nobles y de escasas fuerzas
Los diestros Juli¨¢n L¨®pez El Juli, Miguel ?ngel Perera y Andr¨¦s Roca Rey salieron a hombros en el quinto festejo del abono de la feria de Santander, una tarde en la que el primero de ellos destac¨® sobremanera gracias a la gran faena protagonizada al cuarto toro de Garcigrande.
Con lleno en los tendidos, se lidiaron cuatro toros de Garcigrande y dos -primero y tercero- de Domingo Hern¨¢ndez, desiguales de presentaci¨®n. De poca fuerza el primero, manejable el segundo, manso el tercero, con clase y duraci¨®n el cuarto, con calidad el quinto y manejable el sexto.
Juli¨¢n L¨®pez El Juli, ovaci¨®n tras leve petici¨®n y dos orejas.
Miguel ?ngel Perera, oreja y oreja.
Andr¨¦s Roca Rey, aviso y ovaci¨®n tras leve petici¨®n, y dos orejas.
El Juli ha administrado con pericia la calidad de ¡®Chill¨®n¡¯, el cuarto de la tarde. Se encampanaba el de Garcigrande, un puntito alto, en los primeros tercios, y el de varas fue un simulacro. El Juli le abri¨® los caminos llev¨¢ndolo a media altura en el primer tramo de la faena de muleta. Una vez afianzado, el madrile?o ha exigido con su muleta rastrera, barriendo la arena de Cuatro Caminos en tandas rotundas por ambas manos. De especial sabor las zurdas.
Exprimi¨® la nobleza con el temple como eje fundamental y mat¨® de un estoconazo, tras el que pase¨® dos orejas de ley.
El primero quer¨ªa galopar. Sus fuerzas contadas actuaban como fuerza de signo opuesto a su voluntad de entregarse. El pundonor julista ha mantenido en pie la admiraci¨®n de las bondadosas gentes que llenaban el coso, en series por ambas manos, condicionadas por una embestida nunca entregada.
El quinto ha acreditado una calidad extraordinaria por el pit¨®n derecho, mano por la que Perera lo ha gobernado a placer en una primera mitad de una faena de categor¨ªa. Se suced¨ªan las series a derechas frondosas, de cinco y seis muletazos, rematados muy atr¨¢s. Perera se recreaba en lo fundamental y se ha echado la pa?osa a la zurda, donde s¨®lo el punteo del toro en el final desluci¨® los muletazos.
Justo despu¨¦s, al final de una nueva tanda muy acoplada, el toro ha empezado a mirar hacia chiqueros, momento en el que el extreme?o ha cerrado la puerta al toreo en redondo, y ha optado por los circulares.
El primero de su lote, hondo y cornicorto, ten¨ªa cara de becerro, y, como tal, lo han tratado en el caballo: apenas unos azotes ha llevado. Se ha secado el charquito que surgi¨® de la boca de riego, y all¨ª mismo ha muleteado Perera con el habitual principio de los muletazos cambiados por la espalda.
Ha resbalado con profundidad por ambos pitones ¡®Descorchado¡¯, mejor cuando se le citaba en la media distancia. Ha entrado la gente en la faena en dos series de naturales profundos y ligados, pero la falta de continuidad en las embestidas del astado ha deslucido la labor.
Ha quitado Roca Rey por saltilleras al sexto. El buen discurrir del toro en el segundo tercio hac¨ªa presagiar constancia en la muleta. As¨ª ha sido en el inicio con la derecha. Luego, Roca ha muleteado muy encima, donde el de Garcigrande parec¨ªa sentirse menos a gusto. Se ha calentado el ambiente con el peruano entre los pitones. La estocada ha ca¨ªdo en el mism¨ªsimo hoyo de las agujas, y el presidente ha apurado hasta el final la concesi¨®n de la segunda oreja.
Estrechito de sienes y bien armado, el tercero se ven¨ªa cruzado, no por derecho. Roca Rey lo ha atrapado en el quite, en el que lo ha toreado en redondo con el env¨¦s del capote. Andares mexicanos no ten¨ªa precisamente el bicho, un buey de carreta. Roca Rey mec¨ªa la muleta en una templada diestra inicial con las dos rodillas en tierra. Y el toro dijo basta.
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