Los ciervos pasean por la casa privada de Van Gogh
Una coleccionista alemana reuni¨® un centenar de pinturas y un millar de dibujos del artista
M¨¢s all¨¢ de la riada de peregrinos (1,6 millones de visitantes, en 2014) que acuden a admirar las 200 pinturas atesoradas en el museo Van Gogh de ?msterdam, el mapa del genio holand¨¦s se extiende por cada rinc¨®n de los Pa¨ªses Bajos en los que transcurri¨® su atormentada vida. Y entre todos esos lugares destaca uno por encima del resto: el Museo Kr?ller-M¨¹ller, en el parque nacional Hoge Veluwe, en ?tterlo, a menos de una hora en coche desde la capital holandesa.
Es uno de esos museos fuera de ruta que merecen ser descubiertos. Conocido como la casa privada de Vincent van Gogh, re¨²ne un centenar de pinturas y m¨¢s de un millar de dibujos del artista reunidos por Helene Kr?ller-M¨¹ller (1889-1939), una de las primeras mujeres europeas que ejerci¨® el coleccionismo (lleg¨® a acumular 20.000 objetos), adem¨¢s de una de las pioneras en reconocer la val¨ªa de Van Gogh (1853-1890).
La visita al Kr?ller-M¨¹ller ofrece muchos alicientes no solo art¨ªsticos, m¨¢s a¨²n si es con ni?os. El parque Hoge Veluwe tiene una extensi¨®n de 5.500 hect¨¢reas de variad¨ªsimo paisaje. Los tupidos bosques de abetos, las dunas y los grandes brezales (la diana completa se logra cuando el visitante coincide con la floraci¨®n de estos arbustos) sirven de cobijo a la fauna de este bello espacio, tambi¨¦n abundante: ciervos, muflones o jabal¨ªes pasean a su aire, ajenos a los visitantes.
Grandes esculturas
Una de las partes m¨¢s importantes de la inmensa colecci¨®n de los Kr?ller-M¨¹ller son las grandes esculturas que se exhiben al aire libre. Son 180 piezas, que proponen un viaje por la historia de la belleza esculpida, con obras de Henry Moore, Richard Serra, Auguste Rodin, Aristide Maillol, Jean Dubuffet o Pierre Huyghe. Todas ellas forman un peculiar bosque de arte al aire libre que, una vez recorrido y disfrutado, sirve de acceso al sencillo edificio en el que se encuentra el museo. All¨ª aguarda, junto a piezas esenciales de artistas de la primera mitad del siglo XX, con Picasso y Juan Gris ampliamente representados, la deslumbrante colecci¨®n de Vincent van Gogh.
Hay obras suyas tan conocidas como Los comedores de patatas, La Berceuse, El puente de Langlois o El place du Forum. Las paredes muestran ¨®leos y dibujos de los primeros a?os del artista, y retratos y paisajes pertenecientes a las muchas series en las que trabaj¨® compulsivamente durante toda su vida, hasta que la noche del 28 al 29 de julio de 1890 decidi¨® ponerle fin a sus 37 a?os. Hasta entonces, se asegura que no hab¨ªa vendido ninguno del millar de cuadros que integran su inventario o, como mucho, uno solo.
Helene Kr?ller-M¨¹ller compr¨® su primer van gogh en Holanda, en 1907. Era un campo sembrado por el que pag¨® el equivalente a unos doscientos euros. Ese mismo a?o, ella viaj¨® a Par¨ªs con su marido y en solo un mes compr¨® 15 telas. Dos meses despu¨¦s, sum¨® otras 13 obras. Y as¨ª, hasta alcanzar el centenar que se pueden ver en un museo que la coleccionista proyect¨® como el aut¨¦ntico hogar del genio de Zundert.
La elecci¨®n de las obras fue siempre una decisi¨®n personal de Helene M¨¹ller. Su esposo, Anton Kr?ller, dedicado al comercio internacional, financiaba los deseos coleccionistas de ella. Juntos decidieron finalmente adquirir los terrenos hoy convertidos en un parque ejemplar. El museo abri¨® sus puertas en 1938, un a?o antes de la muerte de Helene M¨¹ller.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.