La ciencia desvela la modelo que ocult¨® Degas tras una mujer an¨®nima
Investigadores australianos aplican una t¨¦cnica rompedora para descubrir a Emma Dobigny en un lienzo reutilizado del pintor franc¨¦s
Hay un retrato del pintor franc¨¦s Edgar Degas oculto bajo su Portrait de femme, un ¨®leo sobre lienzo de 1880 o poco antes, actualmente en la colecci¨®n de la National Gallery de Victoria, en Australia. Los investigadores creen que la mujer escondida es la modelo Emma Dobigny, y deducen ciertas t¨¦cnicas del pintor a partir de las correcciones que hizo a las orejas de su musa. La tecnolog¨ªa que han desarrollado se podr¨¢ usar sobre otros lienzos reutilizados de los que emerger¨¢ tal vez una historia oculta del arte.
Ya se sab¨ªa que hab¨ªa algo debajo del Portrait de femme, y se lleva intentando reconstruir desde 1922, pero con resultados muy modestos. Cient¨ªficos del Sincrotr¨®n Australiano, en Victoria, y el Museo Reina Victoria de Launceston (Australia) han usado t¨¦cnicas muy avanzadas (fluorescencia de rayos X, o XRF, computaci¨®n en falso color) para producir una imagen excelente, al nivel de resoluci¨®n de una sola cerda del pincel, y con todos los colores que us¨® el pintor, hasta el m¨ªnimo matiz. Presentan los resultados en la revista t¨¦cnica Scientific Reports.
Las orejas de Dobigny han resultado particularmente informativas. Su desproporci¨®n y textura borrosa indican que Degas estuvo luchando con ellas, en sucesivos intentos de hallar su forma final. Los historiadores del arte saben que Degas, uno de los padres del impresionismo, pintaba una especie de "orejas de duende" en ese periodo. La XRF es tan fina que puede distinguir las sucesivas capas con que el artista fue corrigiendo las iniciales orejas de duende de Dobigny hasta darles una forma m¨¢s convencional, propia de su estilo maduro.
La reconstrucci¨®n tambi¨¦n revela muchas sutilezas sobre la t¨¦cnica del pintor, como las distintas direcciones de la pincelada y otros detalles que, seg¨²n piensan los investigadores australianos, resultar¨¢n imposibles de reproducir para los falsificadores, no de este cuadro, sino de cualquier cuadro. Ah¨ª ven otra futura aplicaci¨®n de su metodolog¨ªa.
Solo un a?o despu¨¦s de su descubrimiento, en 1895, los rayos X se han utilizado para analizar obras de arte. Su utilidad se basa en los metales pesados que contienen los pigmentos. Pero, como sabe cualquier paciente de dentista, los rayos X no aportan una informaci¨®n muy delicada; all¨ª se ven cosas muy blancas (los metales) y otras no tan blancas (cualquier otra cosa), y deducir de ah¨ª el vuelo de una pincelada o el matiz de un color requiere casi tanto arte como el que ten¨ªa el artista, y una cara mucho m¨¢s dura.
La fluorescencia de rayos X (XRF por sus siglas inglesas), que requiere usar un sincrotr¨®n, o peque?o acelerador de part¨ªculas, tambi¨¦n detecta los metales de los pigmentos, pero con tanta finura que permite la reconstrucci¨®n de las capas de pintura ocultas con una calidad comparable a la que ten¨ªan antes de que el pintor las arruinara con su nueva pintura. Su estreno fue sin duda espectacular: el descubrimiento en 2008 de un retrato de mujer bajo el Patch of grass de Van Gogh. La XRF mejorada de los australianos ha dejado aquello muy atr¨¢s ocho a?os despu¨¦s. Ah¨ª s¨ª que se ve, literalmente, el trazo de una sola cerda del pincel de Degas.
En la larga y honrosa historia de las pinturas ocultas, el pintor de las bailarinas no destaca por su especial sofisticaci¨®n. Para reciclar un ¨®leo, uno suele tapar la pintura anterior con una lechada que le deje libre el campo, pero eso no iba con Degas: se conform¨® con darle la vuelta al retrato fallido y pintar el nuevo encima. Utiliz¨® esas capas de pintura finas y atmosf¨¦ricas, con una textura casi de pastel, que ahora todos distinguimos como su marca de f¨¢brica.
Y el tiempo, para colmo, ha jugado en su contra: las propiedades de refracci¨®n del aceite en que se disuelven los pigmentos les hace perder opacidad con el paso del tiempo. Si los artistas se supieran la f¨®rmula del verde esmeralda (Cu(C2H3O2)2¡¤3Cu(AsO2)2), evitar¨ªan usarlo para tapar otras pinturas: es evidente que una cosa con tanto par¨¦ntesis solo puede volverse transparente con los a?os. No aprendemos.
Repintar, una pr¨¢ctica para ahorrar o arrepentirse
Pintar sobre una figura ya plasmada en un lienzo ha sido una pr¨¢ctica habitual en el mundo del arte. La primera raz¨®n es obvia: para ahorrar costes. Es significativo el caso, una vez m¨¢s, de Pablo Ruiz Picasso, que sol¨ªa repintar en su juventud, pero no tanto en su madurez, cuando era ya un artista consagrado. Otra raz¨®n es el arrepentimiento del creador y su ¨¢nimo corrector para mejorar.
En cualquier circunstancia, siempre resulta interesante para los historiadores del arte poder analizar la t¨¦cnica empleada, las dudas del artista, o como, en ocasiones, una mancha es aprovechada para crear algo nuevo. Y todav¨ªa m¨¢s desde que la metodolog¨ªa de la investigaci¨®n del objeto est¨¦tico ha adoptado un planteamiento m¨¢s activo en la comprensi¨®n de la obra, que concede importancia a los cambios que experimenta el objeto y al papel del espectador, apunta el director del Museo Nacional Reina Sof¨ªa, Manuel Borja-Villel. Una perspectiva alejada del platonismo y cercana a la idea performativa de que la obra se va haciendo a s¨ª misma conforme se trabaja.
La investigaci¨®n australiana sobre el cuadro de Degas ha vuelto a poner de manifiesto, adem¨¢s, los grandes avances de la ciencia que permiten ver mucho m¨¢s en todos los campos, con aplicaciones desde la medicina hasta la historia del arte. La restauraci¨®n del conocido cuadro de Jos¨¦ Guti¨¦rrez Solana, La tertulia del caf¨¦ de Pombo, hace seis a?os en el Reina Sof¨ªa, descubri¨® que debajo de los nueve se?ores sentados alrededor de una mesa con sus caf¨¦s, sus copas y sus azucarillos, hab¨ªa un altar con una figura religiosa, varias velas y una persona agachada ignota.
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