El ¡®David¡¯ en ¡®boxers¡¯
Una ciudadana ha denunciado en San Petersburgo la r¨¦plica de la estatua de Miguel ?ngel por da?ar la moral de escolares de la zona
Parece mentira que el cuerpo ¡ªsobre todo el femenino¡ª siga despertando tanta curiosidad y hasta tanto morbo, a pesar de la de cuerpos que tenemos vistos en los museos, el cine, la televisi¨®n, la industria pornogr¨¢fica y en este momento Vimeo o Instagram, donde, por cierto, se tapa de aqu¨ª y de all¨ª. Es incre¨ªble que sea motivo de debates sobre sus usos y abusos despu¨¦s de los millones de estiramientos, reducciones, siliconas, retoques, curvies, ab cracks, arreglitos a lo Michael Jackson que el famoseo despliega en los programas basura y la vecina del octavo en la pescader¨ªa y que hacen del cuerpo menos cuerpo y m¨¢s rob¨®tica.
Este mismo verano, cuando empez¨¢bamos a reponernos de la bobada m¨¢xima ¡ªen mi modesta opini¨®n¡ª del d¨ªa de ba?adores opcionales en las piscinas de Madrid ¡ªcon unos a favor de pasear libremente las lorzas y otros preocupados por los mirones, los ni?os y en el fondo igual tambi¨¦n por las propias lorzas¡ª, inesperadamente salta la noticia del mural a gran escala de Hillary Clinton en una pared de Melbourne, obra del artista callejero Lush. En ¨¦l se mostraba a la candidata con un supermini bikini de barras y estrellas ¡ªvamos, casi lista para el d¨ªa del ba?ador opcional en las piscinas¡ª y las cr¨ªticas no se hac¨ªan esperar: la imagen era sexista. Y lo era, seguro, pero ?hubiera causado tanto revuelo si el cuerpo le hubiera pertenecido a una mujer an¨®nima? ?No es, adem¨¢s, ¡°arte¡± ¡ªaunque sea callejero¡ª y esta particularidad abre otro debate? El veredicto ha sido, no obstante, taxativo: o quitaba la obra o le multaban, de modo que Lush ha cubierto el desnudo con un niqab del cual asoman apenas los ojos. ?Se atrever¨¢ entonces alguien a decir que esa vestimenta es otra forma de abuso sobre el cuerpo de las mujeres sin arriesgarse a ser acusado de islam¨®fobo?
No ha sido la ¨²nica seudopol¨¦mica corporal en los primeros d¨ªas de agosto. Con motivo de una exposici¨®n sobre Miguel Angel en San Petesburgo se ha presentado en el exterior una r¨¦plica del David, recurso ret¨®rico usado desde tiempo inmemorial en algunas ciudades ¡ªrecuerdo su maravillosa y enorme presencia en Montev¨ªdeo¡ª. Sin pensarlo dos veces, una ciudadana ejemplar ha denunciado ante las autoridades pertinentes c¨®mo el desnudo de la estatua puede da?ar la moral de los ni?os en un colegio cercano. Aunque parece que nadie lo ha tomado muy en serio, siguiendo la irritante costumbre tan de moda, se ha abierto una encuesta popular. Hasta ahora la mayor¨ªa ha optado por dejarle desnudo ¡ªfalta por ver si la encuesta es vinculante¡ª, pero como al final salga que le tapen, me lo veo con boxers ¡ªigual que el del frigo de casa¡ª. O, lo que es peor, con niqab, igual que las mujeres de las fotos de Ga?tan Gatian de Cl¨¦rambault que tanto fascinaron a Lacan. Desde luego, as¨ª no se le ver¨¢ nada al bello David.
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