¡°Los pa¨ªses coloniales, como Brasil, siempre buscan su identidad¡±
La antrop¨®loga Lilia M. Schwarcz analiza la idiosincrasia del pa¨ªs sudamericano en un libro que se acaba de editar en Espa?a, coescrito con la historiadora Heloisa M. Starling
Los ojos del mundo est¨¢n ahora puestos sobre Brasil por los Juegos Ol¨ªmpicos. Y es posible que se vea m¨¢s locura o caos que m¨¦todo. Y que se dude de si es as¨ª de verdad o s¨®lo lo parece desde fuera. Y es posible que se encuentre la respuesta a estas cuestiones en las palabras de Lilia M. Schwarcz, antrop¨®loga brasile?a. ¡°Lo que miran ahora es una identidad de Brasil. Tenemos muchas¡±, matiza esta profesora de la Universidad de S?o Paulo, en el estudio de su casa, toda gafas de pasta, sonrisa y melena negra hecha coleta. La rodean incontables libros y, como d¨¢ndole la raz¨®n, obras ind¨ªgenas y arte brasile?o que perfectamente podr¨ªa acabar en alguna galer¨ªa puntera de Nueva York. ¡°Vistos desde fuera, hemos sido el pa¨ªs de la democracia racial en los a?os treinta: exotismo, Carnaval, capoeira y Carmen Miranda. En los sesenta, fuimos el pa¨ªs de la violencia. En los noventa fuimos el pa¨ªs del futuro. Ahora supongo que somos el pa¨ªs de la corrupci¨®n¡±.
?Schwarcz es, junto a la historiadora Heloisa M. Starling, autora de Brasil: Una biograf¨ªa, que Debate acaba de editar en Espa?a. Cuando este an¨¢lisis de c¨®mo la historia del pa¨ªs define su comportamiento se public¨® en Brasil el a?o pasado, el pa¨ªs estaba enred¨¢ndose en crisis y protestas callejeras. Ahora que el libro juega en la esfera internacional, se dirige a un p¨²blico estupefacto, a la espera de que Brasil se comporte como cualquier otro pa¨ªs. ¡°El reto es no darle a Europa la historia que busca. Europa es un lugar imperial, y esos siempre creen que tienen identidad propia. Los pa¨ªses coloniales, como Brasil, siempre est¨¢n busc¨¢ndola¡±, alerta Schwarcz. Y si esto aleja a Brasil de las grandes narrativas hist¨®ricas de Estados Unidos o Francia o Alemania, es s¨®lo la punta del iceberg.
Otros problemas: ¡°Es grande como un continente: si vas al sur ver¨¢s un pa¨ªs alem¨¢n; si vas a S?o Paulo ver¨¢s un pa¨ªs mestizo; si vas al noroeste ver¨¢s a un pa¨ªs africano. ?Cu¨¢l de ellos es Brasil? Todos. Tampoco puedes ubicarnos dentro de Am¨¦rica Latina. Hemos sido una colonia gigante que hablaba un idioma, el portugu¨¦s, que no hablaban nuestros vecinos; que usaba a los africanos de forma distinta de M¨¦xico o Hait¨ª y que tuvo una monarqu¨ªa muy popular (la de Dom Pedro I)¡±. Ning¨²n pa¨ªs es igual que otro pero Brasil es menos igual que todos los dem¨¢s.
En su libro, Schwarcz enumera una serie de rasgos para entender el pa¨ªs. Su capacidad para progresar socialmente y luego retroceder. La l¨®gica de la violencia. El mestizaje provocado por el colonialismo y la esclavitud: ¡°Brasil es mestiza no solo porque anticipa la mezcla sino tambi¨¦n la rotunda separaci¨®n¡±, escribe. Schwarcz subraya dos cuestiones: ¡°?En qu¨¦ se traduce hoy que seamos el pa¨ªs que m¨¢s tard¨® en abolir la esclavitud (lo hizo en 1888)? Que somos una sociedad jer¨¢rquica, desigual y proclive a la corrupci¨®n. ?Y nuestro problema con el familismo? Tratamos a los pol¨ªticos por su nombre: Lula, Dilma. Los santos tienen diminutivo. Eso es porque a¨²n no sabemos gestionar la esfera p¨²blica¡±. Guarda una pausa como esperando que los titulares del ¨²ltimo a?o expliquen alguno de estos dos prismas: Las investigaciones por corrupci¨®n masiva; el largo proceso de destituci¨®n de Dilma; los traspi¨¦s de las infraestructuras ol¨ªmpicas; la distancia entre las instituciones y la gente en la calle...
No queda claro desde fuera, insiste Schwarcz, que esta situaci¨®n pone a Brasil en la direcci¨®n correcta. ¡°Ya no tenemos problemas democr¨¢ticos, en el sentido de que celebramos elecciones de forma muy moderna; tenemos constituci¨®n. Ahora los problemas son republicanos: racismo, pobreza, homofobia, corrupci¨®n, desigualdad. No son pocos los desaf¨ªos pero tenemos que enfrentarnos a ellos para convertirnos en una rep¨²blica de verdad¡±.
Tendencia a la evasi¨®n
Otro de los rasgos aut¨®ctonos detectados por Lilia M. Schwarcz es esa capacidad del pueblo brasile?o de evadirse de la realidad. La antrop¨®loga recuerda c¨®mo en 1988 se realiz¨® una encuesta por todo Brasil sobre aceptaci¨®n racial. ¡°La pregunta uno era: ?Siente usted prejuicio hacia personas de otras razas? El 97% de los brasile?os contest¨® que no. La pregunta dos era: ?Conoce usted a alguien que siente prejuicio hacia otras razas? El 99% contest¨® que s¨ª. Esa es la relaci¨®n de Brasil con su imagen p¨²blica¡±. En el libro resume este fen¨®meno y el pa¨ªs de forma m¨¢s po¨¦tica: ¡°Entre lo que somos y nos cre¨ªmos ser, fuimos todo en la vida¡±.
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