El Juli, Perera y Cayetano ofrecen una buena tarde de toros en Gij¨®n

Los diestros Juli¨¢n L¨®pez El Juli y Miguel ?ngel Perera, con dos y tres orejas, respectivamente, salieron a hombros en Gij¨®n, en una tarde en la que Cayetano Rivera cuaj¨® una extraordinaria faena, malograda con los aceros.

Con tres cuartos de entrada, se lidiaron cuatro toros de Domingo Hern¨¢ndez y dos -tercero y cuarto- de Garcigrande, del mismo encaste y casa ganadera, bien presentados y de juego desigual. Los mejores, tercero, cuarto y quinto, aplaudidos en el arrastre. Blandos y sin raza los dos primeros y complicado el sexto.

Juli¨¢n L¨®pez El Juli: dos pinchazos y estocada (silencio); estocada (dos orejas).

Miguel ?ngel Perera: estocada (oreja); gran estocada (dos orejas).

Cayetano Rivera: pinchazo y estocada atravesada y descabello (gran ovaci¨®n); dos pinchazos, estocada y descabello (silencio tras aviso).

No empez¨® bien la tarde en Gij¨®n con un primer toro de Domingo Hern¨¢ndez sin fuerzas ni casta alguna, muy renuente a tomar los enga?os, y deslucido. El Juli lo intent¨®, pero le fue imposible llegar a la gente.

En el cuarto surgi¨® el torero en toda su dimensi¨®n. Ya con el capote firm¨® pasajes de notable calado, sobre todo un quite por lopecinas que puso al p¨²blico en pie. Pero lo mejor lleg¨® en el ¨²ltimo tercio con una faena plena y rotunda de principio a fin, mandona y profunda.

El primero de Perera, en el l¨ªmite tambi¨¦n de todo, se movi¨® al paso, sin entrega alguna. Con encomiable actitud logr¨® varias tandas por el lado derecho de inmaculada ejecuci¨®n. Falt¨® emoci¨®n a la faena, la misma que no tuvo el toro, al que despach¨® de una estocada fulminante, crucial para la concesi¨®n del trofeo.

Pero su mejor actuaci¨®n lleg¨® en el quinto, un gran toro al que Perera instrument¨® una faena de muy altos vuelos. Un inicio por alto, en el que altern¨® tambi¨¦n alg¨²n pendulazo, dio paso a un toreo fundamental de larga distancia, la muleta adelantada para enganchar y llevar cosido al astado a mil¨ªmetros de la tela. Todo muy reunido, limpio e hilvanado. Y a m¨¢s, a mucho m¨¢s, como la propia tarde. Brill¨® tambi¨¦n el pacense al natural, y en un ep¨ªlogo entre los pitones, de mucha autoridad y quietud. La estocada final, posiblemente la mejor del ciclo, puso en sus manos las dos orejas para redondear as¨ª la tarde.

Cayetano ray¨® a muy buen nivel con su primero, toro que fue de menos a m¨¢s, embistiendo con ritmo por los dos pitones. El madrile?o se emple¨® en un principio de faena de rodillas antes de sacarse al toro a los medios con torer¨ªa y prestancia.

All¨ª fue donde surgi¨® la magia, y los espectadores disfrutaron de un toreo excelso, templado, relajado y de especial regusto en la interpretaci¨®n. Faena bell¨ªsima sobre ambas manos, mejor si cabe al natural, sin olvidar tampoco los remates, adornos y cambios de mano. Fue una pena su fallo con la espada.

El sexto, en cambio, fue el garbanzo negro de la corrida, un animal complicado y muy deslucido con el que Cayetano hizo un esfuerzo sin recompensa.

Pontevedra: puerta grande para Ventura y Lorenzo

El rejoneador Diego Ventura y el matador de toros ?lvaro Lorenzo cortaron dos orejas cada uno y salieron a hombros en el segundo festejo de la feria de la Virgen Peregrina de Pontevedra, en el que Alberto L¨®pez Sim¨®n tambi¨¦n obtuvo un trofeo.

Con m¨¢s de media entrada, se lidiaron dos toros para rejoneo de los herederos de ?ngel S¨¢nchez y S¨¢nchez, nobles y colaboradores, y cuatro en lidia ordinaria de Torrehandilla, aceptablemente presentados, d¨®ciles y mansurrones.

El rejoneador Diego Ventura, oreja y oreja.

Alberto L¨®pez Sim¨®n, oreja y ovaci¨®n.

?lvaro Lorenzo, oreja y oreja.

?lvaro Lorenzo, que volvi¨® a hacer un pase¨ªllo desde la tarde de su alternativa en Nimes, all¨¢ por el mes de mayo, demostr¨® que est¨¢ capacitado para funcionar. El joven toledano llev¨® a cabo dos faenas en las que el temple, el gusto y el asentamiento fueron las armas principales para lograr una oreja de sendos astados de su lote.

L¨®pez Sim¨®n solo pudo aprovechar a su primero, toro noble y sin raza al que tore¨® con mucha soltura y desparpajo por el pit¨®n derecho. El quinto, en cambio, fue el toro m¨¢s deslucido de la funci¨®n por su manifiesta invalidez, y no pudo pasar de voluntarioso.

Abri¨® cartel el rejoneador Diego Ventura, que protagoniz¨® una buena actuaci¨®n. Gust¨® mucho en su primero, en el que destac¨® montando a ¡®Fino¡¯ en banderillas y, sobre todo, con ¡®Ritz¡¯ con las cortas. En el cuarto volvi¨® a hacer Ventura una exhibici¨®n de toreo a caballo, esta vez a lomos de ¡®Sue?o¡¯ y ¡®Roneo¡¯, con las farpas, y con ¡®Remate¡¯, en un final de altura. Cort¨® una oreja de cada uno de sus oponentes y abri¨® la puerta grande.