La orquesta como laboratorio
El director Iv¨¢n Fischer reivindica el eclecticismo al frente de la Budapest Festival Orchestra en la Quincena Musical de San Sebasti¨¢n
Iv¨¢n Fischer (Budapest, 1951) est¨¢ a medio camino entre el director de orquesta accidental y el compositor frustrado. Un h¨ªbrido tan habitual como fascinante. En su juventud empez¨® componiendo obras experimentales en el estilo de John Cage o fund¨® una compa?¨ªa teatral de vanguardia, hasta que la direcci¨®n orquestal irrumpi¨® en su vida. ¡°Ten¨ªa tanta m¨²sica de otros en mi cabeza que tuve que dejar de escribir la m¨ªa¡±, reconoce a EL PA?S. Fue un proceso natural, pero tambi¨¦n extra?o e insatisfactorio. ¡°Estudi¨¦ con dos maestros que ten¨ªan actitudes completamente diversas: Swarowski preconizaba la comprensi¨®n acr¨ªtica de la m¨²sica y Harnoncourt defend¨ªa casi lo contrario, pues siempre animaba a ir m¨¢s all¨¢¡±. Fischer gan¨® despu¨¦s un premio internacional y firm¨® contratos con varias orquestas. Surgi¨® entonces en ¨¦l una creciente desafecci¨®n hacia el funcionamiento de los conjuntos sinf¨®nicos tradicionales. ¡°Su principal problema es la rutina y la falta de implicaci¨®n emocional en la interpretaci¨®n¡±, confiesa. Con el tiempo, la principal creaci¨®n de este m¨²sico h¨²ngaro no ha sido ni una ¨®pera ni una sinfon¨ªa, sino una orquesta: la Budapest Festival Orchestra (BFO).
Fischer fund¨® la BFO en 1983, nueve a?os m¨¢s tarde se convirti¨® en un conjunto estable y fue consagrada en 2008 dentro del famoso ranking de la revista Gramophone entre las 10 mejores orquestas del mundo. ¡°Nos halaga que nos coloquen entre las mejores del mundo, pero somos una orquesta completamente diferente al resto y hacemos las cosas de otra manera¡±. Se refiere el director h¨²ngaro a su concepci¨®n de la orquesta como un laboratorio creativo donde experimenta en completa libertad con un conjunto de m¨²sicos incondicionales. ¡°Pretendemos fomentar la flexibilidad por medio de experiencias nuevas como conciertos improvisados y sin ensayo previo donde el p¨²blico elige incluso el programa¡±. Pero Fischer combina esas innovaciones con un planteamiento tradicional donde el director asume toda la responsabilidad al asimilar una composici¨®n y transmitirla al conjunto. Para ello se vale en parte del m¨¦todo Stanislavski: ¡°Me interesa mucho identificarme progresivamente con los compositores que dirijo como un actor con sus personajes¡±, confiesa.
El h¨²ngaro concibe la orquesta como un laboratorio creativo donde experimenta en completa libertad.
Las primeras dos actuaciones de Fischer con la BFO como orquesta residente de la 77? Quincena Musical de San Sebasti¨¢n han coincidido con el lanzamiento de su ¨²ltimo disco en Channel Classics donde graba por vez primera sus propias composiciones. En los ¨²ltimos a?os, el director h¨²ngaro ha retomado su labor compositiva con un lenguaje completamente ecl¨¦ctico que considera el m¨¢s avanzado de nuestro tiempo. ¡°Mahler fue quiz¨¢ el primer compositor que reflej¨® en su m¨²sica ese mundo ecl¨¦ctico en el que vivimos¡±, opina. Lo tiene incluso m¨¢s claro como int¨¦rprete. Quiz¨¢ nadie refleje hoy con semejante exuberancia ese lenguaje mahleriano a medio camino entre la naturaleza y el subconsciente que tiene su Tercera sinfon¨ªa. Fischer subray¨® el domingo en el Kursaal los contrastes, perfil¨® los retratos, pero tambi¨¦n resalt¨® lo program¨¢tico de esta monumental obra, como ese distante solo de fliscorno del tercer movimiento que representa la irrupci¨®n del hombre en el mundo animal. Excelentes la contralto Gerhild Romberger y las voces femeninas del Orfe¨®n Donostiarra junto al Orfeoi Txiki. Una obra, por cierto, muy apropiada para el A?o Cervantes, pues Mahler ley¨® el Quijote mientras escrib¨ªa esta sinfon¨ªa en 1896 y sabemos que se identific¨® con el idealismo y pureza del hidalgo.
Esa misma exuberancia tambi¨¦n irradi¨® en el primer concierto de la BFO el s¨¢bado, aunque a menor altura que con Mahler. Destac¨® m¨¢s la construcci¨®n de la ¨²ltima mano del ballet Juego de Cartas, de Stravinski, o lo intemporal en el Adagio religioso del Tercer concierto para piano, de Bart¨®k, que la Octava sinfon¨ªa, de Dvor¨¢k. Ideales fueron, eso s¨ª, las dos propinas: la pieza de Sobre un sendero frondoso, de Jan¨¢cek, que toc¨® el pianista D¨¦nes V¨¢rjon, o el arreglo del Dueto moravo Op. 38, de Dvor¨¢k, titulado ¡°Ho?e" (Dolor), que cantaron las integrantes femeninas de la orquesta acompa?adas por los instrumentistas de cuerda masculinos. Hoy martes volver¨¢n a actuar y veremos m¨¢s curiosidades de esta orquesta diferente donde Fischer gusta de mezclar las voces con los instrumentos en el R¨¦quiem de Mozart. ¡°La verdad es que no entiendo la raz¨®n por la que una orquesta se debe colocar siempre de la misma manera¡±, concluye.
Babelia
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