El infierno y los superventas
Desde la ¨¦poca de Dickens, editores, libreros y cr¨ªticos se han preguntado por el secreto que hace que un libro se convierta en 'best seller'
Creo, pero no estoy seguro (vaya, me ha quedado como un incipit de un narrador de Javier Mar¨ªas), que fue alguno de los primitivos Padres de la Iglesia ¡ªquiz¨¢s Tertuliano u Or¨ªgenes¡ª el que escribi¨® que una de las recompensas no menores de los bienaventurados que mueren en gracia de Dios ser¨¢ la de poder contemplar desde el cielo, como desde el pan¨®ptico de Jeremy Bentham, los espantosos tormentos de los condenados en el infierno. Ya ven: el Shadenfreude ¡ªes decir, la alegr¨ªa maliciosa por las desgracias de otros¡ª elevado a categor¨ªa teol¨®gica. Gozo con tu dolor, mi alegr¨ªa es tu da?o. Es como imaginarse hoy ¡ªcon el term¨®metro a punto de reventar¡ª a los extraterrestres (incluidos los habitantes del para¨ªso) contemplando retozones, y gin-tonic en mano, nuestro sofoco agoste?o desde su presumible ¨¢mbito fresquito. Y conste que el infierno de los antiguos no ten¨ªa nada que ver con el as¨¦ptico saloncito estilo Segundo Imperio en el que Sartre (Huis-Clos ¡ªA puerta cerrada¡ª, 1944) situaba el suyo, y en el que el mayor tormento era la mirada de los otros. No, el verdadero infierno es mucho menos minimalista y m¨¢s sofisticado; me lo imagino m¨¢s parecido al de Dante ¡ªilustrado por Dor¨¦¡ª o, a¨²n peor (y m¨¢s terror¨ªfico), al que describe largamente, y con tremendo nervio jesu¨ªtico, el padre Arnall a Stephen Dedalus y sus compa?eros en el inolvidable cap¨ªtulo segundo del Retrato del artista adolescente (1916), en el que se resumen las horrorosas penas de los condenados con tres terribles aposiciones: ¡°Ilimitada extensi¨®n de tormento, incre¨ªble intensidad de dolor, incesante variedad de tortura: esto es lo que la divina majestad, tan ultrajada por los pecadores, exige¡±. Por lo dem¨¢s, y en el caso improbable de que, por evidente descuido o equivocaci¨®n divinos, a mi muerte yo diera con mis huesos en el infierno, Gehena o T¨¢rtaro, la verdad es que, sobre el papel, prefiero el de los existencialistas al de Tertuliano u Or¨ªgenes, quien, por cierto, a?ad¨ªa a sus m¨¦ritos teol¨®gicos como Padre de la Iglesia el de haberse emasculado a s¨ª mismo para no sucumbir (como muchos de vosotros, mis improbables lectores, mis c¨®mplices) a la tentaci¨®n de la carne, y conste que no pretendo dar ideas. En cuanto a los existencialistas, constato que Ariel ¡ªque presenta un interesante programa non-fiction para la rentr¨¦e?¡ª publicar¨¢ dentro de unos d¨ªas En el caf¨¦ de los existencialistas, de Sara Bakewell (s¨ª: la autora del celebrado C¨®mo vivir con Montaigne), un ensayo biogr¨¢fico y cultural acerca de quienes construyeron aquella filosof¨ªa que, en sus numerosas variantes, iba a informar el Zeitgeist de posguerra. Bakewell, que sabe c¨®mo comunicar lo que otros har¨ªan abstruso, sit¨²a con eficaz efectismo did¨¢ctico el punto de partida del existencialismo ¡°moderno¡± en Par¨ªs a principios de los a?os treinta, cuando Montparnasse bull¨ªa y en Berl¨ªn Hitler estaba llegando al poder. All¨ª, mientras beb¨ªan en el bar Bec-de-Gaz c¨®cteles de albaricoque (el subt¨ªtulo ingl¨¦s del ensayo hace referencia al brebaje: no comprendo por qu¨¦ no lo han respetado en la edici¨®n espa?ola), Raymond Aron habl¨® a los ¡°novios¡± Sartre y Beauvoir de su descubrimiento berlin¨¦s de la fenomenolog¨ªa, mientras al futuro autor de El ser y la nada (1943) se le pon¨ªan los ojos como platos. Y as¨ª fue como todo empez¨®. En el caf¨¦ de los existencialistas trata de filosof¨ªa y de las distintas maneras de enfocar su objeto (Heidegger frente a Merleau-Ponty), de los pensadores y de su diferente modo de enfrentarse filos¨®ficamente a la vida, de ¨¦tica y moral y de un tiempo en el que todo cambi¨® para siempre y Par¨ªs era a¨²n la capital del mundo.
Superventas
Desde la ¨¦poca de Dickens, editores ¡ªantes incluso de que existiera el t¨¦rmino tal como hoy lo entendemos¡ª, libreros y cr¨ªticos se han preguntado por el secreto que hace que un libro se convierta en best seller. Hubo quien crey¨® que los ordenadores, cruzando la informaci¨®n que proporcionan los superventas del pasado y del presente, conseguir¨ªan hallar la f¨®rmula, pero a lo m¨¢s que han llegado las m¨¢quinas es a trazar una especie de tipolog¨ªa del best seller que hoy m¨¢s se vende en Estados Unidos, que es el mayor mercado del libro del planeta (en 2014 se vendieron all¨ª 2.700 millones de ejemplares en todos los formatos y soportes). Seg¨²n The Expert Editor, una de tantas webs que se dedican a captar clientela, el perfil del best seller que triunfa en EE UU tiene alrededor de 375 p¨¢ginas, una protagonista femenina (aunque los lectores los prefieren masculinos), preferentemente abogada o detective; adem¨¢s, el 25% de los best sellers (y el 40% de los que se venden en formato e-book) pertenece al g¨¦nero romance, seguido por thrillers, libros de asunto religioso, fantas¨ªa, y otros; tambi¨¦n me resulta significativo que, seg¨²n la citada web, el n¨²mero de palabras por frase en los best sellers norteamericanos ha descendido en los ¨²ltimos a?os, igual que el uso del punto y coma, mientras que ha aumentado el empleo de signos de interrogaci¨®n. Nada que ver, por tanto, con aquella obra total que pretend¨ªa escribir Carlos Argentino Doneri, el primo co?azo de Beatriz Elena Viterbo, en El Aleph borgiano. Por aqu¨ª las cosas son algo diferentes, aunque buena parte de los libros m¨¢s vendidos en los ¨²ltimos a?os hayan sido traducciones de ¨¦xitos estadounidenses. En todo caso, entre los potenciales superventas que se anuncian para la rentr¨¦e espa?ola destaco dos de sendos grupos rivales: Grijalbo (Random House) abrir¨¢ fuego el 31 de agosto con Los herederos de la tierra, de Ildefonso Falcones, que regresa a la misma Barcelona del Trecento en que situ¨® La catedral del mar (2006), uno de los m¨¢s rentables ¨¦xitos espa?oles de la ¨²ltima d¨¦cada (Atresmedia estrenar¨¢ en 2017 su serie inspirada en la novela). Por su parte, Planeta esperar¨¢ hasta el 4 de octubre para reventar presuntamente la caja registradora con la publicaci¨®n de La esp¨ªa, de Paulo ?Coelho, un romance con fundamento biogr¨¢fico protagonizado por Mata Hari, la c¨¦lebre bailarina, cortesana y esp¨ªa. Por cierto que, en los paratextos que acompa?an al libro, el autor, cuyos agudo olfato y sagaz instinto mercadot¨¦cnico son el sue?o de cualquier editor de superventas, ha definido a su personaje como ¡°una de nuestras primeras feministas¡± (?glup!).
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