El alcalde de la Piedad
Las calles de Nueva Orleans son un paisaje lunar, algunas est¨¢n as¨ª desde el hurac¨¢n
Aqu¨ª afuera, a media calle entre la puerta de Paul y Sonjie y el poste en el que Paul puso un tablero de basquetbol, hab¨ªa un bache como de metro y medio por metro y medio, a¨²n mayor en ¨¦pocas de lluvia; y de profundidad variable. Todo mundo en la cuadra lo report¨®. Cada tanto ven¨ªan contratistas de la alcald¨ªa, echaban piedras y arena y un barniz de cemento y se iban. A la semana ya estaba el hoyo otra vez.
Las calles de Nueva Orleans son un paisaje lunar. Algunas est¨¢n as¨ª desde el hurac¨¢n; otras, me han dicho, porque el Estado no recibi¨® unos fondos federales destinados a repavimentar, debido a su oposici¨®n a subir la edad para beber de 18 a 21 (si un derecho se defiende en Louisiana es el derecho a emborracharse); y en su mayor parte por mera negligencia. El noticiero local tiene una secci¨®n llamada Pothole of the Day, el bache del d¨ªa, en el que muestran los ejemplares m¨¢s notables. Dos veces Paul apareci¨® en el programa explicando los detalles de nuestro bache. Los reporteros ya lo conoc¨ªan, as¨ª que en lugar de entrevistarlo lo dejaban trabajar y ¨¦l circundaba el bache micr¨®fono en mano describiendo c¨®mo hab¨ªa empeorado y se?alando el lugar donde alguien hab¨ªa chocado con otro auto estacionado a causa del hoyo, y cu¨¢nto tiempo llevaba as¨ª. En el r¨®tulo, indicando qui¨¦n era el reportero invitado se le¨ªa: Anthony Paul, y abajo Self Appointed Mayor of Piety Street.
Paul ocupaba los escalones de su entrada no como quien ocupa un trono sino como quien se sabe un engrane fundamental para que la calle funcione como debe hacerlo. Saludaba a todo el mundo y si no se sab¨ªa tu nombre te daba uno. Durante las primeras semanas en Piety simplemente me llam¨® neighbor (vecino), creo que porque cuando le dije que mi nombre era ruso eso fue lo que le interes¨®, as¨ª que me presentaba como el vecino ruso, hasta que un d¨ªa su nuera, que es portorrique?a, se me qued¨® viendo y dijo: ¡°No eres ruso, apuesto a que eres mexicano¡±. Entonces se aprendi¨® mi nombre. Siempre que lo acompa?aba a beber en sus escalones me sab¨ªa alguien en esta cuadra, sent¨ªa que me dejaba ser un engrane menor, pero importante, de la franja de la ciudad que mantuvo andando todas las ma?anas y todas las tardes y todas las noches que pudo.
Hace unas semanas vinieron otra vez los contratistas de la ciudad; volvieron la semana siguiente, y de nuevo una semana despu¨¦s; y ahora s¨ª taparon el bache. Finalmente. Paul habr¨ªa hecho una fiesta.
Babelia
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