El arte viaja al espacio exterior
Una exposici¨®n en Tokio explora la eterna obsesi¨®n de los artistas por el origen del universo, los viajes espaciales y la vida extraterrestre
Si la carrera espacial ha dejado de ser un lejano recuerdo perteneciente a la Guerra Fr¨ªa, resulta l¨®gico que los grandes enigmas del cosmos vuelvan a ocupar el cerebro de los artistas contempor¨¢neos. Esta es la tesis que ha originado una nueva exposici¨®n en el Museo Mori de Tokio, que hasta el 9 de enero explora la eterna obsesi¨®n de los artistas por el origen del universo. "La competencia entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica ha terminado, pero vivimos en una era en que seis astronautas viven permanentemente en la Estaci¨®n Espacial Internacional, en que se descubren decenas de exoplanetas y se abren l¨ªneas comerciales con destino al espacio", explica la comisaria de la muestra, Reiko Tsubaki. "En consecuencia, es normal que los artistas se hayan vuelto a dar cuenta de que vivimos en el espacio".
Sirvi¨¦ndose de 200 obras y documentos, la exposici¨®n recorre el inter¨¦s de artistas y pensadores de todos los tiempos por el asunto. En la primera sala, distintos ejemplos de la evoluci¨®n de la cosmolog¨ªa en la civilizaci¨®n oriental, como astrolabios y mandalas budistas de siglos sucesivos, conviven con algunas p¨¢ginas del C¨®dice Atl¨¢ntico de Leonardo da Vinci, donde el genio italiano reflej¨® sus conocimientos sobre una gran variedad de temas, incluida la astronom¨ªa. En la siguiente, los artistas contempor¨¢neos se amparan de las mismas preocupaciones c¨®smicas, maravillados ante los misterios del universo. El cotizad¨ªsimo alem¨¢n Andreas Gursky retrata un observatorio de neutrinos solares y atmosf¨¦ricos ubicado a un kil¨®metro bajo tierra en una mina japonesa, mientras que su compatriota Wolfgang Tillmans, despu¨¦s de inmortalizar la vida nocturna berlinesa y londinense durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, fija su mirada en estrellas lejanas captadas mediante un telescopio ultrasensible.
Ayuda de la Nasa
Por su parte, el d¨²o Semiconductor presenta una de sus instalaciones concebidas con el concurso de la Nasa, que registra la actividad solar, mientras que el brit¨¢nico Conrad Shawcross ha instalado en el museo una de sus obras cin¨¦ticas y luminosas, que parecen emular el curso de objetos perdidos en el espacio. "Los artistas y los cient¨ªficos compartimos el deseo de representar lo invisible, de intentar ver m¨¢s all¨¢ de lo que presupone que es cierto y real", explica el artista desde Londres. "Muchos artistas trabajan como cient¨ªficos. Por ejemplo, Monet y Carl Andr¨¦ tienen mucho en com¨²n: repiten un proceso obsesivamente hasta que emerge un conocimiento situado m¨¢s all¨¢ de nuestro umbral perceptivo". A su alrededor, el japon¨¦s Hiroshi Sugimoto recrea en una imagen la flora propia del periodo Carbon¨ªfero, hace m¨¢s de 300 millones de a?os, y el franc¨¦s Pierre Huyghe combina lo macro y lo micro en un sugerente e indescifrable v¨ªdeo, que casi lo emparenta con Terrence Malick.
La vida alien¨ªgena es otra de las obsesiones que han compartido todas las ¨¦pocas. Junto a una primera edici¨®n de las teor¨ªas de Darwin y de rastros de meteoritos, el pintor e ilustrador Haijime Sorayama, conocido por sus im¨¢genes er¨®ticas, imagina la extraterrestre de sus sue?os, en una escultura a escala humana y en posici¨®n sugerente. En el extremo opuesto, la australiana Patricia Piccinini, cuya obra est¨¢ contagiada del esp¨ªritu del evolucionismo, imagina un beb¨¦ alien¨ªgena reci¨¦n desembarcado en la Tierra. En un rinc¨®n, un relato ilustrado de finales del siglo XIX da cuenta de una extra?a embarcaci¨®n llegada a las costas japonesas, de forma ovalada y colores vistosos. Los c¨®mics basados en las historias de H. G. Wells recogen ovnis bastante parecidos.
Los viajes por el espacio tampoco quedan fuera del recorrido. El fot¨®grafo franc¨¦s Vincent Fournier pas¨® a?os recorriendo las instalaciones dedicadas a la ingenier¨ªa aeroespacial alrededor del mundo, de las oficinas de la Nasa y la Agencia Espacial China a los desconocidos h¨¢bitats artificiales creados por una organizaci¨®n no gubernamental en Utah, que permiten realizar simulacros de la vida en Marte. "Desde el final de la Guerra Fr¨ªa, el espacio hab¨ªa perdido su potencial de atracci¨®n. Ahora vuelve a ser un territorio f¨¦rtil para la imaginaci¨®n de los artistas a causa del inter¨¦s que suscita en las industrias privadas", explica Fournier. "Para los artistas, el espacio es el terreno de juego donde se enfrentan la racionalidad y la imaginaci¨®n. Permite otra lectura de nuestra percepci¨®n de lo real". La muestra termina con un puro espect¨¢culo: la instalaci¨®n del colectivo interdisciplinar Team LAB permite realizar un viaje astral a trav¨¦s de efectos visuales de alta definici¨®n, que confieren la sensaci¨®n de flotar por el espacio gracias a distintos efectos visuales.
Arquitectura para colonizar el espacio
La exposici¨®n tambi¨¦n imagina qu¨¦ nos depara el futuro, exhibiendo distintos proyectos arquitect¨®nicos que apuntan a una posibilidad que cobra fuerza en el imaginario de cient¨ªficos y artistas: la colonizaci¨®n del espacio. Los apartamentos lunares proyectados en 2013 por el estudio del brit¨¢nico Norman Foster, a petici¨®n de la Agencia Espacial Europea, insin¨²an un porvenir no demasiado distinto al que aparec¨ªa en pel¨ªculas recientes como Gravity o Interstellar. El a?o pasado, otro concurso similar convocado por la Nasa se sald¨® con la victoria de dos agencias neoyorquinas que imaginaron habit¨¢culos de hielo en el que vivir¨ªan los marcianos del futuro. ?Pura ciencia ficci¨®n? Una compa?¨ªa holandesa Mars One busca 24 voluntarios entre 200.000 candidatos para mandar una primera misi¨®n a Marte, mientras que el millonario Elon Musk calcul¨® que los primeros humanos llegar¨¢n al planeta rojo en 2025. Sin ir m¨¢s lejos, el mismo Barack Obama estim¨® que el primer desembarco tendr¨¢ lugar "en los a?os 30" de este siglo.
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