Roald Dahl cumple cien a?os en plena forma
Nuevas ediciones y adaptaciones mantienen encendido el fuego de su obra un siglo despu¨¦s de su nacimiento
Un chico pobre recibe de su abuelo una tableta de chocolate por su cumplea?os, y en la otra punta del mismo universo un ni?o escapa de la muerte de sus padres a trav¨¦s de un melocot¨®n. Todos sabemos que se llaman Charlie y James, igual que sabemos que la joven con poderes telequin¨¦ticos se llama Matilda. Dentro del cuerpo de Roald Dahl (Cardiff, 1916- Oxford, 1990) palpitaba un tiz¨®n incombustible, un ascua que le llev¨® a obviar la universidad y hacerse explorador a los 18 a?os, a alistarse en la Royal Air Force inglesa a los 23, a enamorarse de lo primero que vio tras ocho semanas de ceguera despu¨¦s de sufrir un accidente de aviaci¨®n: su enfermera. Tambi¨¦n habitaba una fragua, de la que salieron personajes inolvidables que poblaron y pueblan millones de infancias. El pr¨®ximo 13 de septiembre se cumple un siglo del nacimiento de un hombre al que le gustaba trastear, y que nos ayud¨® a todos con sus libros a jugar un poco mejor.
Fue el escritor brit¨¢nico Cecil Scott Forester el que le incit¨® a escribir su primer relato, Pan comido, como consecuencia de sus experiencias en la guerra. Un relato maduro que inaugur¨® una escritura que ir¨ªa derivando hacia la literatura juvenil: Matilda, Charlie, Danny el campe¨®n del mundo... todos protagonizan lecturas primerizas sobre chavales ind¨®mitos y curiosos que se rebelan contra el orden kafkiano de los adultos. ¡°Sus personajes son una met¨¢fora que desactiva el mundo de los mayores, exponiendo sus contradicciones¡±, explica Gonzalo Puerta, experto en literatura infantil, que ve en los protagonistas de Dahl una pieza fundamental para conectar con los lectores m¨¢s j¨®venes. Pero aunque a la posteridad ha pasado como un escritor juvenil, no es esa la ¨²nica parte de su obra que podemos rescatar en su centenario.
Escritor adulto
Diego Moreno, editor de N¨®rdica, confiesa que una de sus metas cuando se meti¨® a editor era ¡°reivindicar la parte adulta de Dahl, un aspecto?del escritor eclipsado por su producci¨®n juvenil, pero a la que el propio autor daba mucha importancia¡±. De hecho, seg¨²n Jeremy Treglown, bi¨®grafo y editor de Dahl, una parte del escritor siempre se resinti¨® de haber alcanzado la fama como autor juvenil. Aunque son sus libros juveniles y sus protagonistas infantiles los que m¨¢s a fuego tenemos grabados en la memoria, el gal¨¦s es tambi¨¦n un prol¨ªfico autor de obra adulta que incluye tres novelas y varios escritos autobiogr¨¢ficos. Sus cuentos reunidos, 48 en total, los publica ahora Anagrama con motivo de su centenario. Tambi¨¦n N¨®rdica reedita juntos La cata y El librero, dos de los relatos de Dahl, acompa?ados de un op¨²sculo de la escritora estadounidense Joyce Carol Oates sobre el trabajo adulto del autor de Matilda.
Luces y sombras.
¡°Sus historias pueden verse como ingeniosas variaciones de los cuentos de los Hermanos Grimm¡±, escribe sobre sus cuentos Oates, que introduce a Dahl en la exclusiva lista de autores ¡°moralistas sat¨ªricos, que blanden el idioma ingl¨¦s como un instrumento quir¨²rgico con el que desollar, diseccionar y exponer la estupidez humana¡±. Sin embargo, la autora le recrimina a la obra breve del escritor un cierto viraje hacia la mec¨¢nica, explotadas ya sus experiencias ¨ªntimas en sus primeros relatos, llegando a compararlos con una m¨¢quina de cuentos manufacturados que aparece en un relato del propio Dahl. Es m¨¢s, Oates indaga en la psicolog¨ªa del escritor a trav¨¦s de sus escritos sobre mujeres, sexualidad reprimida o las experiencias sexuales de sus protagonistas de forma nada condescendiente, y reprocha que las mujeres de Dahl sean ejemplares especialmente grotescos. ?La se?ora Ponsonby, tan incre¨ªblemente bajita, achaparrada y r¨ªgida¡?; ?Abri¨® la puerta la mujer m¨¢s enorme que haya visto en mi vida. He visto mujeres gigantes en circos (¡) Nadie tan absolutamente repugnante ?. Oates llega a afirmar que estos retratos mis¨®ginos deben ser autorretratos del alma deforme de un mis¨®gino, ya que sacan a la luz una estremecedora repulsi¨®n que apenas es capaz de contener.
Hermano ilustrador
Si hay alguien cuya obra es indisoluble de la de Dahl, ese es el ilustrador brit¨¢nico Quentin Blake. "Ambos ten¨ªan mucho en com¨²n: eran maestros de un tono casi caricaturesco. Con cuatro pinceladas, Roald Dahl pintaba un personaje. Y con cuatro pinceladas, literalmente, Blake lo trasladaba al papel. Ambos eran muy ir¨®nicos, ¨¢cidos. Mordaces pero profundos. Por eso hac¨ªan tan buenas migas", cuenta Federico Delicado, que ha ilustrado el relato El librero (N¨®rdica). "Eran dos personas muy expresionistas, capaces de decir mucho con muy poco".
¡°Era como si lo que el escribiera fuera lo que yo dibujaba, el mismo grado de comedia y exageraci¨®n¡±, lleg¨® a decir Blake de sus colaboraciones. Tomando prestada la iron¨ªa del escritor, Blake lleg¨® a calificar a Dahl como ¡°peligroso¡±, por cuanto que trataba a los j¨®venes como a gente que supiera de qu¨¦ iba el mundo.
Roald Dahl nos daba chocolates, pero tambi¨¦n ten¨ªa mucho ¨¢cido en la sangre. Como dice un personaje femenino en el relato Mi querida esposa: ¡°Soy una mala persona. Igual que t¨² lo eres en secreto. Por eso nos llevamos tan bien¡±.
Cine
Si hay un autor moderno hermanado con el cine, ese es Roald Dahl. Adem¨¢s de convertir en guiones? dos de las novelas de Ian Fleming (Incluyendo, s¨ª, Solo se vive dos veces, de James Bond), y de que series como Suspense o Alfred Hitchcock presenta adaptaran algunos de sus relatos, la primera gran conversi¨®n de la obra de Dahl al cine fue, como no pod¨ªa ser de otra manera, Charlie y la f¨¢brica de chocolate. En 1971, el libro pas¨® (mutatis mutandi) a la gran pantalla como Willy Wonka & the Chocolate Factory. Dahl, decepcionado por el cambio de eje que se ejerci¨® en la cinta, dando m¨¢s protagonismo a Willy Wonka (El recientemente fallecido Gene Wilder) que al propio Charlie, se neg¨® a que se hicieran m¨¢s adaptaciones del libro mientras siguiera con vida (ya sin ¨¦l, lleg¨® en 2005 la versi¨®n de Tim Burton protagonizada por Johnny Depp).
Tras esa primera incursi¨®n llegar¨ªa Danny, el campe¨®n del mundo (protagonizada en 1989 por Jeremy Irons), Punto de ruptura (Telefilm de 1989), La maldici¨®n de las brujas (en 1990, con Anjelica Huston y Mr Bean), James y el melocot¨®n gigante (Dirigida por el director de Pesadilla antes de Navidad, Henry Selick, en 1996); Matilda (de y con Danny de Vito). Y, ya en este milenio, la mencionada Charlie y la f¨¢brica de chocolate o El Superzorro (Fantastic Mr Fox) que Wes Anderson dirigi¨® en 2009. Tambi¨¦n, Steven Spielberg adapt¨® El gran gigante bonach¨®n en la pel¨ªcula (Mi amigo el gigante) que acaba de caerse de las carteleras (y que ya tuvo en 1989 una primera adaptaci¨®n animada).
¡°De la opini¨®n del escritor de sus adaptaciones tenemos sus propias reacciones en vida: no le gustaron¡±, cuenta el cr¨ªtico de cine Jordi Costa. ¡°Pero, independientemente de lo contento o no que quedara con las adaptaciones, la verdad es que su originalidad perviv¨ªa. Por mucho que lo traicionaran los cineastas, algo queda, por eso creo que no hay adaptaciones que se puedan llamar malas de las obras de Dahl. Adem¨¢s, es curioso ver c¨®mo cineastas consagrados, como Tim Burton o Steven Spielberg, aportan su propia visi¨®n a su mundo. En el caso de Wes Anderson, ves perfectamente que es alguien que creci¨® ley¨¦ndolo: ves al superzorro, s¨ª, pero tambi¨¦n ves al propio Anderson de peque?o, leyendo El Superzorro. Es como si le devolviera el favor¡±.
Las pel¨ªculas que adaptan sus libros han recaudado m¨¢s de 750 millones de d¨®lares (660 millones de euros). Y de esos libros se han vendido m¨¢s de 200 millones de copias en todo el mundo. Son las cifras mesurables de toda una literatura, los n¨²meros de un escritor que a todos ha acompa?ado, y que 100 a?os despu¨¦s de nacer sigue, con sus luces y sus sombras, retorciendo el mundo de los mayores y dando alas suspicaces a los m¨¢s peque?os.
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