Los lobos de la guerra
Le pel¨ªcula es puro manierismo 'scorsesiano': una cr¨®nica formulada desde las carreteras secundarias de la amoralidad americana
JUEGO DE ARMAS
Direcci¨®n: Todd Philips.
Int¨¦rpretes: Jonah Hill, Milles Teller, Ana de Armas, Bradley Cooper.
G¨¦nero: thriller.
Estados Unidos, 2016.
Duraci¨®n: 114 minutos.
Basada en un art¨ªculo de Rolling Stone que madur¨® en forma de libro ¨CArms and the Dudes de Guy Lawson-, Juego de armas es una de esas pel¨ªculas levantadas sobre un sentido del montaje que imprime a su sucesi¨®n de planos la codiciosa cadencia de un fajo de quinientos d¨®lares filtrado a trav¨¦s de la m¨¢s veloz m¨¢quina contadora de billetes del mercado. Una de esas pel¨ªculas donde algunos estrat¨¦gicos planos congelados funcionan como enf¨¢ticos signos de puntuaci¨®n y, en reiteradas ocasiones, la c¨¢mara sigue fren¨¦tica la inhalaci¨®n de rayas de coca¨ªna magnificadas por el objetivo. Y, por si hiciera falta alguna pista m¨¢s para fijar la redundante naturaleza de sus formas, s¨ª, tambi¨¦n es una de esas pel¨ªculas presididas por una incesante y obsesiva voz en off en primera persona que hace constante bandera del cinismo como orgullosa se?a de identidad.
Juego de armas es puro manierismo scorsesiano: una cr¨®nica formulada desde las carreteras secundarias de la amoralidad americana que, c¨®mo no, acaba fijando su tema central en la incubaci¨®n y final eclosi¨®n del S¨ªndrome de Hubris de uno de sus protagonistas, en este caso matizado por la fr¨¢gil toma de conciencia (desarticulada o, por lo menos, comprometida en un concisa escena final) de la voz solista. Quiz¨¢ el art¨ªculo y el libro de Guy Lawson mantengan con la idea plat¨®nica del Nuevo Periodismo la misma relaci¨®n problem¨¢tica que este noveno largometraje de ficci¨®n de Todd Philips mantiene con el mejor Scorsese, pero lo que resulta bastante claro es que no estamos ante un caso de justa y respetable filiaci¨®n, sino de perezoso y mim¨¦tico simulacro.
Juego de armas cuenta, hiperboliza y distorsiona la historia real de los j¨®venes emprendedores Efraim Diveroli y David Packouz, que, aprovechando las zonas de ambig¨¹edad de lo legal y conform¨¢ndose, en un buen principio, con las migajas del negocio armament¨ªstico, se convirtieron en picarescos proveedores del ej¨¦rcito americano. Encarnados por Jonah Hill y Milles Terner, los personajes adquieren el aura de una pareja de clowns de barniz gonzo con los roles de Augusto y Carablanca mutados en una Amoralidad Americana XXL y un Relativismo ?tico de Triste Figura. La pel¨ªcula llega en una temporada que ya ha visto a otros consolidados directores de comedia ¨CJay Roach y Adam McKay- dar un ambicioso salto m¨¢s all¨¢ de sus registros: l¨¢stima que el viejo bagaje contracultural de Todd Philips ni se palpe en este traspi¨¦.
Babelia
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