Ra¨²l Ar¨¦valo tambi¨¦n sabe dirigir
Ar¨¦valo acaba de cumplir un sue?o aplazado: dirigir una trama propia, sin reservarse ning¨²n papel. Y le ha salido bien
TARDE PARA LA IRA
Direcci¨®n: Ra¨²l Ar¨¦valo.
Int¨¦rpretes: Antonio de la Torre, Luis Callejo, Ruth D¨ªaz, Ra¨²l Jim¨¦nez.
G¨¦nero: thriller. Espa?a, 2016.
Duraci¨®n: 92 minutos.
Me cost¨® asimilar cuando dej¨¦ de ser un ni?o que las pel¨ªculas no eran reales (bendita sea esa irrealidad) y que no las hac¨ªan los actores y las actrices, sino alguien que no aparec¨ªa en la pantalla y que recib¨ªa el t¨ªtulo de director. Las historias que nos contaban se le hab¨ªan ocurrido a los guionistas y la responsabilidad de que las im¨¢genes, los sonidos, las palabras, la m¨²sica, lo que ocurr¨ªa delante de nosotros lo que nos transmit¨ªan los interpretes, nos provocara sensaciones, enso?aci¨®n e identificaci¨®n emocional, le pertenec¨ªa a una persona a la que no vemos nunca, a esos invisibles arquitectos de la magia.
Y algunos de esos grandes magos como Alfred Hitchcock aparentaban desde?ar a los actores o tildarlos de reba?o al que puedes manipular, y otros confesaban que el trabajo de estos, su capacidad para hipnotizar a los espectadores, otorgar veracidad a sus personajes, era lo fundamental en el cine.
?Y qu¨¦ piensan los actores? Imagino que la mayor¨ªa de ellos aspira a realizar su trabajo con profesionalidad, a otorgarle vida, creatividad y atractivo a esa gente que ha nacido en la cabeza de otra persona, a intuir lo que desea el director o a seguir escrupulosamente sus ¨®rdenes. Supongo que acaban sabiendo muchas cosas de toda la maquinaria que hace posible las pel¨ªculas. Incluso pueden sentir la tentaci¨®n de dirigirlas ellos mismos, la necesidad de narrar historias propias.
Y puede ocurrir que descubran que no estaban tan dotados para llevar a buen puerto su apuesta, que lo de dirigir cine puede ser aun m¨¢s complejo que interpretarlo. Y siguen a lo suyo. En alg¨²n caso no les permiten la continuidad. Por razones atroces en el caso del eximio actor Charles Laughton. Dirigi¨® la l¨ªrica, tenebrosa y genial La noche del cazador. Fue un fracaso comercial. No volvi¨® a intentarlo.
Ra¨²l Ar¨¦valo es un actor joven, pero ya posee una filmograf¨ªa larga. A veces me gusta su trabajo, otras no. Y acaba de cumplir un sue?o aplazado: dirigir una trama propia, sin reservarse ning¨²n papel. Y le ha salido bien. Tarde para la ira es dura y realista, posee atm¨®sfera y un tono turbio y logrado. Los personajes huelen a calle y a supervivencia, los di¨¢logos y las situaciones son cre¨ªbles. Es una pel¨ªcula con olor y sabor, meritoria, con un director que tiene claro lo que quiere narrar y lo cuenta bien. Y existen momentos de desfallecimiento, pero ser¨ªa injusto cebarse con ellos. Es una primera pel¨ªcula que no lo parece, voluntariamente sucia, con una violencia que la sientes, que es real, habitada por gente que siempre lo ha tenido crudo, por traiciones y una venganza cocinada lentamente, con imposible final feliz para nadie.
Y Ar¨¦valo, que sabe mucho de interpretaci¨®n, ha escogido con mimo a su reparto, con un privilegiado olfato hacia los secundarios. La secuencia que m¨¢s me gusta transcurre en un gimnasio y la coprotagoniza un actor muy bueno, Manolo Solo. Interpreta con voz gangosa a un golfo profesional. Y me cuesta mucho identificar a este camale¨®n con el se?or que interpretaba al juez Ruz en B, la pel¨ªcula, sobre B¨¢rcenas, aquella terror¨ªfica pel¨ªcula que desgraciadamente no ha visto casi nadie. Con el excelente Antonio de la Torre empiezo a tener un problema y es que a un actor con muchos registros le encasillen desde hace tiempo en personajes atormentados, torvos, patol¨®gicos. Lo hace mod¨¦licamente, pero me empieza a asaltar la molesta sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu. Supongo que Ar¨¦valo continuar¨¢ dirigiendo. Sabe hacerlo.
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