El d¨ªa en que Par¨ªs estall¨® entre bombas
Bertrand Bonello muestra en 'Nocturama', pel¨ªcula rechazada en Cannes, c¨®mo un grupo de chavales siembra el caos terrorista en la capital francesa
Francia no est¨¢ para bromas sobre el terrorismo. Y el festival de Cannes decidi¨® en mayo que Nocturama, una pel¨ªcula que muestra c¨®mo un grupo de j¨®venes construye una tarde de terror y explosiones en Par¨ªs, no se proyectar¨ªa dentro del certamen, ni siquiera aunque detr¨¢s de las c¨¢maras estuviera Bertrand Bonello (Niza, 1968), uno de los ni?os bonitos de la cinefilia gala. Con la pel¨ªcula acabada se a?adi¨® adem¨¢s a la terrible lista de asesinados en Par¨ªs el pasado 13 de noviembre los muertos en Niza el 14 de julio. Nocturama rozaba caer el malditismo, pero finalmente se ha proyectado en los festivales de Toronto y San Sebasti¨¢n -donde concursa en la secci¨®n Oficial- y se estren¨® hace tres semanas en Francia. "En taquilla no ha ido muy muy bien, pero s¨ª hemos recibido el benepl¨¢cito de la cr¨ªtica", cuenta Bonello, voz siempre susurrante, antes de la presentaci¨®n en el Zinemaldia de su drama. "En cuanto a Cannes, bueno, yo estoy seguro de mi pel¨ªcula. He hecho lo que he querido y probablemente sea mi filme m¨¢s reflexionado".
Nocturama se divide un dos partes: en la primera el espectador asiste a la preparaci¨®n y ejecuci¨®n de cuatro atentados a la misma hora en diversas partes de Par¨ªs por parte de un grupo de chavales de muy distintas clases sociales y etnias. En la segunda, tras las explosiones que funcionan como bisagra narrativa, la banda se esconde de la persecuci¨®n policial en unos grandes almacenes, una decisi¨®n de guion discutible por il¨®gica y porque esos adolescentes pasan de ser personas con discusiones sobre teor¨ªa pol¨ªtica y terroristas cuasiperfectos a ni?atos de instituto de aspecto cool devenidos en v¨ªctimas. Hay momentos musicales, apuestas por una est¨¦tica Elephant -aunque sin la dureza moral de la pel¨ªcula de Gus Van Sant-, im¨¢genes repetidas de muerte. "Yo no juzgo, yo muestro", asegura el director de Casa de tolerancia y Saint Laurent. "Pero como se escucha en la pel¨ªcula, se ve¨ªa venir. Cuando empec¨¦ a pensar en la pel¨ªcula, en 2010, notaba una tensi¨®n tan grande que pens¨¦: 'Va a estallar algo'. Porque quer¨ªa hablar de un estado general m¨¢s que de un caso particular".
Sobre esa estructura, Bonello recuerda que cuando empez¨® el proyecto "toda la pel¨ªcula cab¨ªa en una hoja". "All¨ª estaban las dos partes, con todos los contrastes, la ambig¨¹edad... Dir¨ªa que la segunda parte complica la visi¨®n del conjunto, porque la primera es mucho m¨¢s lineal. El centro comercial donde se desarrolla el encierro casi devora a los personajes". En el fondo, ?todo el mundo puede matar? "Si se le sumerge en el estado y la atm¨®sfera adecuada...".Aunque rehuye en todo momento el yihadismo, no es la motivaci¨®n del grupo. "Porque mi pel¨ªcula es contempor¨¢nea, pero no habla de la realidad".
En Nocturama queda otro regusto sobre la barbaridad del capitalismo, m¨¢s bien del consumismo. "Ya no estamos en los a?os setenta, el mundo es m¨¢s complicado, yo no quiero dar mensajes. Sobre las marcas, pedimos permisos a 400 marcas para usarlas en la reconstrucci¨®n del gran almacen y 220 dijeron que no. Lo hicimos con las otras 180. Sobre los exteriores, a pesar del tono documental, rodamos con todos los permisos".
En Hombres armados, de John Sayles, en la selva el cami¨®n de la coca-cola llega hasta donde no se atreve a polic¨ªa, a territorios de la guerrila. En Nocturama, un chaval de los suburbios descubre que un maniqu¨ª de la tienda de lujo viste exactamente igual que ¨¦l. "Vivimos una ¨¦poca que puede producir el mismo deseo de consumismo que de terrorismo, y los dos juntos y a la vez. No olvides que mis personajes son ni?os".
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