Jim Henson o c¨®mo hacer magia con felpa y una bola de ping pong
TCM estrena un documental sobre el creador de los Tele?ecos por el 80 aniversario de su nacimiento
El 21 de mayo de 1990, unas 6.000 personas se reunieron en la Catedral neoyorquina de San Juan para despedir a un pionero de la televisi¨®n: Jim Henson. El funeral se convirti¨® sin quererlo en una de sus grandes creaciones. Sobre el escenario, Gonzo, Elmo, el Oso Fozzie y los Fraggle cantaban la canci¨®n favorita de su l¨ªder y mentor. Cinco d¨ªas antes, Henson hab¨ªa muerto repentinamente a los 54 a?os de una neumon¨ªa. Ir antes al hospital podr¨ªa haberlo salvado. "No hab¨ªa ni una persona con ojos secos", recuerda la marionetista Fran Brill. Pero all¨ª faltaba la rana Gustavo (conocido como Ren¨¦ o Kermit en Am¨¦rica), quien bajo su piel de felpa escond¨ªa el esp¨ªritu del creador de los Tele?ecos y Barrio S¨¦samo.
Fragmento del funeral de Jim Henson.
"Cre¨® algo de la nada", reconoce Chuck Dalaklis, director del documental Jim Henson: un mundo de fantas¨ªa que explora la vida profesional y personal de este adelantado a su tiempo que se estrena el s¨¢bado a las 22.00 en TCM, coincidiendo con el 80? aniversario de su nacimiento. "Todos los entrevistados coinciden en su honradez y amabilidad. Era un amigo, no un jefe. Nunca dej¨® de preguntarse c¨®mo hacer cosas nuevas". Dalaklis divaga por su desbordante creatividad, pero tambi¨¦n por sus claroscuros.
"Ya va a sonar la m¨²sica / la luz se va a encender / est¨¦n todos atentos / porque empieza nuestro show". Si hubiera que escribir la banda sonora de la vida de Henson, comenzar¨ªa con los energ¨¦ticos primeros compases de El Show de los Tele?ecos (Muppets, para los m¨¢s j¨®venes). La primera vez que sonaron, Henson sab¨ªa que hab¨ªa cumplido su sue?o. Invent¨® algo que nadie hab¨ªa imaginado antes: un programa de marionetas en horario estelar para j¨®venes y adultos.
Henson estaba llamado a ser revolucionario. Pero nadie crece con la idea de transformar un g¨¦nero y convertirse en el referente de su arte. Ni siquiera el visionario creador de Fraggle Rock y Dentro del laberinto, que naci¨® en una familia humilde del Misisipi rural que profesaba la ciencia Cristiana, bajo cuyas ense?anzas se neg¨® a hacerse revisiones m¨¦dicas. En su casa ni siquiera hab¨ªa televisi¨®n, as¨ª que cuando vio la primera pantalla, tuvo claro qu¨¦ quer¨ªa ser de mayor: una estrella del entretenimiento, un ni?o eterno.
Lo consigui¨®, sin embargo, de manera casual, cuando un anuncio de peri¨®dico le llev¨® por derroteros inimaginables. Su rostro nunca fue famoso para el espectador. "Nadie so?ar¨ªa con dedicarse a las marionetas", reconoce en una entrevista recogida en el documental, que incluye tambi¨¦n a su inseparable Frank Oz, el Blas para su Epi, la Peggy de su Gustavo. "No es f¨¢cil que hable de Jim. Eran un matrimonio", reconoce el director.
"Cada vez que llegaba al punto ¨¢lgido de su carrera, quer¨ªa ir un paso m¨¢s all¨¢", explica Dalaklis. Despu¨¦s de crear Barrio S¨¦samo, no quer¨ªa que sus Muppets se encasillaran para ni?os. Su objetivo era crear algo experimental y valiente. As¨ª, en 1976, naci¨® El Show de los Tele?ecos, un programa de variedades con un piloto titulado Sexo y drogas, casi como una provocaci¨®n para atraer a los adultos. Aunque segu¨ªan apareciendo ping¨¹inos cantarines y monstruos acr¨®batas. En cinco a?os de ¨¦xitos, n¨²meros musicales y sketches, el estudio se llen¨® de estrellas como Liza Minnelli, Johnny Cash, Julie Andrews o el reparto de Star Wars. Pero, despu¨¦s de brillar en horario de m¨¢xima audiencia, Henson necesitaba m¨¢s. Quer¨ªa triunfar lejos de los Muppets, como director de cine. Por desgracia, Dentro del laberinto, con David Bowie, y Cristal oscuro fracasaron en taquilla. Nunca supo que se convertir¨ªan en veneradas obras de culto. Aunque "nunca dud¨® de sus pel¨ªculas", apunta Dalaklis, eso hizo mella.
?Habr¨ªa seguido su reinvenci¨®n si Henson hubiera alcanzado los 80? Dakaklis lo explica: "Era un innovador. Nunca estaba satisfecho triunfando en un sitio. Pixar es su sustituto m¨¢s fiel, pero nadie conect¨® con j¨®venes y mayores como ¨¦l. El mundo se identific¨® con su universo de personajes. Y lo hizo todo con felpa y bolas de ping pong. Sent¨ªas su energ¨ªa, su humor, su tristeza...".
Y entonces lleg¨® Disney
Uno de los grandes retos de la vida de Henson fue cerrar la venta de los Tele?ecos a Disney. Las negociaciones duraron 15 a?os. Muri¨® antes de llevarlas a buen puerto. "Quer¨ªa dedicarse a su creatividad, no dirigir el gigantesco negocio que construy¨®. Pero todos los acuerdos de su vida hab¨ªan sido con un apret¨®n. El papeleo le llev¨® al l¨ªmite", recuerda Dalaklis.
Sus hijos ¡ªlos de carne y hueso¡ª sellaron el trato y produjeron una nueva generaci¨®n de pel¨ªculas como Los Tele?ecos en Cuento de Navidad. El a?o pasado los personajes volvieron a televisi¨®n con una comedia cruce entre el show cl¨¢sico y The Office. Fue un fracaso. "Quiz¨¢s el p¨²blico sepa m¨¢s de televisi¨®n y sea menos ingenuo, pero una emoci¨®n es una emoci¨®n. Todos buscamos historias que conecten. Sigue siendo imposible no emocionarse con It's not easy being green (no es f¨¢cil ser verde). Canta a todos: negros, bajitos o gais. Nos recuerda por qu¨¦ se metieron con nosotros".
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