Traves¨ªa de la duda
Victoria Camps sostiene en dos libros que vacilar es una forma de conocer. En '?Qu¨¦ es el federalismo?' no elude las consideraciones cr¨ªticas con el modelo que siempre ha defendido
Fernando Savater suele afirmar que la filosof¨ªa no est¨¢ para salir de dudas, sino para entrar en dudas. Me acordaba de su afirmaci¨®n leyendo una entrevista que le hicieron hace poco a Victoria Camps por Elogio de la duda. Pon¨ªa el entrevistador como premisa en una pregunta que la duda no era sexi. Admito el estupor que me caus¨® tal premisa, viniendo de alguien que se supone que tiene precisamente como oficio trasladarle dudas a sus entrevistados.
Tal vez el periodista se estuviera haciendo eco de un convencimiento por desgracia demasiado extendido, y del que son parientes pr¨®ximos todas esas actitudes que relativizan (cuando no obvian) la necesidad del cuestionamiento y la reflexi¨®n cr¨ªtica. Frente a todas esas actitudes, Victoria Camps lleva a cabo en su libro un recorrido por las vicisitudes de la duda a lo largo de la historia del pensamiento. Los autores con los que se va encontrando en su camino (de Plat¨®n a Rawls, pasando por Descartes, Spinoza, Montaigne o Witt?genstein) le sirven de apoyo para dibujar las dos orillas de la duda, esto es, las dos consideraciones bajo cuya luz hay que interpretar a aquella para reconocer todo su valor.
En primer lugar, la duda no implica ignorancia, sino conocimiento. Dudar de algo significa se?alarle a la reflexi¨®n un camino. De la misma forma que en los ¨²ltimos tiempos los comentaristas futbol¨ªsticos gustan de utilizar la expresi¨®n ¡°control orientado¡± para referirse al jugador que no solo se hace con el bal¨®n, sino que, en el mismo movimiento, inicia una determinada jugada, as¨ª tambi¨¦n de la duda filos¨®fica cabr¨ªa predicar su condici¨®n de ¡°duda orientada¡±, en la medida en que, al formular una interrogaci¨®n, empieza a dibujar una v¨ªa por la que la reflexi¨®n deber¨ªa proseguir.
En cierto modo de ah¨ª se desprende la segunda consideraci¨®n fundamental relacionada con la naturaleza de la duda, a saber, su condici¨®n limitada. La duda en modo alguno desemboca en la par¨¢lisis de la acci¨®n precisamente porque conoce sus propios l¨ªmites. La duda radical es capaz de dudar tambi¨¦n de s¨ª misma, precisamente porque se atreve a reconocer su condici¨®n instrumental. La duda no es un fin, sino un medio. En la medida en que constituye una herramienta para el conocimiento, de ella podr¨ªa decirse, parafraseando al Nietzsche de la Segunda intempestiva, que su valor se mide por su utilidad para la vida. De ah¨ª que quien de veras filosofa ni tiene miedo a dudar ni le asusta hacer propuestas. O tambi¨¦n: se atreve a poner en cuesti¨®n lo m¨¢s sagrado, de la misma manera que no teme afirmar que carece de sentido empezar de cero a cada rato.
La propia Victoria Camps, en el libro ?Qu¨¦ es el federalismo?, del que es coautora junto a Joan Botella y Francesc Trillas, proporciona un buen ejemplo de lo que significa esta actitud. Su decidida apuesta por el federalismo no elude las consideraciones cr¨ªticas respecto a un modelo que siempre ha defendido, aunque, eso s¨ª, las pone al servicio de la tarea constructiva que, en tanto que pensadora, considera pendiente. Porque, en la medida en que federalismo equivale a autogobierno y cooperaci¨®n (o gobierno compartido, si prefieren), su materializaci¨®n requiere de una serie de valores que se deben encarnar en actitudes: confianza, lealtad, solidaridad, responsabilidad, tolerancia¡ Es al servicio de este objetivo que se han de poner las herramientas legales y pol¨ªticas que algunos consideran la sustancia del federalismo: clara delimitaci¨®n de competencias, c¨¢mara de representaci¨®n territorial, ¨®rganos de cooperaci¨®n¡
Y es que dotarse de una estructura jur¨ªdica federal constituye condici¨®n necesaria, pero no suficiente, para actuar federalmente. Como escrib¨ªa el llorado Miquel Caminal, muy oportunamente citado por Victoria Camps, ¡°el federalismo no es solo un dise?o jur¨ªdico-constitucional; es una cultura pol¨ªtica necesaria para la vida y el desarrollo de las federaciones¡±. Quienes se obstinan en reclamar a los federalistas que expliquen hasta el ¨²ltimo detalle qu¨¦ significar¨ªa que nuestro pa¨ªs asumiera una l¨®gica federal parecen confundir un modelo de edificio, un tipo de construcci¨®n, con un piso-muestra decorado hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle. Ahora que lo pienso, quiz¨¢ necesitan saber tanto porque les de miedo dudar. Pues qu¨¦ quieren que les diga: considero mucho m¨¢s sexi, por volver a los t¨¦rminos del principio, avanzar en la construcci¨®n de una cultura federal. O, tal vez mejor dicho, de un ethos federal.
Elogio de la duda. Victoria Camps. Arpa. Barcelona, 2016. 173 p¨¢ginas. 16,90 euros
?Qu¨¦ es el federalismo?. Victoria Camps, Joan Botella y Francesc Trillas. Los libros de la Catarata. Madrid, 2016. 126 p¨¢ginas.15 euros
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