¡®1964¡¯, de David G. Torres: el a?o que Warhol mat¨® al arte
Un ensayo que toca mil teclas art¨ªsticas expone la sacudida que el mundo cultural experiment¨® a mediados del siglo XX. El terremoto lleg¨® desde distintos frentes con los Beatles, Susan Sontag, Umberto Eco o Andy Warhol
En el documental Beatles 64 se muestra la hist¨¦rica apoteosis de la Beatlemania durante su primer viaje a los Estados Unidos. Nada que no se haya contado millones de veces, pero nos gusta. Su primer concierto, en Washington, lo dieron en un recinto dedicado habitualmente al boxeo. Despu¨¦s de la actuaci¨®n de desplazaron a la embajada brit¨¢nica, donde se les ofreci¨® una recepci¨®n. En el documental se explica la incomodidad que sintieron los Fab Four porque el personal los trat¨® con desprecio. A Ringo Starr le cortaron un mech¨®n de pelo, Lennon se march¨® despotricando, Harrison casi rompe a llorar. Al recordarlo, McCartney se mea en la cara de esos se?oros peripuestos. ¡°?ramos chicos de clase obrera. Si te encuentras con gente pija, asumes que te van a menospreciar. Pero, ?sabes qu¨¦? Nos importaba una mierda. Trabajaban en una embajada y nosotros est¨¢bamos de gira tocando rock¡±. Ese ma?ana, en el tren que los hab¨ªa llevado desde Nueva York a la capital de Estados Unidos, un periodista le hab¨ªa preguntado a McCartney por el lugar que cre¨ªa que ocupar¨ªan los Beatles en la historia de la cultura occidental. Macca se r¨ªe, no puede tom¨¢rselo en serio: ¡°No es cultura, es diversi¨®n¡±. Mientras le¨ªa entusiasmado 1964. Cuando la cultura se convirti¨® en espect¨¢culo, de David G. Torres, aquel 11 de febrero me ven¨ªa cada vez a la cabeza.
No es el centro de un ensayo que toca mil teclas art¨ªsticas, pero hay una obra clave en la tesis que desarrolla: Apocal¨ªpticos e integrados, de Umberto Eco, que, como el m¨ªtico art¨ªculo sobre la cultura camp de Susan Sontag, se public¨®, claro, en el 64. El semi¨®logo italiano no se limitaba a distinguir entre los apocal¨ªpticos que se resist¨ªan a integrar pr¨¢cticas culturales en la cultura de masas, como si as¨ª estuviesen defendiendo la civilizaci¨®n ilustrada contra los b¨¢rbaros del consumo, y quienes lo asum¨ªan como el signo de los tiempos. Para Eco esa distinci¨®n hab¨ªa dejado de tener sentido. En tiempo de publicidad y televisi¨®n, con los mecanismos de reproducci¨®n de im¨¢genes y objetos perfectamente modernizados para problematizar la idea can¨®nica del Artista, la cuesti¨®n era la siguiente: ?c¨®mo mantener contenidos cr¨ªticos en la ineliminable sociedad del espect¨¢culo? Retomo con el caso que citaba en el arranque: el entretenimiento que eran los Beatles, m¨¢s all¨¢ de la diversi¨®n y a pesar de la mirada soberbia con lo que la gente repipi les segu¨ªa contemplando, ?pod¨ªa adquirir consideraci¨®n cultural? Esa pregunta se formul¨® en 1964 y ese a?o, como va mostrando David G. Torres en los casos que estudia, se empez¨® a responder en diversos lugares del mundo. De la Bienal de Venecia (con la entronizaci¨®n del Pop Art) a Los Angeles (con la exposici¨®n de Duchamp) pasando por Londres (donde los Who romp¨ªan la guitarra electr¨®nica para cerrar su show). De Valencia (donde surge el grupo Cr¨®nica) a T¨¢nger (con los alucin¨®genos flotando en el ambiente) hasta llegar a la meca de Nueva York, capital de la fase posthist¨®rica del arte.
Escribo lo de ¡°fase posthist¨®rica¡± como si fuese un catedr¨¢tico vestido de negro, pero se me baja la vanidad al reconocer que el concepto lo elabor¨® el cr¨ªtico Arthur C. Danto tras vivir una epifan¨ªa est¨¦tica: la exposici¨®n de Andy Warhol en la Stable Gallery, s¨ª, de 1964, donde expuso sus cajas de estropajos Brillo. Warhol, enlazando con Duchamp, est¨¢ en el centro y es central en el libro porque ese a?o, que para ¨¦l fue fren¨¦tico, redefini¨® la noci¨®n de artista sobre todo en aquella ciudad.
En un extremo urbano e ideol¨®gico una intervenci¨®n suya se cancelaba en un pabell¨®n de la Feria Mundial: un panel con los 13 rostros de los hombres m¨¢s buscados por el FBI. En otro extremo, en el Downtown, el movimiento Fluxus, en el que participar¨ªa Yoko Ono, reconectaba con Dada y s¨ª lograba crear al margen de la sociedad del espect¨¢culo. Y en el centro de Manhattan, que era un centro del mundo, Warhol cre¨® su centro de operaciones: Factory. ¡°Si Marcel Duchamp hab¨ªa aportado la idea de que los artistas trabajan con conceptos, Warhol aportar¨ªa la idea, que ya quedar¨ªa instalada en el sistema del arte, del artista como alguien que dirige proyectos¡±. As¨ª mat¨® al arte. Pero adem¨¢s, con las otras piezas de ese a?o, las de accidentes y muertes que revelaban el lado oscuro del American way of life, Warhol estaba descubriendo el camino para que el arte siguiese siendo el lugar de la cr¨ªtica.
1964. Cuando la cultura se convirti¨® en espact¨¢culo
Alianza, 2024
304 p¨¢ginas. 21,95 euros
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