Obsesiones, miedos y supersticiones
Isabel Bay¨®n se adentra en el mundo de lo sobrenatural con la direcci¨®n de Israel Galv¨¢n

Dju-Dju
Idea original: Isabel Bay¨®n, Israel Galv¨¢n.
Direcci¨®n y coreograf¨ªa: Israel Galv¨¢n.
Repetidor de baile y asistente coreogr¨¢fico: Marco de Ana.
Aparato: Pedro G. Romero.
Baile: Isabel Bay¨®n, Alicia M¨¢rquez, Nieves Casablanca.
Guitarra: Jes¨²s Torres.
Cante: David Lagos.
Clavicordio y ¨®rgano: Alejandro Rojas-Marcos.
Teatro de la Maestranza. Lunes 26 de septiembre.
La bailaora sevillana es una de las pocas detentadoras del secreto de un estilo acad¨¦mico que ha desarrollado hasta unas cotas expresivas plenas de belleza y plasticidad. Pero a veces, para una artista que se exige como ella, esos valores, por los que fue reconocida con el Premio Nacional de Danza, llegan a no ser suficientes. La b¨²squeda de nuevos retos le ha llevado hasta su paisano, el genial Israel Galv¨¢n, tambi¨¦n Premio Nacional, aunque en reconocimiento a unos m¨¦ritos distintos. En la obra que ha nacido de su encuentro, hubo que esperar casi una hora para ver bailar flamenco a Isabel.
A cambio de ello, Bay¨®n dedic¨® gran parte de su tiempo en escena a desarrollar un guion que bordeaba la danza-teatro contempor¨¢nea, si no, directamente, la performance. No cabe duda de que en el ejercicio ampl¨ªa su capacidad expresiva e incluso dram¨¢tica, llegando a lucirse con elementos muy distintos a los habituales en ella; como distinta es la propia obra, que se presenta algo deslavazada teatralmente, falta de dinamismo y de la necesaria tensi¨®n narrativa que debe atrapar a un espectador al que m¨¢s bien se le distrae con tanta ruptura esc¨¦nica y la inclusi¨®n de elementos que dudosamente aportan algo.
S¨ª lo aportan, desde luego, los m¨²sicos que, desde el foso de la orquesta, intervienen de manera fundamental en el prop¨®sito de la obra. Lo de ir vestidos con t¨²nicas o protagonizar pasajes de decidida comicidad resulta subsidiario. No lo es, en cambio, la diversidad de registros que abordan y, adem¨¢s, bordan de manera especial David Lagos y Jes¨²s Torres, haciendo gala de una enorme versatilidad y adaptabilidad: cuerdas y cantes deliberadamente alterados al servicio de una intenci¨®n dram¨¢tica que encuentra tambi¨¦n sus atm¨®sferas en las percusiones y en la variedad de teclados de Rojas-Marcos.

Ellos propusieron la banda sonora m¨¢s verdadera frente al conjunto de m¨²sicas grabadas que acompa?aron los miedos y supersticiones de los tres personajes en escena. Las pruebas eran las conocidas y t¨®picas: la sal, el espejo, la escalera y ¡ªentre otras m¨¢s de mal fario, la petenera. Fue ese el tiempo para el primer baile verdadero de Bay¨®n y, tambi¨¦n, para la ruptura de los elementos que lo enmarcan y que lo expresan: la ca¨ªda del tel¨®n, la aparente p¨¦rdida de tensi¨®n el¨¦ctrica (sala iluminada, escena a oscuras)¡ Nada sorprendente y s¨ª disruptivo, que fuera quiz¨¢s lo que se persegu¨ªa.
En el transcurso de una obra que se quiere transgresora, experimental y hasta traviesa, hubo momentos lucidos, como el baile por canti?as, jugoso y con tintes rancios, de Nieves Casablanca o el remate de Isabel Bay¨®n, metida en el rol de una cabra hisp¨¢nica extra¨ªda de la fauna de Rodr¨ªguez de la Fuente. Brillante y con fuerte presencia esc¨¦nica, Isabel pone cante y baile azalvajao, que dir¨ªa el insigne Tomasito, para concluir un espect¨¢culo pensado para no dejar indiferente a nadie. Algo que, sin duda, consigue.
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