Bacon y su obsesi¨®n por la carne y por sus maestros, Vel¨¢zquez y Picasso
El Guggenheim de Bilbao enfrenta en una gran exposici¨®n 50 cuadros del pintor irland¨¦s, algunos nunca vistos en Espa?a, y 30 de grandes artistas que le influyeron
Ni florecillas bonitas, ni arbolitos, ni escenas buc¨®licas. Nada de eso hay. Hay carne: m¨®rbida, ensangrentada, deseada, desasosegante, descuartizada. Tampoco enga?aba sobre sus prop¨®sitos Francis Bacon: ¡°Cuando veo un trozo de carne en la carnicer¨ªa siempre pienso que deber¨ªa estar yo¡±, afirm¨® en una ocasi¨®n el artista irland¨¦s y record¨® esta ma?ana Martin Harrison junto a un violento e impresionante tr¨ªptico, en el que algunos apuntan la figura del autorretrato del pintor. Esta obra, Tres estudios para una Crucifixion (1962), forma parte de la extraordinaria exposici¨®n que el Museo Guggenheim de Bilbao le dedica a Francis Bacon y a la influencia que ejercieron sobre ¨¦l algunos artistas espa?oles como Vel¨¢zquez, Picasso, Goya, El Greco, Zurbar¨¢n o Ribera. Harrison es el comisario de la muestra y editor del cat¨¢logo razonado de reciente publicaci¨®n del pintor nacido en Dubl¨ªn en 1909 y fallecido en Madrid en 1992.
No en vano, junto a ese tr¨ªptico se exhibe Cristo crucificado con un donante (1640), de Zurbar¨¢n. Y enfrente una de las cincuenta variaciones que Bacon hizo del retrato del Papa Inocencio X, de Vel¨¢zquez, incorporando ese grito de horror y p¨¢nico que tom¨® prestado de la pel¨ªcula de El acorazado Potemkin, de Eisenstein, de la reacci¨®n de la mujer cuando ve caer el carrito de su beb¨¦ en la famosa escena de las escaleras. No est¨¢ el original porque esa obra de Vel¨¢zquez no sale de la Galer¨ªa Doria Pamphili de Roma. Al parecer, Bacon se neg¨® a verla directamente y bas¨® su serie en fotograf¨ªas, en reproducciones.
¡°Era un tipo raro¡±, repiti¨® Mart¨ªn Harrison con iron¨ªa en alusi¨®n a Bacon, mientras mostraba las 50 obras del pintor y las 30 de otros grandes artistas, especialmente espa?oles, pero tambi¨¦n franceses o asimilados, que conforman la exposici¨®n Francis Bacon. De Picasso a Vel¨¢zquez, patrocinada por Iberdrola y abierta hasta el 8 de enero. Harrison insisti¨® en que tampoco hay que hacer mucho caso a lo que dec¨ªa Bacon, porque era ¡°muy camp¡±, le gustaba exagerar y epatar a la gente. Porque no es verdad, por ejemplo, que no le gustara el Guernica, de Picasso, explic¨® el comisario, aunque s¨ª es cierto que el periodo que m¨¢s apreciaba del pintor malague?o era el comprendido entre 1927 y 1933.
Picasso fue uno de sus grandes maestros. Proveniente de una familia de clase media-alta sin ninguna formaci¨®n ni vinculaci¨®n con el arte, Bacon decidi¨® ser pintor cuando, con 17 a?os, vio la obra del malague?o en la galer¨ªa Paul Rosenberg. En sus primeros cuadros se deja notar notablemente. El propio Bacon reconoci¨® el magisterio de un peque?o cuadro, expuesto en Bilbao, Figura femenina en una playa, de 1927, que es, en realidad, una llave f¨¢lica entrando en una cerradura.
Tampoco se ha salvado mucha documentaci¨®n de Bacon, como cartas o escritos donde hable de su pintura y de su obra. Sol¨ªa destruir toda su correspondencia. Y en las cartas salvadas por sus amigos, el artista s¨®lo se refer¨ªa a deudas que hab¨ªa saldado o deb¨ªa saldar por su afici¨®n al juego o ped¨ªa disculpas por su comportamiento en una noche de borrachera. "Ese es el privilegio del artista: ser intemporal. La pasi¨®n te mantiene joven, ?y la pasi¨®n y la libertad son tan seductoras!, Cuando pinto, no tengo edad. S¨®lo siento el placer o la dificultad de pintar", dec¨ªa Bacon. Hasta la d¨¦cada de los setenta, no logra un gran reconocimiento internacional. Y fue clave su gran exposici¨®n en Par¨ªs de 1971. Fue el primer artista vivo, despu¨¦s de Picasso, al que el Grand Palais le dedic¨® una retrospectiva.
¡°No encontrar¨¢n florecillas, ni arbolitos¡±, reiter¨® Harrison haciendo de cicerone en el paseo por las amplias salas del museo dise?ado por Frank Gehry, donde los enormes lienzos de Harrison no solo respiran estupendamente, como dicen los expertos, sino que incluso pueden hiperventilar. E incidi¨® en que, a pesar de lo que se pueda pensar del cuadro de la violaci¨®n anal (Figura tumbada en un espejo, de 1971, pr¨¦stamo del Museo de Bellas Artes de Bilbao), la obra de Bacon no es especialmente violenta.
S¨ª existencialista, agreg¨®, como se puede comprobar en buena parte de sus obras o en las afinidades electivas de este irland¨¦s, brit¨¢nico de adaptaci¨®n y afrancesado de formaci¨®n y cultura (era un ¨¢vido lector de Baudelaire y Proust y un apasionado de Degas, Manet o Seurat), que vivi¨® en Londres, Par¨ªs y M¨®naco y pasaba temporadas en Espa?a. Sent¨ªa tambi¨¦n verdadera admiraci¨®n por los dibujos y pinturas de Giacometti, del que se exhiben dos obras en la muestra, pero no por sus m¨¢s conocidas esculturas.
Una parte importante de la exposici¨®n se vio el pasado verano en M¨®naco (la Fundaci¨®n Grimaldi colabora en la organizaci¨®n), si bien esta selecci¨®n se centraba m¨¢s en la influencia francesa. El director gerente del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, y el presidente de Iberdrola, Ignacio S¨¢nchez Gal¨¢n, saludaron la exposici¨®n como una oportunidad ¨²nica para conocer algunas pinturas nunca vistas en Espa?a del creador.
Con pr¨¦stamos de diversos museos, entre ellos el Prado o el Pompidou, y de colecciones privadas la muestra de Bilbao incluye tambi¨¦n algunas rarezas en la trayectoria del pintor. Es el caso de una pintura pr¨¢cticamente abstracta. Se trata de uno de los escasos paisajes de Bacon, Mar, de 1953, un espl¨¦ndido lienzo con reminiscencias a Rothko. ¡°Pero ¨¦l odiaba que alguien le pudiera definir como expresionista¡±, apostill¨® el comisario.
Harrison rechaz¨® de plano la opini¨®n de que Bacon hac¨ªa arte abstracto desde su figuraci¨®n. ¡°No es verdad, tiene toda una iconograf¨ªa, y los p¨¢jaros forman parte de ella", adem¨¢s de sus amantes y los hombres de su vida. "El pinta figuras¡±, remach¨®. ¡°Bacon es un pintor figurativo, pero sus cuadros est¨¢n impregnados de ideas abstractas¡±, ha declarado, por el contrario, David Lynch, confeso admirador de Bacon, como otros muchos cineastas, pintores y artistas en general, cuyas obras son deudoras de la visi¨®n existencialista y descarnada del ser humano de un pintor cuya influencia no deja de crecer, al igual que la cotizaci¨®n de su obra.
Babelia
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