¡®Velvet¡¯ recupera el pulso (antes de morir)

Velvet nunca ha ocultado que en realidad no es mucho m¨¢s que un culebr¨®n bonito de ver. Ni siquiera hay rastro de la ¨¦poca hist¨®rica en la que se sit¨²a ¡ªen pleno franquismo¡ª m¨¢s all¨¢ de la moda que visten los personajes. Tampoco lo necesitaba para lo que pretend¨ªa. La historia de amor imposible entre Ana y Alberto ha aguantado cuatro temporadas (anoche arranc¨® la cuarta y ¨²ltima entrega). El asunto se podr¨ªa haber alargado, por supuesto: otros personajes, m¨¢s inconvenientes para la relaci¨®n, nuevas desgracias personales y laborales... Pero en Antena 3 y en la productora Bamb¨² saben que es mejor terminar a tiempo que estirar la historia como un chicle que ha perdido su sabor. Ya no hay mucha m¨¢s tela que cortar (parad¨®gicamente). Al menos, para dos protagonistas que, por otra parte, nunca fueron lo mejor de la serie.

En su regreso a la parrilla, Velvet ha vuelto a presumir de producci¨®n y a lucirse como el culebr¨®n que es. Reapariciones, personajes dados por muertos que volver¨¢n, malas y malos de libro... Y m¨²sica. Y vestidos bonitos. Porque de eso se trataba, de que la serie entrara por los ojos y enganchara, no tanto por su historia, que en ocasiones era m¨ªnima, como por sus personajes. En este caso, por sus personajes secundarios, muchos de los cuales merecer¨ªan tener continuidad en una serie independiente.

Despu¨¦s de una tercera temporada algo dispersa, el comienzo de la cuarta entrega ha recuperado el pulso y vuelve a enganchar al espectador usando de forma inteligente sus cartas. Por ejemplo, apuntando a un mayor protagonismo (y dramatismo) de Rita y Pedro. O a una renovaci¨®n en el conflicto dentro de las propias galer¨ªas con las nuevas ideas que trae Ana, ahora una dise?adora de fama internacional y que quiere introducir el?pr¨ºt-¨¤-porter en la tienda. Se incorporar¨¢n nuevos personajes, regresar¨¢ Alberto. Pero eso ya queda para otros cap¨ªtulos.

Velvet se marcha orgullosa de ser lo que es, un entretenimiento dirigido al p¨²blico femenino, una serie que incluso se puede seguir si uno se pierde alg¨²n que otro cap¨ªtulo, una producci¨®n cuidada, con la factura marca de la casa Bamb¨², que quiere irse por la puerta principal y no por la del callej¨®n por el que entran las costureras.