La acci¨®n devora al guion
Guionistas de Hollywood critican la pr¨¢ctica de construir las historias despu¨¦s de definir las secuencias de acci¨®n
Henry Jones Junior se detiene. Frente a ¨¦l, un ¨ªdolo dorado. En la mano lleva un saco de arena. En un instante, lo coloca en lugar de la joya. Pero algo va mal. El saco se hunde en el altar que lo sosten¨ªa. Se escucha un fragor. Henry, o Indiana Jones para los amigos, tiene que correr. Dardos venenosos, un salto al vac¨ªo y una bola gigante lo esperan en el futuro cercano.
Esa huida legendaria de En busca del arca perdida (Spielberg, 1981) encandil¨® a cr¨ªtica y p¨²blico. Y, de paso, tambi¨¦n a una nueva estirpe de guionistas y productores que entendi¨® la secuencia de acci¨®n como el primer ladrillo sobre el que construir una pel¨ªcula, por encima del guion. Hoy en d¨ªa, aquella idea ha degenerado en uno de los mayores males del Hollywood contempor¨¢neo. Gigantescos mecanos de saltos, ca¨ªdas, disparos y efectos visuales se han convertido en obligaci¨®n y punto de partida de cada proyecto.
2015 fue el a?o r¨¦cord de recaudaci¨®n en taquilla para la industria del cine, pero casi 16.000 de esos 34.000 millones de euros (un 47%) fueron acaparados por 25 superproducciones. Solo en Estados Unidos y Canad¨¢ ¡ªpara la industria son un mismo territorio¡ª se estrenan m¨¢s de 700 pel¨ªculas al a?o, seg¨²n la Asociaci¨®n Cinematogr¨¢fica de Am¨¦rica (MPAA). Y un tercio (34%) de los filmes m¨¢s taquilleros ya pertenece de forma estable al g¨¦nero de acci¨®n, en c¨¢lculos de The Economist. En los a?os treinta, apenas supon¨ªan el 4%. Esta dictadura del espect¨¢culo ha tenido un desagradable efecto secundario: tramas, personajes o sorpresas del guion son ya secundarios. El Sol copernicano en torno al que giran las tramas es la gran secuencia de acci¨®n.
¡°Los filmes hoy en d¨ªa se copian unos a otros en su estructura para cuadrar sus momentos de acci¨®n. Hay una an¨¦cdota clarificadora. Hace unos a?os, un amigo dirigi¨® una superproducci¨®n. Le pregunt¨¦ qu¨¦ tal iba el guion. Su respuesta fue: ¡®Bueno, todav¨ªa no hay ninguno. Estamos localizando las cinco secuencias de acci¨®n que tenemos pensadas por todo el mundo. Luego escribiremos el guion para pegarlas¡±, afirma David Hayter, guionista de X-Men 1 & 2 y Watchmen.
Si a Peter Briggs se le pide se?alar un culpable de que Hollywood funcione as¨ª, el guionista de Hellboy no duda un instante: Stanley Kubrick. ¡°Hay que llamarlo culpable con todas las letras, como responsable de la involuci¨®n narrativa de las superproducciones. Cuando Kubrick trabajaba con Brian Aldiss en A. I. [Inteligencia Artificial (2001), posteriormente terminada y dirigida por Steven Spielberg] dise?¨® un tipo de secuencia al que llam¨® non-submersible-units [las unidades indivisibles de una trama cinematogr¨¢fica]. Estos eran para Kubrick los siete u ocho fragmentos narrativos que, si los un¨ªas, te daban una pel¨ªcula¡±, explica Briggs.
'Titanic', el buen ejemplo
Cuando escribo una secuencia de acci¨®n de Lobezno, por ejemplo, tiene que construirse en funci¨®n de d¨®nde se encuentra el personaje en su arco dram¨¢tico y emocional. Debe surgir de manera natural de la historia, no venir impuesta. En muchas pel¨ªculas modernas, se lanza todo a lo bestia, explosiones, disparos, etc., sin que importe que haya un motivo para que est¨¦n ah¨ª. Y de esta manera la acci¨®n pierde sentido.
Titanic es un gran ejemplo de c¨®mo hacerlo bien. Jim Cameron construy¨® la pel¨ªcula para que, cuando llegara la gran escena del hundimiento, estuvi¨¦ramos completamente enamorados de los personajes y la historia que estaban viviendo. Esta es la forma ideal de hacer acci¨®n.
David Hayter, guionista de X-Men 1 & 2, Watchmen.
Esta idea ha encontrado en la adrenalina el pegamento ideal para el cine m¨¢s palomitero, seg¨²n este guionista. ¡°Star Wars refina la f¨®rmula. La idea es que cada 10 minutos, ?bang!, una secuencia de acci¨®n. Saltemos a 1995, la ¨¦poca de Tarantino, con te¨®ricos del guion como Robert McKee, Michael Hauge y Syd Field. Ellos comenzaron a establecer formalmente las reglas que hac¨ªan funcionar los guiones. Este enfoque anal¨ªtico influy¨® en la siguiente generaci¨®n. En la lista de los m¨¢s vendidos de Amazon te encuentra un superventas que b¨¢sicamente descompone en fragmentos las superproducciones de hoy en d¨ªa y anima a hacer una ingenier¨ªa inversa para poder montarte el tuyo¡±.
Pero no es solo una cuesti¨®n de imitaci¨®n e influencia en quienes ense?an guiones. El problema se agrava, seg¨²n Briggs, por la nueva generaci¨®n de ejecutivos de Hollywood que dominan las mesas donde se decide cu¨¢l filme vive y cu¨¢l muere. ¡°Esta filosof¨ªa de reglamentar el guion y producirlo en serie afecta especialmente a los productores ejecutivos. Estos chavales, porque ahora son chavales, han le¨ªdo los mismos libros y asistido a los mismos cursos que los guionistas j¨®venes. Y se han cre¨ªdo el cuento. Tienen hasta una lista de puntos por los que debe pasar tu guion que van comprobando mientras lo leen¡±. Para Briggs, independientemente de si el director o el guionista tienen peso art¨ªstico, es cada vez m¨¢s evidente que los taquillazos de Hollywood se replican a s¨ª mismos en sus estructuras y arquetipos de personajes para ¡°coser perezosamente¡± esas 10 p¨¢ginas de libreto hasta la siguiente escena de acci¨®n.
Las consecuencias se estiman desastrosas. Uno de los m¨¢ximos responsables de popularizar las secuencias de acci¨®n, Steven Spielberg, advert¨ªa as¨ª a los productores de Hollywood en 2013, acompa?ado por el otro impulsor clave del cine-palomita, George Lucas. ¡°Es un gran peligro y finalmente habr¨¢ una implosi¨®n. Tres o cuatro o incluso media docena de estas pel¨ªculas de megapresupuesto van a estrellarse y eso va a cambiar el paradigma¡±, afirm¨® en una conferencia para los alumnos de la Universidad de California del Sur. Posteriormente, se arrepinti¨® p¨²blicamente de la dureza de sus palabras aseverando que no quer¨ªa predecir la destrucci¨®n de la industria, sino la escasa longevidad que tendr¨ªa el g¨¦nero de superh¨¦roes y la necesidad de pel¨ªculas m¨¢s variadas.
Briggs y Hayter, sin embargo, se alinean con la profec¨ªa apocal¨ªptica de Spielberg. ¡°Es extremadamente peligroso lo que se est¨¢ haciendo. Las pel¨ªculas de hoy en d¨ªa se realizan por ingenier¨ªa inversa de filmes anteriores. El cine se devora a s¨ª mismo. Y el espectador se est¨¢ dando cuenta. Cada vez puede predecir con m¨¢s precisi¨®n c¨®mo continuar¨¢ la trama mientras ve la pel¨ªcula¡±, afirma Briggs. Hayter propone una alternativa: ¡°?Por qu¨¦ necesitamos hacer pel¨ªculas de 200 millones de d¨®lares? Es obsceno. Deber¨ªamos centrarnos en rodar historias hermosas que emocionen a la gente. La acci¨®n por la acci¨®n no nos lleva a ninguna parte. Lo que tenemos que cambiar es el marco mental de los productores. Convencerlos de que no es necesario hacer pel¨ªculas de este tama?o para triunfar¡±.
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