La forma de amaestrar una cabra
El director de cine le aprieta las tuercas a la l¨®gica hasta que, al pasarse de rosca, convierte en normal cualquier desprop¨®sito
Si un cineasta se toma varios orujos en una sobremesa con amigos y una vez adquirido el don de la ebriedad vuelve a casa, se sienta en un sill¨®n de orejas y m¨¢s o menos borracho le da por leer la primera p¨¢gina del G¨¦nesis y se decide a rodarla, puede que le salga una pel¨ªcula titulada Amanece que no es poco. Eso es exactamente lo que hizo Jos¨¦ Luis Cuerda. Quienquiera que fuera el guionista-creador de este perro mundo, seg¨²n la Biblia, lo hizo de la siguiente manera en solo seis d¨ªas: sobre el esp¨ªritu de las tinieblas que cubr¨ªa el abismo primero hizo la luz, luego con la luz cre¨® el d¨ªa y la noche, a continuaci¨®n separ¨® las aguas de la tierra de las que hab¨ªa en el firmamento, despu¨¦s cubri¨® la superficie del planeta de plantas arb¨®reas y de toda clase de animales, fieras y serpientes malignas sobre todo, y hasta el cuarto d¨ªa no se decidi¨® a fabricar el sol para que amaneciera cada ma?ana e iluminara lo que este artista consideraba su obra maestra: un hombre hecho de barro, de cuyo cuerpo, mientras dorm¨ªa, extrajo una costilla, la rellen¨® de carne y con ella cre¨® a la mujer a la sombra de un ¨¢rbol de fruta prohibida.
Parece ser que al cineasta Jos¨¦ Luis Cuerda le rondaba por la mente desde hac¨ªa tiempo este disparate y un d¨ªa decidi¨® trasladar por su cuenta el genio del G¨¦nesis a un pueblo de Albacete bajo la clave de un surrealismo manchego con el que adelant¨® por encima del cap¨® a sus maestros Azcona y Berlanga. Es l¨®gico que al final de la pel¨ªcula un cabo de la Guardia Civil, lleno de ira, disparara con toda la raz¨®n contra el sol naciente como si el amanecer fuera un contradi¨®s, que viene a iluminar esta jaula de locos que es la humanidad.
En esa pel¨ªcula, que ha pasado de ser escarnecida por los cr¨ªticos a convertirse en una obra de culto con itinerario tur¨ªstico incluido, Cuerda le aprieta las tuercas a la l¨®gica hasta que, al pasarse de rosca, convierte en normal cualquier desprop¨®sito, y una vez que el espejo c¨®ncavo provoca la primera carcajada te ves obligado a cre¨¦rtelo todo, que un personaje levite, que un cateto lea a Faulkner, que un labradora siembre hombres en la huerta y los riegue para que se desarrollen con la mitad inferior del cuerpo bajo tierra como arbustos humanos. No es nada raro. Esos hombres-arbustos existen y Jos¨¦ Luis Cuerda podr¨ªa ser uno de ellos si estuviera plantado en un jard¨ªn p¨²blico de Albacete como uno de esos bustos de prohombres que exhiben medio cuerpo encima de un pedestal mientras la parte de abajo nadie sabe ad¨®nde ha ido a parar.
De esa parte inferior de su biograf¨ªa saca Jos¨¦ Luis Cuerda sus historias incre¨ªbles, los aforismos surrealistas con que alimenta a sus seguidores en las redes. La mente de este creador se nutre a la vez de una escol¨¢stica clerical amasada con la sabidur¨ªa popular de las colleras de arrieros que cruzaban las tierras manchegas, un acervo cultural que recibe la savia de esa parte soterrada de su cuerpo donde permanece vivo el cepell¨®n del sexo.
Pese a su aire de un Pap¨¢ Noel risue?o que podr¨ªa llevar a cuestas un saco de regalos, Jos¨¦ Luis Cuerda tiene peligro cuando su lengua muy suelta pasa s¨²bitamente del ingenio a la c¨®lera, de la risa inteligente al l¨¢tigo de esparto ib¨¦rico con el que a veces fustiga las ruedas de molinos que de ni?o le obligaron a comulgar, la represi¨®n moral que soport¨® de joven durante la dictadura, la sumisi¨®n a que nos someten poderes invisibles.
Us¨® su talento pragm¨¢tico para apostar por Amen¨¢bar
Hubo un momento de gracia en que Jos¨¦ Luis Cuerda us¨® su talento pragm¨¢tico, que no es poco, para descubrir y apostar por el talento de un joven desconocido, que un d¨ªa se acerc¨® a uno de sus rodajes y con todo desparpajo se sent¨® en su silla de director y le pidi¨® que leyera un gui¨®n que hab¨ªa escrito. J¨®venes que repiten esta escena los hay a cientos, pero este se llamaba Alejandro Amen¨¢bar y su gui¨®n se titulaba Tesis, que Jos¨¦ Luis Cuerda se dispuso a producir con un ¨¦xito arrollador. Siguieron juntos hasta llegar al bombazo internacional de Los Otros, con Nicole Kidman. Un d¨ªa Amen¨¢bar le llam¨® por tel¨¦fono y antes de que hablara, Cuerda le dijo: ¡°S¨¦ lo que me vas a decir, que a partir de ahora ya no ser¨¦ tu productor. Aprovecho la llamada para darte las gracias porque me has hecho rico¡±. He aqu¨ª a un manchego sabio que se huele todas las tostadas. Despu¨¦s dirigir La lengua de las mariposas, extra¨ªda de un cuento de Manuel Rivas, fue conquistado por la locura galaica hasta el punto de echarse la mano al bolsillo para comprar una vi?a junto a la Ribera Sacra y convertirse en vinatero de uvas del Ribeiro. Adentrarse en el alma del vino es tanto o m¨¢s complicado que investigar los vericuetos del alma humana, pero no m¨¢s dif¨ªcil que amaestrar una cabra y hacerla subir a una escalera de mano, como hace Cuerda, tocando una trompeta abollada.
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