Pisando fuerte
Es posible tocar a Bach o a Beethoven en un piano moderno, pero todo cambia cuando se hace en un fortepiano
Los instrumentos cambian, las notas permanecen. La interpretaci¨®n musical ha vivido siempre sumida en esta disyuntiva en apariencia irreconciliable que, curiosamente, durante siglos no pareci¨® importar a nadie. Es posible tocar a Bach o a Beethoven en un piano moderno, por supuesto, pero todo cambia cuando se hace en un clave o en un fortepiano, los instrumentos para los que concibieron y en los que tocaron su m¨²sica uno y otro. Uno de los grandes legados del siglo XX fue imbuirnos la conciencia hist¨®rica: retrotraerse al momento original en que se compuso una obra, recuperar instrumentos y pr¨¢cticas interpretativas, nos descubrir¨¢ perspectivas ins¨®litas y, en muchos casos, el resultado final equivaldr¨¢ a esos cuadros bien restaurados que nos permiten, eliminadas las inevitables excrecencias acumuladas con el paso del tiempo, admirar de nuevo los colores y los perfiles originales.
Obras de Mozart, Beethoven y Schubert.
Kristian Bezuidenhout y Andreas Staier (fortepiano), Daniel Sepec (viol¨ªn) y Roel Dieltiens (violonchelo).
Fundaci¨®n Juan March, 5 y 12 de octubre.
La Fundaci¨®n Juan March ha comenzado su temporada musical con un ciclo dedicado al fortepiano, un instrumento de escucha mucho m¨¢s infrecuente que el piano moderno o, parad¨®jicamente, que el clave barroco, a pesar de que ¨¦l inspir¨® la totalidad del repertorio cl¨¢sico para teclado. El fortepiano debe su nombre a la posibilidad de graduar la din¨¢mica del instrumento en funci¨®n de la presi¨®n con que se pulsa la tecla, que incide directamente en el sonido producido por la percusi¨®n de los macillos sobre las cuerdas. Estas se pinzan, en cambio, en el clave, lo que no permite esos contrastes entre forte y piano. Y en los dos primeros conciertos del ciclo han venido a Madrid los que quiz¨¢ sean los m¨¢s destacados int¨¦rpretes actuales de este artefacto tristemente semiolvidado: el surafricano Kristian Bezuidenhout y el alem¨¢n ¡ªm¨¢s veterano y curtido en mil batallas¡ª Andreas Staier.
El primero se ha hecho un nombre como fortepianista puro, mientras que el segundo se dio a conocer antes como clavecinista. En Bezuidenhout todo es equilibrio, delicadeza, contenci¨®n. Toca con una relajaci¨®n que a veces se antoja incluso excesiva, pero resulta admirable la claridad cristalina de su articulaci¨®n, que se convierte en sus manos en un elemento sustancial de la m¨²sica. Posee una afinidad natural con Mozart, aunque su Sonata ¡°Pat¨¦tica¡± de Beethoven ¡ªplagada de detalles irrealizables en un piano moderno¡ª conoci¨® una versi¨®n m¨¢s subjetiva y no exenta de la emoci¨®n que dimana del riesgo.
Andreas Staier es mucho m¨¢s sangu¨ªneo que flem¨¢tico. Ha venido acompa?ado de Daniel Sepec y de Roel Dieltiens, otros dos veteranos de las batallas historicistas. Calentar motores con el Tr¨ªo op. 70 n? 2 de Beethoven, una obra esquiva como pocas, no es f¨¢cil, y la afinaci¨®n dubitativa de Dieltiens emborron¨® a menudo el conjunto. Pero las cosas mejoraron much¨ªsimo en el Tr¨ªo op. 99 de Schubert, en el que el todo se reequilibr¨® y asistimos a una sucesi¨®n constante de perlas en todos los ¨¢mbitos, de nuevo impensables en instrumentos modernos: articulaci¨®n, sonido, adecuaci¨®n estil¨ªstica, construcci¨®n de frases o contrastes din¨¢micos. Al o¨ªdo acostumbrado al moderno Steinway (un demoledor de sutilezas y diferencias), el mucho m¨¢s evanescente fortepiano le sonar¨¢ a poca cosa. Pero quien, falto de costumbre, consiga reprogramar su o¨ªdo, disfrutar¨¢ enormemente mucho m¨¢s all¨¢ del contraste b¨¢sico entre forte y piano. As¨ª lo ha hecho el p¨²blico que ha llenado ambos mi¨¦rcoles las dos salas de la Fundaci¨®n Juan March, que ha inaugurado su temporada pisando fuerte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.