Michael Moore dirige sus tanques hacia ¡®Trumplandia¡¯
El ¨²ltimo trabajo del pol¨¦mico cineasta es un mitin por Hillary Clinton que satiriza a los seguidores de Trump
Michael Moore azuza al p¨²blico: ¡°Hemos tenido un presidente negro durante ocho a?os, de acuerdo, hemos pasado por ello, pero si ahora tenemos ocho a?os a una presidenta mujer (¡) luego puede venir un gay de presidente (¡) ?Qu¨¦ ser¨¢ lo siguiente? ?Un transg¨¦nero¡? ¡±. ¡°Las mujeres ya no nos necesitan¡ ni para tener orgasmos, saben eso, ?verdad?¡±, y si Hillary Clinton llega a la Casa Blanca, ¡°meter¨¢n a los hombres en campos de internamiento¡±. Bienvenidos a Michael Moore in Trumpland, la pel¨ªcula que a tres semanas de las elecciones presidenciales parodia sin clemencia a los seguidores de Donald Trump. M¨¢s que ataques al republicano, hay una encendida defensa de Clinton. Y eso, viniendo de un izquierdista de pura cepa como Moore, sirve de aval ante los progresistas recelosos.
El de Moore es un cine maniqueo, militante y sesgado sin tapujos. Y la pieza que acaba de estrenar, un mon¨®logo grabado en un teatro de Ohio, constituye un mitin por Clinton en toda regla; un mitin, eso s¨ª, en clave de humor, en alg¨²n punto verdaderamente c¨®mico, como cuando una parte del p¨²blico ¡°mexicano o con aspecto mexicano¡± es tapiado por un muro; o cuando unas filas ocupadas por musulmanes ser¨¢n permanentemente controladas por un dron. ¡°Solo por tranquilidad¡±, puntualiza el director. Son dos dardos contra Trump, que ha amenazado con impedir la entrada a los musulmanes en Estados Unidos como medida antiterrorista, o que ha prometido construir un muro que separe al pa¨ªs de M¨¦xico y que, por supuesto, pagar¨¢n los mexicanos.
La pel¨ªcula, de una hora y 13 minutos, fue preestrenada el martes en un cine del Greenwich Village de Nueva York, y podr¨¢ verse tambi¨¦n en Los Angeles. Como ocurre en los m¨ªtines, el p¨²blico que aparece en la cinta parece ya mayoritariamente convencido. Y algo as¨ª destilaba tambi¨¦n la gente que ve¨ªa el filme este mi¨¦rcoles en el Village, cuyas risas coincid¨ªan casi siempre con las de la grabaci¨®n. A Moore acuden a escucharle los ya ganados para la causa.
Hay m¨¢s humor en el arranque del mon¨®logo, cuando Moore satiriza a los seguidores del candidato republicano a la Casa Blanca, probablemente porque es m¨¢s efectivo el chiste mordaz a la contra de alguien que en su defensa. Aunque tambi¨¦n resulta provocador cuando bromea con el suicidio de Vince Foster, un asesor de los Clinton cuya muerte dio para una leyenda urbana seg¨²n la cual los Clinton estar¨ªan maquiav¨¦licamente detr¨¢s de lo sucedido.
La pel¨ªcula se ha rodado en dos d¨ªas, a primeros de octubre, en un teatro del territorio Trump, una ciudad de Ohio llamada Wilmington, donde el controvertido candidato, si los sondeos no fallan, arrasa a lomos de la pobreza y la desafecci¨®n hacia los pol¨ªticos tradicionales. El propio Moore escribi¨® hace meses sobre ¡°las cinco razones¡± por las que el empresario ganar¨ªa las elecciones, pero cada d¨ªa tiene su af¨¢n.
A lo largo de su carrera, Moore ha dirigido sus tanques a la Asociaci¨®n Nacional del Rifle, a la familia Bush o a Wall Street. Al mismo tiempo, Capitalismo: una historia de amor, alab¨® a Obama y Sicko ensalz¨® la labor de Hillary Clinton por la reforma sanitaria de su marido, el presidente Bill Clinton. Esta vez, m¨¢s que atacar a Trump, los misiles se dirigen a sus seguidores, a Trumplandia. Pero, por encima de eso incluso, Moore hace campa?a por la candidata dem¨®crata.
Aunque ha apoyado a Clinton desde que fue nominada, la preferencia de Moore era el izquierdista Bernie Sanders, derrotado en las primarias. Moore viene de la Am¨¦rica castigada por la desindustrializaci¨®n. Naci¨® en Flint, una ciudad de Michigan con una mayor¨ªa de poblaci¨®n pobre, vecina de Detroit, que fue noticia en todo el mundo a principios de a?o por el esc¨¢ndalo del agua contaminada: se descubri¨® que muchos vecinos hab¨ªan enfermado por beber durante a?o agua contaminada por plomo porque el Gobernador ¨Cel republicano Rick Snyder- hab¨ªa decidido ahorrar dinero.
Para quien ha sido tan cr¨ªtico con Hillary Clinton, por su voto en la guerra de Irak o su cercan¨ªa con Wall Street, resulta chocante verlo comparar a la exsecretaria de Estado con el Papa Francisco, as¨ª como reclamar a la revoluci¨®n sanderista que arrope a la candidata.
Antes de optar por Wilmington, el cineasta acus¨® a otro teatro de Ohio de ¡°prohibir¡± su actuaci¨®n como acto de ¡°censura¡± ideol¨®gica, una queja que ha manifestado otras veces, contras otras entidades, por pel¨ªculas anteriores. El aroma a fruto prohibido resulta un gancho efectivo para la promoci¨®n de una pel¨ªcula, escoger para el estreno la recta final de las elecciones presidenciales, tambi¨¦n lo es.?
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