¡®Raving Iran¡¯: la vida clandestina de los j¨®venes que bailan house en el desierto
La alemana Susanne Meures presenta en el festival DOC Buenos Aires la cinta que grab¨® a escondidas
Jueves por la noche. Varios j¨®venes iran¨ªes se llaman por tel¨¦fono una y otra vez, comentan si hay polic¨ªa o no cerca y despu¨¦s de muchas dudas empiezan a llegar a un apartamento de Teher¨¢n. Cerca de la entrada hay una peque?a habitaci¨®n donde las mujeres se quitan con rapidez el velo y la ropa holgada y se quedan en minifalda y tirantes. Cruzan la puerta y entran en una fiesta de m¨²sica electr¨®nica similar a la que podr¨ªa celebrarse en cualquier otro lugar del mundo con la excepci¨®n de que siempre hay alguien cerca de la ventana. Si grita "polic¨ªa", en un abrir y cerrar de ojos desaparece de la vista la tabla de mezclas, el equipo de m¨²sica, la bebida y las j¨®venes corren a vestirse seg¨²n mandan las leyes isl¨¢micas del pa¨ªs. El documental Raving Iran presenta en el festival DOC Buenos Aires las vidas clandestinas de muchos j¨®venes iran¨ªes que desaf¨ªan intramuros el opresivo r¨¦gimen de los ayatol¨¢s.
"Ir¨¢n no es como los pa¨ªses europeos, donde los vecinos llaman a la polic¨ªa si le molesta el ruido. All¨ª nadie llama a la polic¨ªa. No dicen nada o quiz¨¢s van a la puerta y la golpean para quejarse. A¨²n as¨ª, la polic¨ªa aparece muchas veces. La mayor¨ªa de las veces solo quieren dinero, pero uno nunca sabe, puedes acabar en la c¨¢rcel", explica la documentalista alemana Susanne Regina Meures en Buenos Aires. Uno de los protagonistas de la cinta, Anoosh, es arrestado en una de estas fiestas, pasa dos noches en el calabozo y tiene que pagar una multa equivalente a unos 100 d¨®lares para quedar en libertad.
Por motivos de seguridad, el documental fue grabado con una peque?a c¨¢mara de turista y un iphone escondido en el bolsillo delantero de la camisa. De esa forma, la pel¨ªcula muestra los innumerables -y a menundo insalvables- obst¨¢culos que debe atravesar un m¨²sico para recibir el visto bueno de las autoridades y, en caso afirmativo, la posterior revisi¨®n minuciosa del material discogr¨¢fico que desee comercializar. Est¨¢ prohibida la m¨²sica occidental, est¨¢ prohibido el uso del ingl¨¦s, est¨¢n prohibidas un sinf¨ªn de im¨¢genes en la tapa de los discos... as¨ª que la mayor¨ªa de m¨²sicos j¨®venes ni lo intentan y optan por un circuito ilegal que incluye tiendas 'amigas' e internet.
Es el caso de Anoosh y Arash, una pareja de DJ conocida como Blade & Beard. Cansados de tenerlo que hacer todo en secreto, planean abandonar el pa¨ªs gracias a la invitaci¨®n recibida desde Suiza para tocar en el Street Parade de Zurich. Pero antes deciden hacer una ¨²ltima fiesta. ?
"No imaginaba que hubiese una vida paralela tan grande y que la poblaci¨®n hubiese encontrado tantas formas de luchar contra la represi¨®n. Al final consiguen hacer lo que quieren, pero es muy dif¨ªcil", dice Meures. Al momento se rectifica: "Hablaba de la gente en general, en el caso de los artistas que hacen m¨²sica, teatro, literatura, su vida es muy complicada porque no tienen ning¨²n tipo de libertad y les persiguen".
Cinco entradas a Ir¨¢n como turista
Una rave organizada en el desierto a las afueras de Teher¨¢n puede llevar hasta un mes de preparativos, que incluyen sobornos a las autoridades y una compleja red de complicidades que puede caerse en el ¨²ltimo minuto. Por eso, los invitados son solo amigos y amigos de los amigos y rara vez llegan al centenar. Meures descubri¨® estas fiestas electr¨®nicas en un art¨ªculo ingl¨¦s y despu¨¦s de varios meses de conversaciones bastante infructuosas por internet con DJs decidi¨® ir hasta all¨ª oficialmente en 2013 como turista "interesada en pasear e ir de compras".
Entr¨® y sali¨® del pa¨ªs cinco veces a lo largo del a?o y medio en el que trabaj¨® en el documental y cree que jug¨® a su favor ser mujer: "Te ven con esa sonrisa y piensan que no vas a hacer nada malo". A¨²n as¨ª tom¨® muchas precauciones. Despu¨¦s de cada escena grabada, sustitu¨ªa la tarjeta de memoria por otra con im¨¢genes tur¨ªsticas y se escond¨ªa la original en el sujetador para evitar que fuese confiscada por la polic¨ªa. El material grabado sali¨® del pa¨ªs en las maletas de estudiantes iran¨ªes con distintos destinos y despu¨¦s reunido en Zurich, la ciudad en la que reside actualmente Meures.
"Mi motivaci¨®n era poner voz y cara a esta generaci¨®n de j¨®venes iran¨ªes de los que tan poco conocemos. Ir¨¢n intenta dar una imagen de un pa¨ªs isl¨¢mico perfecto, pero hay una gran parte de la sociedad que no est¨¢ conforme con el sistema y creo que mostrarlo lo debilita", opina la cineasta. Qued¨® atrapada por el pa¨ªs y la lucha cotidiana de la gente por crear oasis de libertad en mitad de la represi¨®n, pero una vez difundido el documental, las puertas del pa¨ªs han quedado cerradas para ella.
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