El progreso ya no es lo que era
La globalizaci¨®n del mercado art¨ªstico ha descentralizado el monopolio de la oferta
Aunque un cuarto de siglo sea una cifra redonda como celebraci¨®n de un aniversario, un guarismo no encaja significativamente en ning¨²n relato hist¨®rico salvo como puntual memoria de un acontecimiento, lo que le desacredita por s¨ª mismo para establecer un balance panor¨¢mico, y, si se quiere, a¨²n m¨¢s, si la materia observable es el arte, que se manifiesta con mayor elocuencia en largos periodos. De todas formas, hecha esta imprescindible advertencia para ajustar el valor de lo que cabe decir al respecto en este entra?able cumplea?os, tambi¨¦n es cierto que cabe subrayar algunos aspectos que parecen estar caracterizando nuestra actualidad art¨ªstica, sociol¨®gicamente marcada por su completa mercantilizaci¨®n, como lo acredita la desaparici¨®n del fen¨®meno vanguardista. Remarcado p¨²blicamente este problema desde aproximadamente la d¨¦cada de 1980, la pugna desde entonces se ha ce?ido a un replanteamiento cr¨ªtico del escenario art¨ªstico, teniendo en cuenta que los moldes institucionales, las estrategias y las figuras que hab¨ªan protagonizado hasta hace poco su gesti¨®n parecen haberse cuarteado y sin que, por el momento, se atisbe estimulantes recambios alternativos. Sea como sea, tampoco conviene olvidar que el arte ha estado hist¨®ricamente mediatizado desde su origen por intereses espurios a¨²n m¨¢s exigentes que los del mercado y, no obstante, logr¨® sobrevivir, con lo que tampoco parecen adecuados los cantos de sirena apocal¨ªpticos, porque el arte siempre se ha reservado ¡°el poder de su no poder¡±, una bella paradoja que expresa su intr¨ªnseca capacidad libertaria e intempestiva.
Aparte de estas necesarias generalizaciones, en ese cuello de botella que llamamos actualidad ha habido s¨ªntomas concretos de una globalizaci¨®n del mercado art¨ªstico, que ha descentralizado el monopolio de la oferta, que, impulsada por los nuevos medios tecnol¨®gicos, ya no se ci?e a lugares concretos hegem¨®nicos, como Nueva York, siendo a este respecto muy notable la pujante irrupci¨®n del mundo asi¨¢tico, China, Jap¨®n y Corea del Sur, cuyos artistas emergentes compiten con los de los pa¨ªses occidentales. Por otra parte, junto con la multiplicaci¨®n exponencial de los museos y centros de arte contempor¨¢neo, las ferias y subastas internacionales han cobrado una ins¨®lita fuerza determinante en la orientaci¨®n del gusto p¨²blico, lo cual ha restado relevancia a las plataformas como las bienales y documentas, hoy casi al borde de convertirse en eventos tur¨ªsticos. Tambi¨¦n la circulaci¨®n de la informaci¨®n art¨ªstica a trav¨¦s de la Red ha ampliado un ilimitado intercambio, que rompe con los restrictivos cauces habituales.
En cuanto a la actividad art¨ªstica, hoy ya no se expresa a trav¨¦s de movimientos o grupos de sucesi¨®n alternativa, sino como tendencias que coexisten simult¨¢neamente. Por otra parte, como el arte cambia, pero no progresa, y, por tanto, las indeclinables innovaciones que produce individualmente se pueden dar en cualquier ramal de las tendencias coexistentes, entre las cuales tan solo podemos discriminar las que mejor impactan puntualmente entre la grey social y redondear con ello su autorretrato ideal. Hecha esta salvedad, est¨¢ claro que el componente de la tendencia hoy m¨¢s prominente es el pol¨ªtico, que transmite los mensajes cr¨ªticamente m¨¢s di¨¢fanos sobre los desajustes perceptibles del presente, como, por ejemplo, hacernos conscientes de las perversiones art¨ªsticas del mercado, las, en general, del capitalismo posindustrial, los fen¨®menos b¨¦licos imperialistas, el poscolonialismo, la ecolog¨ªa, el feminismo, la domesticaci¨®n solipsista de la era virtual o cualquier otra degeneraci¨®n de los ideales democr¨¢ticos en los que se han asentado nuestros valores. Esta tendencia pol¨ªtica, no obstante, no es reducible a la mera propaganda ideol¨®gica, porque, de ser as¨ª, como simple transmisi¨®n conceptual de mensajes, convertir¨ªa el arte en algo inane. Pero si el arte no puede ser solo pol¨ªtico, tampoco el que no lo es expl¨ªcitamente puede abandonar sus implicaciones ¨¦ticas, porque la misi¨®n art¨ªstica aut¨¦ntica suma sin jam¨¢s restar. De manera que vivimos ahora tambi¨¦n la pugna de ensanchar los horizontes de nuestra capacidad de significaci¨®n, lo que ha sido y es la misi¨®n del arte, que aspira a serlo todo menos una simpleza; o sea que: ?feliz cumplea?os!
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