William S. Burroughs, el ¨²ltimo gran maldito
¡°El escritor no debe pensar demasiado¡±, declara el autor a sus 80 a?os
Burroughs vive en una casa peque?a y modesta en Lawrence (Kansas). Los gatos, por los que tiene un cari?o especial, corren por el lugar. De las paredes cuelgan pinturas de su amigo Brion Gysin y algunas de sus obras. En la parte trasera de la vivienda hay un jard¨ªn y un peque?o estanque con peces, a los que Burroughs da de comer por las tardes. Nada m¨¢s entrar nos hace una demostraci¨®n de su agilidad: muestra un div¨¢n y, repentinamente, da un salto r¨¢pido, se tumba y con una pirueta se incorpora inmediatamente despu¨¦s. El acto tiene algo de extraordinario: es un juego, pero a la vez una prueba de su poder. A los 80 a?os, el rostro de Burroughs sigue duro y herm¨¦tico, y sus ideas y su escritura no han perdido un ¨¢pice de su proverbial acidez. En las librer¨ªas acaba de aparecer su nuevo libro, My education: a book of dreams.
Pregunta. ?De d¨®nde viene el t¨ªtulo de Mi educaci¨®n: un libro de sue?os?
Respuesta. Del primer sue?o que aparece en el libro y que escrib¨ª hace muchos a?os. Yo estaba ante el mostrador de una aerol¨ªnea en un aeropuerto donde hab¨ªa una mujer vestida con un uniforme gris. Delante de m¨ª estaban tres personas haciendo cola. Pero cuando llegu¨¦ a por mi boleto, la mujer me dijo: "?Usted no ha terminado todav¨ªa su educaci¨®n?". Y tambi¨¦n de un sue?o muy reciente, que es el ¨²ltimo del libro, y sucede en un tren en Inglaterra. Ten¨ªa hero¨ªna en un bolsillo del albornoz y pens¨¦: si me pillan en la aduana dir¨¦ que me tienen que soltar para poder terminar mi educaci¨®n.
P. ?Tienen esos sue?os relaci¨®n con ese espacio llamado interizona, mitad sue?o y mitad vigilia, que aparece en muchos de sus libros?
R. S¨ª, pero en el sentido de que creo que los sue?os son tan reales como la vigilia, si es que la vigilia tiene algo de realidad.
P. En diversos libros y cartas habla de las formas con las que la sociedad ejerce un control sobre los ciudadanos. ?Sigue creyendo que son v¨¢lidas?
R. Creo que solo se puede establecer un control real sobre un 20% de la poblaci¨®n, control que est¨¢ basado en el poder del ej¨¦rcito y la polic¨ªa. Nadie con mediana inteligencia espera controlar m¨¢s que ese porcentaje, porque simplemente no se puede. Pero los medios de comunicaci¨®n ejercen otro tipo de control m¨¢s sutil, y la guerra contra las drogas es, por ejemplo, un torpe y transparente pretexto para aumentar el control policial y militar. Creo que hay mucha gente que lo ve claramente. El aumento de las penas por delitos de drogas es igualmente una manera "perfectamente leg¨ªtima", desde un punto de vista legal, de atacar a un sector de la sociedad que tradicionalmente no sigue las pautas sociales. En realidad, la violencia est¨¢ cada d¨ªa m¨¢s extendida y permitida, lo cual proporciona una ventaja a los sectores que mantienen el control para imponer m¨¢s medidas que coartan la libertad.
P. Es decir, que la violencia es tolerada con fines espec¨ªficos
R. Por supuesto, es necesaria, obviamente, porque proporciona el pretexto adecuado para aumentar las medidas de control. Y ahora para caminar por cualquier lugar necesitas una pistola.
P. Pero ?el uso de la violencia como pretexto para imponer un Estado policial no remite a una forma de control f¨ªsico muy simple, demasiado obvio para nuestro tiempo?
R. Ciertamente, no hay nada sutil en ello, pero es as¨ª.
P. ?Es como la frontera en el viejo Oeste norteamericano?
R. Bueno, no exactamente. La tecnolog¨ªa moderna permite ahora que un tipo en un McDonald's de Tejas mate a 30 personas. Me refiero a la aparici¨®n de un nuevo tipo de violencia, la violencia sin sentido, al azar, que cada vez es m¨¢s frecuente. No es una violencia con un prop¨®sito, como en Irlanda, donde la motivaci¨®n es claramente pol¨ªtica. En muchos casos, estos asesinos en masa son guardias de seguridad. "El hijo de Sam" era un guardia de seguridad, y el asesino de McDonald's, tambi¨¦n.
P. Durante una ¨¦poca, usted estuvo interesado tambi¨¦n en las formas de control de poblaci¨®n ejercidas durante la historia, desde los faraones egipcios hasta los sacerdotes mayas. ?Hay paralelos con los actuales?
R. Bueno, siempre me ha interesado el estudio de los m¨¦todos por los cuales una minor¨ªa muy peque?a puede controlar a una gran mayor¨ªa. En el caso de los sacerdotes mayas, estos reun¨ªan el poder religioso y el poder pol¨ªtico de un rey. En las circunstancias actuales existe un sistema de dominio similar porque se utilizan y manipulan ciertas t¨¦cnicas para establecer y mantener un control sobre la poblaci¨®n en general. Si este control se tuviera que mantener ¨²nicamente mediante la fuerza ser¨ªa muy peligroso. Para eso est¨¢n los medios de comunicaci¨®n de masas.
P. Contin¨²a pintando?
R. No, ahora lo he dejado, porque he pintado mucho durante unos a?os y creo que tengo demasiado material. La pintura que he realizado ha sido una pintura autom¨¢tica; es decir, en general he pintado sin una idea o un prop¨®sito. Si el resultado me convenc¨ªa, entonces lo guardaba.
P. Y disparando con un rev¨®lver a botes de pintura o placas de madera?
R. No, pero s¨ª sigo disparando. En algunos casos sucede algo con una pintura que la hace interesante, y es algo que se nota. En los casos en los que el resultado no me convenc¨ªa, la destruyo.
P. ?De d¨®nde proviene la idea del libro Los siete pecados capitales?
R. Bueno, en realidad no es una idea original m¨ªa. Me ofrecieron el tema; es decir, escribir siete trabajos cortos sobre cada uno de los pecados capitales y acompa?arlos con pinturas m¨ªas. Y el resultado fue un libro de arte, verdaderamente bien producido y de gran tama?o, en el que las cubiertas originales son de metal y semejan una l¨¢pida, y dentro hay, adem¨¢s de mis textos, ocho obras: siete pinturas y una portada que es un pedazo de madera al que le dispar¨¦ con un rev¨®lver.
P. Recientemente grab¨® un disco con Kurt Cobain, el cantante de Nirvana que se suicid¨® hace poco. ?Cu¨¢l es su impresi¨®n de Cobain?
R. Bueno, me gustaba su m¨²sica y creo que era una persona con talento y tambi¨¦n problem¨¢tica. Pero se met¨ªa demasiada hero¨ªna y me sorprendi¨® su suicidio. Yo nunca, nunca, he contemplado la posibilidad de suicidarme.
P. ?Por qu¨¦ no? Mucha gente piensa que usted lo lleva intentando toda la vida.
R. No, en absoluto (risas). He llegado a los 80 a?os y contin¨²o fuerte.
P. ?Cu¨¢n satisfecho est¨¢ con el resultado de su ¨²ltimo disco, Spare ass Annie?
R. Creo que ha sido un buen trabajo en el sentido de que los textos que elegimos eran bastante buenos, y el trabajo musical de Hal Willner, del grupo Disposable Heroes of Hiphoprisy, ha sido estupendo. Ahora estoy grabando, tambi¨¦n con Hal, fragmentos de El almuerzo desnudo, pero es un trabajo m¨¢s largo, porque son dos horas y media de grabaci¨®n, para las que he seleccionado partes del libro, pero en este disco no hay m¨²sica.
P. ?Contin¨²a viendo a Allen Ginsberg o a Paul Bowles?
R. S¨ª, de vez en cuando veo a Ginsberg cuando voy al Instituto Naropa de Po¨¦tica Jack Kerouak, en Boulder (Colorado), y hablamos por tel¨¦fono con cierta frecuencia. En cuanto a Paul Bowles, estuvo en Atlanta hace unos meses para ser operado. Creo que ha sido una de las primeras veces que viene a Estados Unidos en 40 a?os. S¨¦ que han hecho un documental sobre Paul Bowles, pero no lo he visto ni tampoco vi El cielo protector [pel¨ªcula filmada por Bernardo Bertolucci]. Para m¨ª, el final del libro tiene mucha fuerza; alguna gente pensaba que era muy deprimente, pero creo que en la pel¨ªcula han utilizado una voz en off que narra el filme, lo cual, para m¨ª, es un artilugio que nunca funciona. El impacto del libro est¨¢ en las palabras, en la forma en que termina las frases; por eso tengo mis dudas sobre el filme.
P. ?Qu¨¦ escritores contempor¨¢neos le interesan?
R. En realidad, ahora leo poca literatura moderna. Estoy leyendo, eso s¨ª, muchas biograf¨ªas de escritores, como una estupenda sobre Jean Genet; luego he pasado a Scott Fitzgerald, Ermest Hemingway y Graham Greene.
P. ?Y entre los escritores hispanoamericanos?
R. Bueno, actualmente leo poca literatura extranjera, pero antes me interesaban Pablo Neruda, Camilo Jos¨¦ Cela, Juan Goytisolo, Carlos Fuentes.
P. ?Y de la generaci¨®n de escritores latinos en EE UU con los que usted estuvo cuando viv¨ªa en el b¨²nker, como Miguel Pi?ero, Miguel Algar¨ªn, Pedro Pietri, y daba lecturas en el Nuyorican Poets Cafe?
R. Recuerdo sobre todo a Miguel Pi?ero, que muri¨® de una sobredosis, porque siempre estaba con problemas. Me gust¨® su obra Short eyes, pero luego rob¨® cosas en la casa de un amigo y despu¨¦s no le volv¨ª a ver, aunque di lecturas varias veces en el Nuyorican Poets Cafe.
P. ?Qu¨¦ me puede decir de su encuentro con C¨¦line?
R. Creo que Kerouacy yo fuimos a visitarle en Par¨ªs y tuvimos una corta conversaci¨®n. Pero me parece un gran escritor que, como fue colaborador de los nazis, no ha sido reivindicado suficientemente. Ezra Pound tambi¨¦n era simpatizante de las ideas germ¨¢nicas y antijud¨ªo... Pero, para m¨ª, el dilema entre literatura y moral que se aplica a muchos escritores es intrascendente; creo que solo pueden ser juzgados por sus obras. La demonizaci¨®n de una persona literaria es una cuesti¨®n que depende de los vientos pol¨ªticos.
P. Sin embargo, en su libro de cartas, usted cuestiona qu¨¦ es un crimen o un delito, y para qui¨¦n lo es. ?Ha escapado usted a esa clasificaci¨®n moral y social?
R. El concepto de sociedad es una abstracci¨®n que no tiene sentido para m¨ª. El ¨²nico juicio que puedo hacer se refiere a la gente que he conocido. En cuanto a mis problemas con la polic¨ªa por drogas, hace 20 a?os que nadie me abre las maletas en una aduana. Creo que la ¨²ltima vez que me ocurri¨® fue en 1965.
P. ?Se considera usted un provocador en el tema de las drogas?
R. No, en absoluto. Nunca he hecho nada para provocar. Incluso cuando viajo, siempre me visto de forma conservadora, con traje y corbata, y no intento para nada provocar; ser¨ªa est¨²pido. Para qu¨¦ buscarme problemas. Afortunadamente, ni la polic¨ªa ni los aduaneros leen mis libros, y, en general, desconocen lo que hace la gente y no tienen forma de saberlo, a menos que uno se lo diga.
P. Pero sus libros tienen un contenido profundamente subversivo que va m¨¢s all¨¢ del uso recreativo de drogas; en muchos casos son una cr¨ªtica feroz a la sociedad y a los Gobiernos, un ataque a sus fundamentos m¨¢s profundos con la certeza y la frialdad de un francotirador.
R. S¨ª, pero como Jean Genet, que fue un protegido de Mitterrand y de gente del servicio de espionaje, yo tambi¨¦n he tenido admiradores en puestos altos. En mi caso fue Robert MacNamara, el exsecretario de Estado. Nadie molesta tampoco a Ginsberg, por ejemplo. Claro, si uno participa en protestas y marchas acabas fichado, pero a m¨ª nunca me han convencido esos eventos multitudinarios. Y en los a?os sesenta, yo estaba en T¨¢nger y no particip¨¦ en el movimiento de protesta y todo eso.
P. ?Qu¨¦ le parece el sobrenombre de el hombre invisible que le pusieron en T¨¢nger los espa?oles?
R. Perceptivo; soy invisible para las autoridades. Creo que es el mejor disfraz.
P. Durante una ¨¦poca, usted mantuvo una teor¨ªa que aseguraba que deteniendo el pensamiento se pod¨ªa incrementar la conciencia. Sigue pensando que es posible?
R. S¨ª, es una teor¨ªa similar a la que expone Don Juan en los libros de Carlos Castaneda, aunque nadie sabe si Don Juan existe mientras que los chamanes indios con los que yo he estado, como Black Elf, s¨ª son reales. Black Elf vive en Denver y es un hombre de gran poder. En realidad, yo he llegado a conclusiones similares por otros m¨¦todos, pero he de decir que nadie sabe qu¨¦ es la palabra; es una suerte de proceso, de virus.
P. ?Todav¨ªa sigue creyendo que las drogas o los chamanes pueden ayudar a conseguir un desarrollo de la conciencia?
R. Bueno, creo sin duda que algunos chamanes tienen verdaderamente gran poder, especialmente los indios americanos.
P. ?El acto de escribir es para usted una experiencia placentera o un proceso tortuoso?
R. Ni lo uno ni lo otro. Algunas veces es placentero; otras, no. Norman Mailer dijo no que yo fuera un genio, sino que era un escritor pose¨ªdo, a veces, por un genio, por algo que est¨¢ fuera de m¨ª. En algunas ocasiones, cuando tengo suerte, me llegan coherentemente grandes porciones de fragmentos narrativos. El escritor no debe pensar demasiado; es una especie de receptor, aunque creo que es m¨¢s dif¨ªcil serlo para un escritor que para ning¨²n otro artista, porque las palabras permanecen delante de ti mientras escribes. Pero creo que la escritura es mejor cuando menos haya de ti en ella.
P. A los 80 a?os de edad, ?se entiende usted a s¨ª mismo?
R. No, por supuesto que no. Un escritor nunca puede llegar a comprenderse; siempre se est¨¢ buscando.
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