El ¨¦xito fugaz, la danza y la agon¨ªa de una gran estrella
¡®La bailarina¡¯, de St¨¦phanie Di Giusto, resucita a Lo?e Fuller, icono de la Belle ?poque hoy olvidada por completo
Poca gente sabe qui¨¦n fue Lo?e Fuller. Y sin embargo, en el cambio del siglo XIX al XX fue una estrella tan amada como denostada. Bailarina de tard¨ªa carrera, nacida en Hinsdale (Illinois) en 1862, en la Am¨¦rica profunda, no comenz¨® con su arte hasta cumplidos los 30 a?os, y no se hizo famosa hasta que cruz¨® el Atl¨¢ntico y actu¨® en Par¨ªs en el Folies Berg¨¨re. Sus coreograf¨ªas se basaban en sus movimientos con enormes telas que mov¨ªan con palos enganchados a su cuerpo, y en el reflejo de luces de colores en esos vestidos.
Esa luz fue la que la encumbr¨®, diferenci¨¢ndola del resto, y esa luz ¡ªsu sempiterna petici¨®n de m¨¢s potencia el¨¦ctrica¡ª fue la que le dej¨® ciega. ¡°No hay im¨¢genes en movimiento de ella y pocos retratos¡±, cuenta St¨¦phanie Di Giusto, fot¨®grafa francesa, que un d¨ªa se cruz¨® con un retrato de Fuller. ¡°Era muy hermoso gracias al efecto ¨®ptico de un torbellino de gasa ¡ªuna tela habitualmente ligera¡ª con una mujer dentro. En realidad, parec¨ªa que ella levitaba. Sospecho que ella salt¨® en el momento del disparo. Me fij¨¦ y pon¨ªa ¡®Lo?e Fuller, icono de la Belle ?poque¡¯. Ni me sonaba. Le¨ª un libro sobre ella y me pens¨¦: ?c¨®mo se le hab¨ªa podido escapar ese personaje al cine? ?C¨®mo hab¨ªamos podido olvidarla?¡±. Realizadora de videos musicales y de publicidad, Di Giusto confiesa que el cine le ¡°inhib¨ªa¡±. ¡°Lo?e me dio la fuerza. Se convirti¨® en una misi¨®n, en mi misi¨®n¡±. Y as¨ª empez¨® La bailarina, que se estrena hoy.
De Fuller ha habido algunas exposiciones sobre su figura, poco m¨¢s. ¡°Los videos de Internet en los que aparece su nombre, en realidad son falsos. Si te fijas los protagonizan imitadoras. Ella se hart¨® de que le robaran las ideas, y se neg¨® a que la filmaran, a pesar su amistad con Edison¡±.
Hay m¨¢s. ¡°Fuller tuvo un destino novelesco, una mezcla de fragilidad y voluntad. Era una peque?a granjera estadounidense malvestida, nacida en el peor contexto para el arte... y acaba actuando en la ?pera de Par¨ªs¡±.
La misi¨®n de Di Giusto casi acaba por devenir en imposible. ¡°La preproducci¨®n par¨® dos veces. Un actor me dej¨® colgada a cuatro semanas de empezar a rodar... Pero nunca desfallec¨ª, no iba a tirar por la borda esos cinco a?os de trabajo. Puede que me impulsara cierta inconsciencia y la fe del debutante¡±. La bailarina rebosa de ecos al siglo XXI: el precio de la fama, la liberaci¨®n de la mujer... ¡°Porque es el combate de una mujer por lograr la libertad. Empez¨® ni siquiera gust¨¢ndose a s¨ª misma, y al final pudo mirarse a la cara. En el sufrimiento y en la adversidad nace la creaci¨®n¡±.
Pasiones y sufrimientos
Sus amor¨ªos tambi¨¦n aportan una fuente torrencial de pasi¨®n al guion. Entre ellos, su amiga y compatriota Isadora Duncan, un mito del ballet a¨²n hoy, que eclips¨® a Fuller y que la traicion¨®. Para ambos papeles, Di Giusto arriesg¨®: la cantante y actriz Soko da vida a Fuller; Lily-Rose Depp, la hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis, a Duncan. ¡°Soko tiene una feminidad fuera de la normal, alejada de lo que vemos en las revistas. Me gusta su aspecto punk, fuera de la norma; en su animalidad hay una gran sensualidad. Encima es una gran int¨¦rprete en cualquier campo: cine, m¨²sica... Entren¨® durante dos meses ocho horas al d¨ªa. Yo necesitaba esa verdad¡±. Las secuencias de los bailes hicieron sufrir a Soko. ¡°Se levantaba con dolores diarios. Bueno, es que el cuerpo de una bailarina sufre¡±.
No muy lejos de la magn¨ªfica tumba de Duncan en el cementerio parisiense de P¨¨re-Lachaise, en un nicho con un n¨²mero, ¡°al que le han robado su placa¡±, descansan los restos de Fuller. ¡°Espero haberle devuelto la fama a alguien injustamente olvidado¡±.
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